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Nacho Hernández, párroco de Albarracín: “La fe es hoy algo puntual y extraordinario, hay que propiciar que se normalice” Nacho Hernández, párroco de Albarracín: “La fe es hoy algo puntual y extraordinario, hay que propiciar que se normalice”
Imagen de Nacho Hernández colocada en las marquesinas de Zaragoza

Nacho Hernández, párroco de Albarracín: “La fe es hoy algo puntual y extraordinario, hay que propiciar que se normalice”

La imagen del cura nacido en Monreal forma parte de una campaña de la Iglesia en Aragón
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Cruz Aguilar

Nacho Hernández es cura desde hace 23 años y lleva dos en Albarracín. Antes estuvo en Montalbán, Cantavieja y Guadalaviar, además de que es nacido en Monreal del Campo, lo que lo convierte en un gran experto en esa España Vaciada que ahora está tan de moda. Pero no es un párroco al uso, no se limita a atender a los parroquianos –casi siempre mujeres– que acuden a escuchar sus sermones, sino que intenta ser un hilo más del tejido social en el que se mueve. Quizá por eso la Iglesia ha elegido su historia como ejemplo del trabajo que realiza la institución en Aragón y su cara ocupa marquesinas y autobuses en la capital aragonesa.

-¿Por qué surge esta campaña de la Iglesia Católica?

-Busca visibilizar el trabajo que hace la Iglesia de forma anónima, lo que no se da a conocer en los medios. Se han buscado seis historias diferentes y una de ella es la mía, como cura del medio rural.

-Teruel es muy extenso, la población cae en picado y también cada día hay menos religiosos. ¿Es sencillo para la diócesis cuadrar curas y territorio?

-Es difícil porque cada vez estamos menos curas, el problema de las vocaciones es de hace muchos años. En la actualidad solo hay dos seminaristas mayores y uno menor de la Diócesis de Teruel, la mayoría de los sacerdotes tienen una edad avanzada y no hay relevos, por lo que, cuando alguno se jubila cada cura va cogiendo más territorio.

-La falta de feligreses en el medio rural se une al relevante patrimonio religioso que hay en los pueblos y que queda desprotegido. ¿No es así?

-Va todo en sintonía con nuestra realidad demográfica, al haber cada vez menos población y de edades más avanzadas. Antes los abuelos siempre estaban en el pueblo porque había alguien de su núcleo familiar. Ahora en cuanto se hacen mayores y sobreviene algún deterioro por edad o enfermedad se marchan a una residencia Cada vez hay que tener más prevención, tampoco puedes poner una alarma en cada iglesia y también están las goteras, el mantenimiento del día a día. El patrimonio es una de las cosas más que tenemos en nuestro macuto de curas.

-La diócesis se ha mojado en las manifestaciones de la España Vaciada. ¿Qué le parece?

-Don Antonio (Gómez Cantero), nuestro actual obispo, lo tuvo claro, pero además los curas también lo tenemos claro, tenemos que estar donde está la gente y acompañando a todo el mundo. Yo soy un cura nacido en Monreal que vivo en un pueblo, vivo la realidad como cualquier vecino en cualquier pueblo, necesitamos implicarnos y manifestarnos para visibilizar ante la sociedad española todas las carencias que tenemos tanto en Teruel como en el resto de España.

-¿Cómo es la vida de un cura rural?

-Depende de las cosas que tengas además de la tarea de los pueblos. Al estar menos sacerdotes en activo tenemos que llevar nuestro trabajo diario y diferentes delegaciones, yo llevo la delegación de Cáritas y estoy metido en la de medios de comunicación social. 

-Los que van a misa son sobre todo gente mayor, pero usted intenta llegar también a los jóvenes. ¿Cómo se logra?

-Haciéndote presente en los lugares donde están los jóvenes, a nivel asociativo o a nivel de actividades que se montan en los pueblos, puede ser una fiesta, una actividad cultural…. Nos preocupamos por todo lo que pasa en los pueblos, si se está creando un entramado de empresas, apoyamos, siempre estando en medio de ellos y que te vean como uno más. Si tu te presentas  como el señor cura del pueblo, de alguna manera ya pones una barrera, tienes que ser uno más y colaborar en lo que puedas, ante todo es el respecto mutuo, luego ya se verá si esa cercanía ayuda a atraer feligreses y traen a sus hijos para bautizarlos o que tomen la primera comunión. A la gente se lo tienes que dar más trabajado, la iniciativa a nivel de la fe no surge con tanta facilidad como antes, antes te lo inculcaban dentro de la vida cotidiana, hoy día lo de la fe es como algo extraordinario y puntual, hay que propiciar que lo vean como algo normalizado y participen , lo de la fe es algo más amplio que ir a misa los domingos, lo más importante es la educación en valores.

-¿Cómo piensa llegar de Albarracín al cielo?. Porque carreteras muy buenas en su zona de trabajo no hay...

- (Risas) Lo tenemos complicado para ir, pero en Teruel tenemos el mejor cielo del mundo, aunque el mayor cielo que tenemos es estar con la gente, recibimos más nosotros de lo que podemos dar. El sábado estuve en Calomarde, celebrando con las tres mujeres que fueron. La gratitud que te muestran es tan grande. El Cielo está aquí en la Tierra, no hace falta buscarlo en ningún lugar extraño, cada pueblo es un lugar de Cielo.

-¿Qué opina de todo el protagonismo que está teniendo la provincia en redes sociales y medios de comunicación?

-Por lo que voy escuchando parece ser que este intento de boicot ha resultado totalmente al revés, la tortilla se ha vuelto en favor nuestro. Todo lo que sea estar en los medios positivamente es genial, pero hay que estar en los medios de una forma coherente y con los pies en la tierra. Hay que seguir trabajando, tenemos que ser muy creativos ahora que tenemos la oportunidad de estar en el Congreso y en el Senado y exigir que todo lo que se haga para Teruel se pueda extrapolar al resto de las provincias.