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F.J.B.

Al fango. Aún no ha comenzado la temporada y ya ha trascendido el primer tejemaneje del taurineo que se oculta en el cartel del Domingo de Resurrección en Sevilla. Bueno… digamos mejor maniobras orquestales en la oscuridad. Es más poético y sibilino. Comencemos. Començón, que dirían Tip y Coll Si alguien tenía derecho a estar presente en el cartel maestrante de ese día, fecha icónica de la temporada solo comparable a la corrida de Beneficencia de Madrid, ese no era otro que Pablo Aguado. Por sevillano, por ser el máximo triunfador de la feria de Abril 2019 y por ser el torero que mejor encaja con la sensibilidad estética de ese público. Pero hete aquí que el empresario del Baratillo es Ramón Valencia, a la sazón apoderado del genial Roca Rey, triunfador también en Sevilla. Ya tenemos el lío montado. 

Y lío porque los intereses como empresario de la Maestranza a los que atiende Ramón Valencia, chocan en este caso con los intereses que defiende como apoderado del torero más taquillero del momento. Y claro que es un lujo contar para ese festejo con Roca Rey, e incluso sumar al cartel a Talavante por aquello del acuerdo comercial al que ambos toreros llegaron por su particular interés en una reunión semiclandestina celebrada en casa del diestro extremeño. Pero no se puede dejar fuera a Pablo Aguado. Nunca. 

Claro que nadie lo echa del cartel. Conste. Ramón Valencia es mucho más listo que todo eso. Si lo hubiera hecho a las bravas lo corren a gorrazos por Sevilla. Pero hagámoslo sibilinamente. ¿Cuáles son los únicos toros que el diestro sevillano ha dicho que no mata? Garcigrande. ¿Cómo lo quitamos del medio? Garcigrandes. Así mi poderdante Roca no se juega sus intereses en festejo tan trascendental con el diestro que aspira al trono y al dinero gordo del toreo. Por lo visto ya no había más corrida en el campo que la de Garcigrande. Y eso que Roca Rey tampoco la tiene ni mucho menos entre sus preferencias. Después aparece en escena el sempiterno Matilla y cierra este círculo de intereses particulares metiendo a Morante en la jugada para hacer del cartel sevillanía pura. 

¡Manda huevos!  Los intereses de Roca, los de Talavante, los de Ramón Valencia, los de Morante de la Puebla y los del sempiterno Matilla. Intereses particulares y legítimos. Todo hay que decirlo. Pero… ¿alguien vela por los intereses del aficionado? ¿Alguien atiende los intereses de la propia Fiesta? ¿Alguien tiene la decencia de honrar la grandeza del toreo? El cartel eran los dos juntos. Roca y Aguado. Pero los intereses de unos han hecho perder el interés grandioso que atesoraba ese festejo. Y luego dirán que los antis se cargan la fiesta.