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Gonzalo Montón, profesor, fotógrafo y crítico de cine turolense: “Entiendo la fotografía como algo intuitivo; el instinto te proporciona el instante” Gonzalo Montón, profesor, fotógrafo y crítico de cine turolense: “Entiendo la fotografía como algo intuitivo; el instinto te proporciona el instante”
El turolense Gonzalo Montón, a la izquierda, junto a Javier Sanz

Gonzalo Montón, profesor, fotógrafo y crítico de cine turolense: “Entiendo la fotografía como algo intuitivo; el instinto te proporciona el instante”

Gonzalo Montón y Javier Sanz publican ‘A palabras luz’, obra que combina imagen y prosa poética
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Ni el turolense Gonzalo Montón ni el madrileño afincado en Zaragoza Javier Sanz son autores al uso, y entre los dos solo podrían haber dado a luz una obra atípica y de difícil definición, como casi todas las golosinas de papel. A palabras luz es un capricho creativo de ambos, una fuente de inspiración para fotógrafos y poetas sin mayor ambición que ocupar un espacio pequeño pero genuinamente auténtico y original. Y a fe que lo consigue.

-¿Qué es ‘A palabras luz’?

-Es un proyecto que teníamos pendiente Javier Sanz, un antiguo compañero de estudios, y yo. Desde hace como diez años siempre que nos veíamos hablábamos de que nos apetecía autoeditarnos un libro en el que colaboráramos ambos, yo poniendo las fotografías y él los textos. Nos lo ha editado Javier Cinca de Libros del Rescate, que de vez en cuando colabora con publicaciones de autor y cosas así, atípicas. Y en síntesis, A palabras luz es la fusión de textos e imágenes, en principio sin una unidad argumental clara, pero todos con vocación poética y surrealista.

-Los textos no están escritos para las fotos, sino que están adaptados, porque forman parte de una novela del principio Javier Sanz, todavía inédita. En este sentido, ¿cómo ha sido el proceso creativo?

-Javier me explicó qué quería buscar en las fotografías, que tenía que ver con los personajes callejeros, los mimos, los músicas, miradas, esperas de la gente en la calle, fotografías ubicadas por la calle y que dieran que pensar en la historia que tenía detrás, en lo que pensaban, lo que hacían y de dónde venían las personas que aparecen. Yo le propuse unas 150 fotografías que en mi opinión cumplían este requisito, y luego él seleccionó en torno a 60, que son las que más o menos aparecen en el libro, y las reunió en seis capítulos, cada uno con su texto. 

-¿En qué época y en qué momentos están realizadas las imágenes que aportas?

-Hay de todo. Hay muchas que están tomadas durante viajes de estudios de mis alumnos, otras en viajes propios, muchas de ellas en Teruel... Lisboa, Roma, Turín, Nápoles o Palermo, por ejemplo. Y en cuanto a la época están realizadas durante los últimos diez años, desde que comencé a tirar fotos con réflex digital.

-¿Antes de 2008 tiraba con química? ¿Era de los nostálgicos?

-Sí. También tiraba con compactas digitales, pero me gustaba la fotografía química, me revelaba los carretes y es un proceso precioso. Sin embargo era muy costoso y lento, y la fotografía digital ofrecía tantas ventajas y tanta rapidez que, aunque al principio fui un poco reacio, terminé metiéndome de lleno en lo digital.

-¿Cómo entiende la fotografía?

-Como intuición. Me gusta llevar colgada la cámara siempre y cuando algo te impulsa a fotografiarlo hacerlo rápidamente. Trato casi siempre de experimentar, y aunque tienes reglas metidas en la cabeza, como los tercios, las proporciones o la sencillez en la composición, prefiero captar imágenes improvisadas, que el instinto te lleve a capturar el instante. A mí interesa más eso que hacer fotografías muy pensadas y elaboradas, porque hoy en día ya hay muchísima gente que hace fotos preciosas y técnicamente perfectas. 

-En el 95% de las imágenes de ‘A palabras luz’ aparece el factor humano. ¿Eso le define como fotógrafo?

-Normalmente sí, pero no siempre. Siempre que puedo pido permiso a la gente para fotografiarla por la calle, y si le conozco o es posible le regalo una ampliación, pero otras son robadas. Me encanta observar a la gente en las calles, fotografiarlas en un momento determinado y reflexionar sobre la historia que tiene esa persona, sobre lo que hacía antes, durante y después de la fotografía. En cualquier caso eso sí que son fotos irrepetibles. 

-¿Entiende la fotografía como un arte separado del cine, otra de sus grandes pasiones? ¿O es inevitable entremezclarlas?

-Lo mezclo y a veces me vuelvo loco. En muchos viajes simultaneo la fotografía con el vídeo en la misma cámara, porque luego edito vídeos, y llega un momento en el que no sé muy bien lo que estoy haciendo. Pero es que el vídeo y el cine es enorme, puede integrar imagen en movimiento, fotos fijas, diálogos, texto, créditos... Es un arte total. 

-¿Quien tiene sensibilidad para el cine la tiene para la fotografía, y viceversa?

-Posiblemente. La prueba está en Carlos Saura, o en el propio Pedro Almodóvar, que ha hecho unos proyectos fotográficos muy interesantes. A mi me gustan las dos desde pequeño. Son artes fáciles de fusionar, que se combinan y complementan.