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La central de Andorra se desconecta y solo queda carbón para cinco días: “Arranque cuando arranque, esto está muerto” La central de Andorra se desconecta y solo queda carbón para cinco días: “Arranque cuando arranque, esto está muerto”
Central térmica de Andorra, ayer por la tarde funcionando a un solo grupo –el 1– que por la noche fue desconectado del sistema eléctrico hasta nuevo aviso. Javier Escriche

La central de Andorra se desconecta y solo queda carbón para cinco días: “Arranque cuando arranque, esto está muerto”

Quedan 255 empleados entre Endesa y las subcontratas
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La central térmica de Andorra ya solo tiene carbón para cinco días. Anoche volvió a parar el grupo 1, el único que ha funcionado en las últimas semanas, quedando únicamente alrededor de 25.000 toneladas de mineral que se gastarán en cualquier repunte de la demanda hasta el 30 de junio, fecha en la que la instalación de generación quedará indisponible para siempre. Endesa aseguró ayer que por el momento “se mantienen absolutamente todos los trabajos”, pero los 255 empleados que quedan, sobre todo los de las empresas auxiliares, asumen que con cada palada que introducen en las calderas están un poco más cerca de su salida.

“Arranque cuando arranque, esto está muerto”, sentenció el portavoz de la Plataforma de los trabajadores de las subcontratas, José Alberto López, quien aseguró que la dirección de la planta preveía que se quemara combustible hasta el domingo. Sin embargo, ayer por la mañana anunció que paraba “para guardar algo de carbón porque quieren seguir cobrando disponibilidad”, esto es, “que si les llaman por demanda algún día tendrían que arrancar”.

Fuentes de Endesa confirmaron que la reserva de carbón de la campa de la central se ha visto aminorada en las últimas semanas hasta las 25.000 toneladas. Queda carbón para cinco días funcionando a un solo grupo.

Volverá a arrancar

La eléctrica aseveró que la parada de anoche no se debe a ninguna cuestión estratégica, sino que se produjo porque Red Eléctrica no contaba con ella, “igual que ha parado otras veces”, y anunció que arrancará cuando la situación de mercado lo vuelva a hacer posible. 

El carbón que queda no se guardará para una situación especial, insistieron las mismas fuentes, sino que se puede quemar “de forma seguida” o “de forma interrumpida ahora, en marzo o a mediados de junio”. 

Es decir, que anoche desacopló del mix energético en espera de que el sistema vuelva a requerirla, algo que dados los elevados costes de producción de la energía térmica en la actualidad –que han provocado que Endesa no quiera continuar con la actividad– solo se dará cuando la demanda sea elevada. 

Cuando ya no quede carbón, la central seguirá estando disponible hasta el 30 de junio, aunque solo arrancaría en caso de extrema necesidad para el sostenimiento del sistema eléctrico nacional. En este caso remoto, podría funcionar con carbón de importación o incluso con gas. 

Tras la parada de anoche, y al menos hasta que el carbón se termine de quemar, “se mantienen absolutamente todos los trabajos dentro de la central”, llamó a la calma Endesa, “igual que ha ocurrido hasta ahora”. 

Desde que Endesa anunció el cierre de la central, han salido con recolocación 22 personas de plantilla matriz de las 58 previstas en total, un proceso que continuará “tal y como se había comprometido Endesa”, apuntaron desde la compañía. “El resto estarán hasta el 30 de junio y después se incorporarán a los trabajos de desmantelamiento”. 

En este momento trabajan en la central 130 operarios de Endesa y 125 de empresas auxiliares, informó la multinacional.

El personal de Endesa no cree que se vaya a acelerar el plan de salidas por edad y recolocaciones en las próximas semanas, pues “la central está disponible por ley, con una pequeña reserva que si viene una borrasca como Gloria puede durar cuatro o cinco días”, reseñó el presidente del comité, Hilario Mombiela. 

Las contratas, indicó el sindicalista, tienen contrato hasta el 30 de junio, por lo que entendió que el empleo no debería verse excesivamente resentido. “Todo seguirá más o menos igual, haciendo trabajo de mantenimiento y de vigilancia” por si “en cualquier momento” hay que arrancar de nuevo.

 

La antesala de los despidos

No obstante, López aseguró que la contrata de mantenimiento en la que trabaja, Maessa, “está intentando que todo el que quiera coja la cuenta, con salidas voluntarias, para no tener que llegar a un ERE ni a despidos”.

“A muchos compañeros los están enviando a otros destinos,  pero son cosas momentáneas”, explicó el portavoz de los trabajadores más vulnerables.

López teme especialmente por los operarios que trabajan en el parque de carbones –camioneros y palistas principalmente–, a los que en cuanto no quede carbón “los mandarán a todos a la calle” porque su contrato es por obra y servicio. “A algunos los recolocarán en la arcilla, pero no sabemos si habrá faena para todo el mundo”, expuso, y se quejó: “Aquí nadie sabe nada; igual mañana nos echan a unos cuantos”.

La transición que no llega

A todo esto, nada se sabe del Convenio de Transición Justa desde que la ahora vicepresidenta para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, se reuniera en Zaragoza con más de 60 instituciones políticas y entidades empresariales, sociales y educativas para sentar sus bases.

“No confiamos en que abra ninguna empresa”, dijo López, quien vaticinó que la mayor parte del personal que trabajará en el desmantelamiento de la planta tras su cierre será de “ciclos formativos de grado medio, cuando hay mucha gente con 30 y 40 años de experiencia que no sabe lo que es eso pero tiene el culo pelado de trabajar”.

Mientras tanto, “cada vez más gente está cerrando negocios en Andorra y comprándose pisos en Zaragoza”, mientras que uno de los trabajadores a los que Endesa ha enviado a Melilla se ha cogido una baja laboral por depresión.

El secretario general de la Unión Comarcal de CCOO en Andorra, Antonio Jiménez, exigió que ningún trabajador quede en el paro ni hasta el 30 de junio ni el 1 de julio.