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El artista de Monreal Uge Fuertes aparca al fotógrafo y saca a relucir al poeta El artista de Monreal Uge Fuertes aparca al fotógrafo y saca a relucir al poeta
Uge Fuertes es capaz de ver en la mitad de un árbol una diosa hermafrodita. U. F.

El artista de Monreal Uge Fuertes aparca al fotógrafo y saca a relucir al poeta

El de Monreal publica su segundo libro, el poemario ilustrado por él mismo ‘Emociones en escabeche’
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Desde que empezó a hacer fotos  hace algo más de una década, mucho antes de convertirse en una referencia de la fotografía de naturaleza en Aragón, Uge Fuertes ya daba la impresión de que, más que un fotógrafo poeta, era un poeta fotógrafo. Alguien más interesado en los hipérbaton visuales y las metáforas luminosas que en los botones, las palanquitas y las lentes Fresnel. Su segundo libro, que acaba de publicar, confirman esta percepción. 

Emociones en escabeche, que ya puede adquirirse en la librería Copia y Pega o la Biblioteca de Monreal, en el Museo del Jamón de Calamocha, el Albergue Allucant de Gallocanta y en la web del autor (ugefuertes.com), será presentado en Monreal el 18 de abril, y en Molina de Aragón o Bañón a partir de entonces. 

No es un libro de fotografía al uso, ni siquiera como Imaginando mundos, el primero que editó Fuertes en 2018 y que fundía conceptos técnicos con otros más personales. Aunque la fotografía forma parte sustancial, en realidad Emociones en escabeche es un libro de poemas, de 75 de ellos, acompañados por unas quince fotografías de naturaleza de Uge. 

La mayor parte de las imágenes son recientes, aunque los poemas llevan escritos varios años, dos décadas alguno de ellos. “Empecé a escribir poesía mucho antes de hacer fotos”, explica Fuertes. “Escribía principalmente en el metro y en el tren cuando iba a Madrid hacer cursos para formarme como terapeuta Gestalt”. Un hábito que seguramente es herencia de su abuelo, Alfonsito, que escribía a menudo, y que también pasó parte de sus genes líricos a otra nieta, Ana Fuertes –autora de Abandono la tierra o La grullita y el muñeco–, y su biznieta Vega Latorre, que recientemente expuso Enraizadas junto a Guada Caulín. 

De igual forma que la fotografía de Uge Fuertes, sus poemas no siguen líneas clásicas ni respetan las normas convencionales, en busca de la máxima expresividad. “Yo no tengo ni idea de escribir ni de métrica”, admite. “Y mis versos no siguen una estructura, son versos libres. Tampoco he leído demasiada poesía, pero reconozco que mi vida cambio al leer a Gioconda Belli, y más últimamente a Ana Elena Pena”. 

Para Fuertes escribir y fotografiar es fundamentalmente lo mismo, aunque en Emociones en escabeche los poemas fueron antes, y las imágenes llegaron después. “Están elegidas entre las que me recuerdan, bien por algo visual, por el momento, o por lo que simbolizan, a algunos de los poemas del libro”, que son una selección de los que tenía ya escritos. 

La publicación ha llegado casi por casualidad, motivada por una de las peores pesadillas a las que puede enfrentarse un fotógrafo. La pérdida de uno de sus discos duros de seguridad. “En ese disco tenía escritos los poemas, y al perderlos decidí volver a pasarlos a limpio desde los manuscritos originales. Esto fue en navidades, y con la misma inercia me pareció que era el momento adecuado de ponerlos en un libro”. 

La edición es de Latir la tierra, una modesta pero prolífica editorial de El Pedregal, en la provincia de Guadalajara, de donde, curiosamente, era Alfonsito. “Es propiedad de Pedro Herranz, poeta y un persona entrañable. Dirige un grupo de teatro, enseña alemán, canta, da recitales de poemas... me parece una persona a clonar, con uno como él en cada pueblo todo funcionaría mejor”. 

El autor de Monreal, acostumbrado a salir de su espacio de confort de cuando en cuando, define el libro como “un pequeño acto de valentía”. “Los poemas tienen mucho de deseo, de amor, de tristeza, locura, soledad, y alguna dosis de tontería, euforia y juerga”. 

No es sin embargo la primera vez que Fuertes publica poemas, más allá de alguna pequeña colaboración como la que escribe en Cuento de grullas de Pilar Domene. Hace como quince años grabó un disco de poemas y música titulado Palabras a tiempo, junto a varios amigos. “En esa línea fue llevado a escena un espectáculo con componentes del grupo Valdragón que se llamó Más que palabras, en el que había música en directo, poemas, grabaciones y también imágenes en mis inicios como fotógrafo”. Fue precisamente en ese momento, en el que necesitó hacer fotos expresivas y no descriptivas, cuando su técnica dio un cambio radical hacia lo que después ha sido. 

Y si en su fotografía la naturaleza es siempre la protagonista esencial, en su poesía lo son sus vivencias, no por una cuestión de ego sino, probablemente, por ausencia de él. “Escribo sobre mí, sobre vivencias o momentos personales aderezados intencionadamente, pero porque no sé hacer otra cosa. En los poemas aparece la naturaleza porque vivo en ella, pero en el fondo, de forma difuminada... no es el elemento principal”. 

Cuando deja de ser poeta y vuelve a la fotografía, Uge Fuertes admite que está regresando a sus orígenes. Se ha tomado unas vacaciones en cuanto a concursos fotográficos –Fuertes es un habitual en algunos de los más importantes de Europa, donde ha obtenido numerosos premios y menciones– y también se ha dado de baja en alguna de las asociaciones de fotógrafos a la que pertenecía. “Necesito ir a mi aire por completo para tener libertad en la búsqueda y seguir mi camino. No soy fácil de sujetar ni de dirigir, ni me gusta seguir patrones. La verdad es que estoy disfrutando mucho de las salidas que hago, con la cámara y el dron”. Desde hace algún tiempo cultiva la fotografía aérea, y curiosamente está llegando al mismo destino que alcanzó a ras de tierra. “Vuelvo a estar suelto y sin vacunar”, asegura Fuertes. 

En cualquier caso reivindica que la fotografía, la literatura o pintar una puerta no depende tanto de la cámara, el lápiz o la brocha que uno use. “Con conocimientos técnicos básicos se pueden hacer grandes trabajos. Eso sí, el lenguaje visual cuesta toda una vida aprenderlo y muchas más reinventarlo. Lo básico es usarnos a nosotros mismos como herramienta, lo que somos, ser nuestro propio motor. En la poesía pasa algo similar; puedes escribir y vivir la vida de otros, pero siempre cojeará, porque tu esencia vital debe estar presente”. 

Parte de la esencia de Uge Fuertes es de dominio público, a través de las exposiciones, publicaciones o espacios públicos donde han podido verse sus imágenes. A partir de ahora, además, está plasmada en Emociones en escabeche. Un título, por cierto, tan críptico y sugerente como muchas de sus imágenes y de sus poemas: “No tiene una explicación muy clara... lo del escabeche es viejuno, casi no se usa. Vas a comprar atún en escabeche y casi no hay en las estanterías. Pero puedo decir que soy adicto a las dos palabras, al escabeche y a algunas emociones”. Porque “emocionarse parece símbolo de flojera”, sentencia Fuertes, “pero en verdad es de valentía”.