Síguenos
Yñigo Pérez se ofrece realizar la compra a personas mayores: “En Teruel se nos junta la mentalidad occidental de que las cosas pasan lejos con pensar que ocurren en grandes ciudades” Yñigo Pérez se ofrece realizar la compra a personas mayores: “En Teruel se nos junta la mentalidad occidental de que las cosas pasan lejos con pensar que ocurren en grandes ciudades”
Yñigo Pérez se ofrece voluntariamente para hacer recados gratis a los ancianos

Yñigo Pérez se ofrece realizar la compra a personas mayores: “En Teruel se nos junta la mentalidad occidental de que las cosas pasan lejos con pensar que ocurren en grandes ciudades”

“Esta crisis nos va a traer un baño de realidad, sacará lo mejor y lo peor de nosotros”, dice
banner click 244 banner 244
Cruz Aguilar

Yñigo Pérez es profesor de Valores éticos y Educación para la ciudadanía en el colegio turolense La Purísima y Santos Mártires y, al enterarse del confinamiento, colgó carteles con su teléfono (630 56 37 42) por el centro de Teruel y el barrio del Carmen ofreciéndose a los ancianos para hacerles la compra o aquellos recados de primera necesidad. 

-¿Cómo surgió la idea de ofrecerse a ayudar a las personas que lo necesitan?

-Sé como vive este tipo de procesos eso ser humano y esto va a ir a más, se a va a poner serio y creí que hacía falta ayudar a los ancianos que están aislados. He visto que hay grupos de voluntarios en el resto de España, pero no lo veo muy útil porque la gente mayor no entra en redes, lo que he hecho es poner carteles por donde yo vivo porque no tengo coche. Ahora con la lluvia se habrán ido, igual intento poner alguno más, aunque igual me denuncian. Los he colocado por el centro y el barrio del Carmen, que es donde vivo, porque tampoco tengo coche y no puedo desplazarme mucho más lejos. 

-¿Qué nos puede aportar una crisis como esta?

-Sin duda un baño de realidad, cuando el ser humano sale de esa situación de comodidad saca lo mejor y lo peor de sí mismo, vemos negligencias pero también cosas buenas, mis alumnos no se fueron a casa pensando que se iban de vacaciones, sino preocupados y concienciados por todo lo que estaba pasando. No es la primera vez en la historia que el ser humano se enfrenta  a algo así, pero saldremos mejor parados que de la peste medieval, sin duda.

-¿Por qué cuesta tanto asumir una situación como la que ha creado el coronavirus en un lugar como Teruel?

-Por inmadurez nuestra, porque empieza a haber generaciones que no vieron grades crisis ni hechos bélicos, pero se han producido de forma cíclica. Lo que les decía a mis alumnos la semana pasada es que son privilegiados porque viven algo muy jóvenes que es la realidad y que nos va a marcar, hay que tener claro que seguimos siendo humanos y la naturaleza tiene sus normas. Estamos muy habituados a las vacaciones, al ocio, la gente no procesa estar en casa. En Teruel se nos junta la mentalidad occidental de que las cosas pasan lejos, en China, y la mentalidad de que estas cosa pasan en las grandes ciudades. Falta activismo, ética civil.

-¿Veremos a partir de ahora la vida de otra manera?

-Sí, vamos a valorar otras cosas, como estar la familia reunida, un valor muy obsoleto en esta sociedad de consumo. Para lo bueno y para lo malo, porque seguro que hay también discusiones domésticas. Vamos a tener mucho contacto cibernético e irónicamente mucho más contacto humano que el que teníamos cuando no estábamos confinados.

-Es una contradicción estar confinados y tener más contacto humano, ¿no cree?

-Sí, es curioso, pero será así.

-Hay gente como usted que se ha ofrecido a ayudar voluntariamente. Ahora tenemos asignaturas de Educación para la ciudadanía o valores, pero ¿hay más educación en ese sentido o sigue siendo una signatura pendiente?

-La crisis del coronavirus nos va a demostrar que tenemos la asignatura pendiente, la educación en valores es una cosa de colegios determinados y profesores determinados y, sobre todo, de casa porque los temarios están muy alejados de la realidad. Puedes educar en tu cole en valores, pero sigue siendo un tema pendiente como estamos viendo con las escapadas de la gente de Madrid para irse de vacaciones en un momento así.

-¿Qué podemos aprender de lo que vamos a vivir en los próximos 15 días?

-A que mi beneficio, si redunda en la pobreza del de al lado, es pobreza para los dos a largo plazo, hay que ser más solidarios y más humanos.

-Otro suspenso en valores es acerca de la forma en la que nos hemos lanzado a saquear los supermercados, ¿no cree?

-Yo hice la misma compra mensual de siempre pero no voy a criticar porque la gente que ha hecho eso igual está más tranquila, aunque han asegurado que no va a haber desabastecimiento.

-¿Estas compras compulsivas de una parte de la sociedad pueden causar problemas a la gente que tiene un presupuesto muy reducido?

-Me han llamado un par de personas mayores porque les faltaba algo de dinero, hay gente que no tiene capacidad adquisitiva para comprar tanta cantidad y se ajusta, la gente está apurada, la gente con menos poder adquisitivo se ve más vulnerable ante esta situación, hay personas que tienen la cuenta a cero.

-Una sociedad que tira tanta comida habitualmente aún tirará más ahora que ha comprado con abundancia, ¿no?

- En este caso creo que se va a desperdiciar poco, la gente la almacena, lo que han pensado es que hacen la compra de dos meses en uno y, en el caso de la carne, la congelarán y tirarán de ahí.

-¿Cuántas llamadas ha recibido?

-Muy pocas, pero creo que irán subiendo. Me han dicho que hay timos y yo lo que hago es dejarles el carné mientras voy a hacer la compra, porque veo que hay gente recelosa. También hay personas que me han llamado por la compra pero era la excusa, porque luego me pedían dos paquetes de arroz, lo que querían era sin duda hablar con alguien. Este encierro hace que las personas mayores que están solas sientan aún más esa soledad..

-Estamos viendo muestras de ánimo con aplausos para salir juntos de la crisis, pero ¿cómo cree que va a evolucionar?

-Son los primeros días, habrá desgaste anímico y la gente se irá subiendo por las paredes. Esta situación es muy incómoda, desgasta y no gusta ni a la gente que es hogareña, como es mi caso.