Corremos el riesgo de mal acostumbrarnos. De ver como normal que un equipo -en este caso de voleibol- gane casi todo lo que se le pone por delante. Es peligroso que esa circunstancia no nos permita resaltar lo conseguido, lo trabajado durante años y acabar creyendo que el éxito del CV Teruel es el éxito sencillo, y nada más lejos de la realidad.
El domingo pasado, en Palma, los chavales de Miguel Rivera sumaron su sexta Copa del Rey, a la que hay que añadir 7 superligas y 8 supercopas de España.
Y de todo lo logrado, yo siempre recuerdo con especial cariño la mañana de un domingo de 2006 cuando el equipo, con un pabellón Los Planos entregado, liquidó al entonces archienemigo Zaragoza y ascendió a la Superliga. Aquello cambió la historia del club, pero también del deporte de Teruel.
Desde entonces, la entidad ha ido paso a paso hasta coronarse como el mejor equipo de este país y lo ha hecho con dedicación, trabajo, discrección y una política deportiva que deberían copiar -y que copian- otros clubes de otros deportes.
Tener una plantilla plagada de jugadores de fuera de Teruel, y muchos de ellos de fuera de España, no ha impedido que el club haya sabido trabajar para que se integraran, para que echaran raíces aquí y para que todos los turolenses consideremos a Jukoski, Pepi, Fran Ruiz, Barcala, Guille Hernan, Gilman Cao, Bugallo, Plak o los entrenadores Óscar Novillo, Miguel Rivera o Miltcho Milanov como gente de casa. Y solo por citar a algunos, porque la lista sería interminable.
Pero no todo el éxito se ha logrado trayendo jugadores de fuera. Que en la final del domingo estuvieran los canteranos Javier Igual y Pablo Martínez, que se suman a otros jugadores locales que han pasado por Superliga, como Jesús Ariño, David de Juan o José Ramón Mateo, demuestra que el trabajo con la base también da sus frutos. Un trabajo que iniciaron hace años Antonio Gíménez o José Luis Torán.
El éxito del CV Teruel es el éxito de una entidad que un día se marcó un objetivo y que trabajó para hacer fácil lo que hace unos años parecía muy difícil. Debemos felicitar a los campeones y agradecerles que nos hagan tan felices.