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La Fiesta del Chopo Cabecero reconoce la implicación de la juventud rural en la preservación La Fiesta del Chopo Cabecero reconoce la implicación de la juventud rural en la preservación
Herminio Santafé tira una rama entre la expectación del público asistente a la exhibición de escamonda. M. N.

La Fiesta del Chopo Cabecero reconoce la implicación de la juventud rural en la preservación

El artista Darío Escriche recoge en Berge el título de Amigo del álamo trasmocho
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Son bien conocidos los aprovechamientos de sus ramas para vigas de casas y graneros, como leña para los inviernos serranos o incluso como forraje de los rebaños, pero la consideración de los chopos cabeceros como materia prima artística ha llamado poderosamente la atención del Centro de Estudios del Jiloca, que ayer concedió en Berge el título de Amigo del Chopo Cabecero 2019 al joven Darío Escriche, que ha hecho del arte contemporáneo con los árboles trasmochos de Fuentes Calientes su proyecto de final de grado de Bellas Artes.

Alrededor de 400 personas participaron ayer en la undécima Fiesta del Chopo Cabecero que este año el Centro de Estudios del Jiloca, en colaboración con el Ayuntamiento de Berge y la Asociación Cultural El Robadillo, llevó a la localidad bajoaragonesa, que cuenta con una espectacular ribera con centenares de estos viejos árboles a los que el paso de los años sin escamonda también pasa factura.

“Hemos querido poner el acento en la juventud rural, especialmente en estas generaciones que estamos viendo de chicos y chicas que tienen mucho compromiso con la cultura rural. Y de alguna manera lo hemos personalizado en la figura de Darío Escriche, un joven artista de Fuentes Calientes que integra los chopos cabeceros en su obra creativa” a modo de “land-art”, explicó el gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, Xabier de Jaime.

Bajo el título Escamondart, Escriche ha trazado un proyecto que pretende recuperar el chopo cabecero a través del arte contemporáneo. Él defiende que la diferencia entre esculpir una figura y escamondar no es tan grande, pues ambas quitan ciertas partes y permiten seguir viviendo al árbol. La iniciativa, que de momento tan solo es un embrión, trata de homenajear un estilo de vida, pues en Fuentes sin los chopos las generaciones anteriores no se habrían establecido, defendió ayer el recién licenciado en Bellas Artes durante la presentación de su proyecto en el antiguo horno de Berge. 

Fustes para vigas

Y es que son árboles que tuvieron “una función en la economía rural”, pues “eran los que proporcionaban los fustes para hacer las vigas de las casas, de las parideras, las majadas y los graneros hasta los años 50” del siglo pasado, explicó De Jaime en un paseo por la ribera del Guadalopillo, que encierra una sorpresa paisajística en base a numerosos álamos centenarios.

Y no proporcionaban vigas sólo en Teruel, sino “en un territorio muy amplio de la Cordillera Ibérica, desde Burgos hasta el interior de la provincia de Valencia”, por lo que “tuvieron un valor importante en la economía de los pueblos”, reiteró. Al tiempo, “eran una fuente de combustible que hoy es el único uso real que tienen”, más allá de servir de forraje en el Maestrazgo.

Rentabilizar los trasmochos

Si el ser humano retrasa la escamonda del chopo cabecero –lo ideal son ciclos de 12 años–, la cabeza es incapaz de soportar los casi mil kilos de madera fresca que supone cada gran rama y, con el centro de gravedad tan alto, cualquier vendaval acaba por abatirlas, abriéndose con frecuencia el tronco. En su afán por preservar esta especie, el Centro de Estudios del Jiloca propone algunas formas de rentabilizar la extracción de las futuras vigas, aunque “posiblemente esto requiera la mecanización, algo que se está haciendo en otras especies de árboles trasmochos     –aquellos que se obtienen cuando se corta el tronco por encima de dos metros del suelo y las ramas que se obtienen tras el rebrote son podadas regularmente– de otros países”, dijo el experto, que propuso aprovechamientos en biomasa.

Más allá de lo material, De Jaime planteó también sacar partido a los “valores culturales y ambientales” que proporcionan estos árboles. No en vano, el Gobierno de Aragón declaró en 2016 la Cultura del Chopo Cabecero en el sur de Aragón como Bien de Interés Cultural Inmaterial, y un año después dio luz verde al Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, una “figura de reconocimiento de valor extraordinario que tiene un territorio en el que, además, se aúna el patrimonio natural y lo cultural”. De modo que, propuso De Jaime, “tenemos que seguir avanzando en el redescubrimiento de estos gigantes que jalonan las riberas”.

Éxito de participación

El alcalde de Berge, Juan Antonio Lej, mostró su satisfacción por haber reunido ayer en la localidad a 450 personas. El Ayuntamiento solicitó organizar esta fiesta hace un par de años y ayer cumplió con un completo programa de actos que volvió a tener en la exhibición de escamonda de Herminio Santafé el acto central. Fue seguida por dos centenares de personas. Además, los niños  plantaron chopos en la ribera y se inauguró la exposición fotográfica del VI Concurso de Fotografía sobre el Chopo Cabecero y de dibujo infantil en el pabellón, donde más de 300 personas asistieron a la comida popular con acompañamiento de la Agrupación Coral Alcorisana. Después se entregó el título Amigo del Chopo Cabecero 2019 a Escriche y tuvo lugar una tarde musical con concierto de Bucardo Folklore Aragonés y Trío Davanna.

El presidente de la Diputación de Teruel, Manuel Rando, el director general de Ordenación del Territorio, José Manuel Salvador, y el presidente de la Comarca del Bajo Aragón, Luis Peralta, entre otras autoridades, apoyaron esta undécima fiesta con su presencia.

El Parque Cultural del Alto Alfambra da pasos en firme

Infraestructuras como la Ruta Etnobotánica de Allepuz y el Pequeño Recorrido entre Jorcas y Aguilar del Alfambra comienzan a consolidarse entre los amantes de la naturaleza, expertos ambientalistas y recursos didácticos de colegios e institutos que comienzan a comprender que el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra “es una oportunidad para interpretar la historia y el aprovechamiento de los recursos naturales de una manera muy original”, expuso De Jaime.

“Dentro de que los inicios siempre requieren de tiempo y continuidad, debemos decir que especialistas de España y otros países están descubriendo la singularidad de estos paisajes del Alto Alfambra en el conjunto de los paisajes rurales europeos”. De hecho, en marzo se celebró un congreso internacional con reconocidos especialistas en Aguilar y Galve sobre el valor cultural de los árboles trasmochos.

Por otra parte, “la población local, a través de los colegios, asociaciones culturales e institutos”,comienzan a acercarse al Parque, que se complementa con otros bienes culturales como la paleontología y el patrimonio de Ababuj, Allepuz, Aguilar de Alfambra, Camarillas, Cedrillas, Galve, Gúdar, Jorcas, El Pobo y Monteagudo del Castillo.

De Jaime destacó los extensos páramos como contrapunto de los “largos oasis con miles de chopos cabeceros monumentales”.