Síguenos
Hay trabajo Hay trabajo
banner click 244 banner 244
Juanjo Francisco

Y  con todos ustedes, el cuatripartito aragonés. En medio de un tremendo barullo nacional ocasionado por los sempiternos desencuentros entre Sánchez e Iglesias, la tensión generada en Navarra hasta la reciente investidura de la socialista Chivite con la anuencia de EH Bildu o la bacalada vivida en Madrid a cuenta de que si Cs acepta o no los postulados de Vox para proceder a apoyar a la candidata del PP al Gobierno de la Comunidad, van los aragoneses y, sin prisa pero sin pausa, consiguen la cuadratura del círculo con un acuerdo de cuatro partidos que ha dejado a más de uno boquiabierto.
El esqueleto que sustenta a PSOE-PAR-Podemos-Equo y CHA, más la anuencia de IU, es una lista de 132 medidas que han posibilitado el choque de cuatro manos. La primera baza que se jugó en la mesa negociadora la ganaron Lambán y, sobre todo Aliaga, que ha conseguido sacar al PAR de las catacumbas donde parecía abocado a vivir estos cuatro años. Esa maniobra de arranque hacia el cuatripartito actual es posible que haya causado y cause hemorragias internas en las filas regionalistas, pero el salto adelante es importante porque las crisis desde una posición de gobierno no son iguales a las vividas en la oscuridad de la oposición. Aliaga y su equipo resolverán .
Con las espaldas cubiertas por el PAR, el ya presidente aragonés mandó a los suyos a tejer hilos de unión con CHA, que no fueron difíciles, y con Podemos, el gran escollo a salvar. Con  PP y Cs anonadados, el acuerdo es un hecho y Aragón se dispone a vivir una etapa de gestión política que puede crear escuela. Tanto es el entusiasmo que se palpa que estos días se ha vuelto a hablar del Conde Aranda o de Fernando el Católico como ejemplos de grandes negociadores aragoneses en el terreno de la cosa pública. No será para tanto, desde luego, pero sí que hay un punto de excepcionalidad histórica en lo vivido, no en vano los otrora grandes mandatarios como José Ángel Biel (PAR) y Marcelino Iglesias (PSOE), bruñidores a su vez de otro pacto de los llamados entonces contra natura, han bendecido con sus opiniones el alarde político que se ha hecho patente en Aragón.
Conseguida, a diferencia de lo que pasa en el contexto nacional, la demostración aragonesa de la voluntad de pacto de los partidos políticos, toca ahora ponerse a trabajar, porque hay trabajo, no crean. Habrá más consejerías que en la legislatura pasada, sí, y lo que hace falta es que también se intente conseguir mayor presupuesto para practicar las políticas de los hechos, las que están en esas 132 medidas suscritas en el abrazo cuatripartito. El discurso de investidura que pronunció ayer Javier Lambán, en un tono claramente colaboracionista, institucional y nada frentista, invita a pensar que el futuro Ejecutivo va a intentar demostrar que cuatro partidos, con muchas cosas que los separan, serán capaces de aferrarse a las que les unen: todo sea por el bien de los aragoneses.