Ramos y tambores marcan el inicio de una Pascua que será muy diferente en toda la provincia

En Berge ayer sonó la procesión, aunque no llegó hasta el Santo, la ermita donde los miembros de la Cofradía de San Pedro acuden cada Domingo de Ramos desde hace más de dos décadas. Ayer todos tocaron desde su balcón, desde su jardín o desde la puerta de casa, pero lo hicieron con más ahínco aún que el que hubieran puesto en el desfile. El toque del tambor establece vínculos, como ocurre en varias decenas de pueblos de la provincia de Teruel, y sentir esa unión es esta Semana Santa más importante que nunca.  El confinamiento a partir de mediados de marzo hizo que se cortaran los ensayos y los cofrades de Berge hicieron sonar el toque del año pasado y dejaron para 2021 el que tenían previsto mostrar este año.

En Híjar también se oyeron ayer los tambores y los bombos, que habían sido engalanados, como manda la tradición, con ramos entre las cuerdas. Los ecos llegaron hasta otros lugares, como Zaragoza, donde el confinamiento ha obligado a los hijos del pueblo a pasar -para muchos por primera vez en su vida– la Semana Santa lejos de lo que es para ellos el epicentro de la percusión mundial. En Calanda también tocaron ayer, desde los balcones y con los rostros serios.

Por contra, en algunos pueblos de la Ruta del Tambor y del Bombo los toques no comenzarán hasta la Rompida de la Hora del Jueves Santo, a las 12 de la noche. Este año no habrá procesiones durante los días previos a causa del coronavirus y los tamborileros guardan todos sus esfuerzos para que la hora se rompa con más fuerza que nunca. Hay que tocar más fuerte para que resuene en los 7 pueblos –Híjar, Alcorisa, Samper de Calanda, Urrea de Gaén, Albalate, Andorra y La Puebla de Híjar– porque en esta ocasión los aficionados al tambor no estarán codo con codo, sino a decenas de metros unos de otros. 

Convocatoria

Sin embargo, aunque ayer no había una convocatoria oficial para tocar tambores y bombos, algunos sí resonaron en localidades como Alcorisa, donde varios aficionados ocuparon parte de la mañana en recordar a sus vecinos que la Semana Santa ya está aquí y aunque este año no se vea, sí se seguirá escuchando.  En algunos pueblos tienen un calendario festivo sin salir de los balcones. Es el caso de Ejulve, donde habrá ratos dedicados a los niños y a los ancianos, con músicas especiales, y también actividades de decoración de balcones con frases positivas que animen a la población. En Muniesa ayer hubo bendición de los ramos, la hizo el párroco con unos ramos que había cortado el mismo y depositado en la puerta de su casa, para que los fieles sintieran la bendición aunque de forma simbólica. En pleno casco urbano de Muniesa están las oliveras del denominado Jardín del Cura, que es de donde se abastecen para los ramos destinados a la bendición. Para aliviar un poco el confinamiento de los vecinos, el párroco habló y realizó la bendición a través de la megafonía del pueblo. Cuando no hay pan...