Síguenos
La vida loca La vida loca

La vida loca

banner click 244 banner 244
Elena Gómez

Antes de comenzar quiero dar las gracias a todos aquellos que me han enviado mensajes para darme ánimos en el momento de bajona. Algunos me han tildado de valiente pero nada más lejos de la realidad. La vida tiene un poco de cal y mucho de arena, así que la mía no iba a ser menos.

Dicho esto, y como lo prometido es deuda, voy a intentar mostrar la mejor de mis sonrisas. Tengo que confesar que, a pesar de las dificultades, soy una adicta a la risa descontrolada, las nuevas experiencias y las situaciones abochornantes. Todo dentro de mis posibilidades, claro… 

Bueno, a veces. Con los años se va apoderando de mí la prudencia y el respeto por el peligro, pero en mis años jóvenes alguna locura ha caído.

He bajado la calle Nueva a toda velocidad mientras un amigo iba agarrado los manguitos de mi silla de ruedas y patinando sobre los fangos vaquilleros. He sido manteada en un bar por los mismos amigos, con silla incluida. También ellos me han subido y bajado infinidad de veces las escaleras del café Bretón (qué tiempos aquellos), no estando ninguno de nosotros en condiciones de correr riesgos innecesarios.

Me he metido en el río de piedra de Orihuela del Tremedal solo "por cabezonada". Me he bebido medio Mediterráneo subida en un anfibio, un día de bandera amarilla. Y, por supuesto, he procurado ver todos los conciertos que he podido en primera fila y desgañitándome por mis artistas favoritos.

Me gusta sentirme viva, desafiar mis propios límites y demostrarme a mí misma que nadie tiene derecho a decirme lo que puedo hacer y lo que no. El tiempo ha ido cambiando aquellas gamberradas por experiencias más pausadas y cabales, y ahora procuro viajar mucho y disfrutar al máximo de lo que más me gusta.

Pero aún quedan sueños por cumplir. Lanzarme por la tirolina de Fuentespalda, montar en globo, hacer parapente, navegar en un velero, cruzar el charco, ver una aurora boreal o hacer un viaje espacial. Quién sabe, quizá no los consiga. O quizá el mundo también a mí se me quede pequeño.