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El abismo El abismo
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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias todavía no han logrado los apoyos necesarios para su gobierno de coalición, pero los videntes ya nos han contado lo que va a pasar.

Unos aprovechan la bajada de la Bolsa -lógica y normal en un momento de incertidumbre política- para decirnos que vamos camino del abismo económico y que este país se va a quedar hecho unos zorros.

Otros, que hace solos seis meses tuvieron la oportunidad de entrar en el Gobierno y aplicar sus medidas, aseguran que el populismo nos dirige hacia el caos y que nos vayamos preparando para lo peor.

Los extremistas van más allá y hablan de cartillas de racionamiento y de que no hay ningún tren más importante que la unidad de España, intentando convencer a las formaciones territoriales que están en el nuevo Congreso para que no apoyen al lobo que se nos va a comer vivos.

Y luego están los periodistas y analistas de ‘Madrid’ que echan gasolina al fuego, diciendo que el Gobierno PSOE-Podemos va a tener que pagar peaje para sumar los votos de gente de provincias como los de Teruel, los cántabros, los gallegos o los canarios.  Esos mismos periodistas y analistas nunca fueron tan beligerantes ante el injusto reparto del dinero entre territorios, siempre favoreciendo al que más daba al gobierno de turno y, sobre todo, a las zonas más ricas y pobladas.

Todos estos vaticinios los veo con mucha distancia, probablemente porque soy aragonés, un territorio donde jamás ha habido mayorías absolutas y donde siempre ha habido que hacer encaje de bolillos para llegar al Pignatelli. Aquí, en Aragón, tenemos desde el verano un gobierno cuatripartito, cada uno de su padre y de su madre y, que yo sepa, no estamos en ningún precipicio.

Aquí, en Aragón, gobiernan los socialistas con el apoyo de Podemos, Chunta y Partido Aragonés, algo nunca visto hasta ahora en ningún sitio.

Así que menos anuncios catastróficos y más paciencia. Si PSOE y Podemos logran los apoyos, que se pongan a trabajar lo antes posible. Y ya habrá tiempo de criticar o alabar sus políticas. De momento, lo mejor es no hacer mucho caso a los videntes que nos ven asomados al abismo.