Síguenos
¿Juntos? ¿Juntos?
banner click 244 banner 244

Hace dos meses, cuando nos mandaron a todos para casa ante el avance del coronavirus, los balcones, las declaraciones políticas y los anuncios de publicidad se llenaron de mensajes diciendo que de esto íbamos a salir todos juntos, arrimando el hombro y peleando codo con codo.

Fantaseamos con que esta sociedad ya nunca sería igual y que de esta crisis íbamos a aprender a relacionarnos de otra manera, preocupándonos más por el de al lado y no solo por nuestro bigotes.

Eran los momentos duros, cuando todos estábamos muertos de miedo ante lo que pudiera venir.

Cuando la cosa empezó a mejorar, la dichosa curva se aplanó y nos acostumbramos    -si a eso te puedes acostumbrar- a las aberrantes cifras de muertos diarios, ya se empezó a sacar los pies del tiesto y a marcar diferencias.

Esta semana hemos asistido atónitos al debate político capitalino sobre el estado de alarma. Y no lo digo por los reproches o las acusaciones, digo lo de atónitos por el uso del tacticismo incluso en las peores circunstancias.

El miércoles, unos votaron a favor, otros se abstuvieron y otros votaron en contra de alargar el estado de alarma. Hasta aquí, todo normal. 

Lo que me temo es que algunos de esos votos se decidieron en función del daño que le podían hacer al rival político, del provecho que se podía sacar en el regateo  por el cambio en el sentido del voto y no pensando realmente en lo que nos estamos jugando.

¿Se hubieran abstenido PP o el BNG si esa decisión hubiera dinamitado el estado de alarma? Yo creo que no. 

¿Hubieran dicho no ERC o Foro Asturias si sus votos hubieran sido decisivos para acabar con la situación de mando único que vivimos? Yo creo que tampoco.

Puedo entender los votos de Vox o JuntsxCat, porque ya han demostrado muchas veces que ellos están a otra cosas, pero no el debate planteado por algunas fuerzas políticas durante esta semana.

Hemos estado casi dos meses metidos en casa. Hemos visto como moría mucha gente y como se desploman negocios y empresas.

No podemos consentir que con el virus vivo y un futuro incierto, las grandes decisiones que afectan a nuestra salud se tomen pensando en votos futuros. O estamos juntos o vamos a fracasar.