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Imaginación y técnica para convertir un pétalo de flor en el fondo de un océano Imaginación y técnica para convertir un pétalo de flor en el fondo de un océano
Algunos de los fotógrafos que tomaron parte en el taller durante la sesión práctica sobre imágenes de flores

Imaginación y técnica para convertir un pétalo de flor en el fondo de un océano

Rafael Blanca Rasero imparte un taller sobre fotografía y edición en el Festival Teruel Punto Photo
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Cruz Aguilar

Llegar a un paisaje de fantasía, a un ambiente navideño, hasta las profundidades donde habita el nautilus o contemplar el equilibrio entre los diferentes elementos del océano. Todo ello es posible, en pleno confinamiento, partiendo de una simple flor o una hoja y aplicando una gran imaginación y varias técnicas de edición fotográfica. El fotógrafo Rafael Blanca Rasero impartió un taller en el marco del Festival Internacional de Fotografía Teruel Punto Photo en el que mostró a los alumnos todo el proceso que va desde captar la mejor imagen de una flor hasta su conversión en una obra abstracta que poco tiene que ver con la fotografía de partida. 

El fotógrafo ofreció un taller práctico por la mañana y una ponencia titulada  Fotografía de paisaje y fotografía abstracta desde el confinamiento que son los primeros que se realizan en el marco del Teruel Punto Photo que arrancó el pasado viernes con la inauguración de las múltiples exposiciones programadas. El evento está organizado por  la Sociedad Fotográfica Turolense (SFT) y el Ayuntamiento de Teruel y, aunque las exposiciones, que suman 7 en total, se podrán recorrer hasta el 31 de julio, las actividades formativas se han concentrado en este fin de semana. Este año el lema del festival es Desde dentro y pretende analizar el cambio de mirada que el confinamiento ha supuesto para los fotógrafos.

Partir de una buena materia prima a la hora de editar es fundamental y Blanca Rasero lo comparó con la cocina. Sin embargo, en los resultados de sus fotografías a veces es difícil adivinar los pétalos de los que partieron las olas o las ramas que han servido para componer un bosque de hadas totalmente diferente. 

Aseguró que en su proceso creativo no ha tenido ayuda ni se ha inspirado en nadie, para añadir que “es fruto del puro aburrimiento”. El artista matizó que fue precisamente durante el confinamiento marcado por la pandemia del coronavirus cuando más le apeteció hacer fotografía de paisaje y sustituyó el natural por la edición digital, elaborando las naturalezas más variopintas y en ocasiones fantásticas a partir del banco de imágenes de flores que tenía en su disco duro.  

Aclaró que para facilitar el proceso creativo posterior es fundamental que el fondo de la flor sea oscuro, ya que así resulta más cómodo borrarlo para integrar, sobre el primer plano, cualquier elemento que desee el autor. 

Rafael Blanca Rasero argumentó que buena parte de los resultados obtenidos son fruto de la casualidad ya que reconoció que no sería capaz de editar la misma imagen dos veces: “es un tipo de fotografía en la que no suele aparecer lo que buscas, lo hallas y, si te lo encuentras, te lo quedas”.  Detalló de los programas que utiliza tanto de edición, principalmente Photoshop y Luminar, y de los bancos de imágenes para aplicar a sus obras.

Desenfoques, cortes, clonaciones o diversos filtros son algunos de los pasos que ha seguido para obtener unos paisajes abstractos y surrealistas que resultan muy evocadores. Entre ellos mostró algunos de aves que intentan pescar en un mar agitado, una isla vista desde el mar en un día de niebla o la imagen del océano desde el interior de un barco, a través de un ojo de buey. Todo ello elaborado a partir de estambres, pétalos, hojas o tallos de flores que se convierten en protagonistas de bosques, mares o cielos diferentes a los que está acostumbrado el ojo humano.

Las formas y los colores son los protagonistas aunque también en ellos hay mucho de irreal: “Muchas veces asociamos formas con colores, pero si inviernes el color y le pones su complementario la imagen cambia totalmente”, especificó el creador. Pese a que se trata de fotografía abstracta, el artista recalca la necesidad de cuidar los pequeños detalles para un resultado óptimo.

Pero para todo ello es fundamental partir de una buena imagen y, como indicó el ponente durante el taller impartido por la mañana, hay múltiples formas de fotografiar una flor,  tanto en lo que respecta a la técnica como al enfoque. Blanca Rasero animó a la quincena de personas que participaron en la actividad de Teruel Punto Photo a “hacer fotos diferentes” buscando distintos ángulos porque una simple flor permite múltiples opciones, como él demostró con las creaciones realizadas durante el confinamiento por la tarde.

La captura

El fotógrafo valenciano ofreció detalles sobre parámetros técnicos que varían en función de las necesidades de cada momento: “Cuando viajo aligero el peso y no lo hago con un macro, pero si veo una flor es posible captarla con un objetivo 70-200”, explicó. 

Otra de las técnicas de las que habló el especialista se refería a la realización de fotografías tomando como fondo el cielo pero aumentando el ISO para evitar que salgan oscuras. 

Rafael Blanca Rasero les mostró a su vez la técnica del apiñamiento de enfoques, un truco que permite obtener imágenes nítidas de toda la flor con un macro a la vez que el fondo está totalmente difuminado. El sistema es la captura de diferentes fotografías variando el punto de enfoque y uniéndolas luego a través de Photoshop.

Y es que los programas de edición son una gran ayuda a la hora de sacar detalles de las flores, según recalcó el ponente, quien animó a los asistentes a eliminar todo aquello que rompa sus tomas clonando los elementos que hagan falta, como pétalos o estambres. 

El curso partió de conceptos básicos ya que durante el mismo se explicó desde lo que es la profundidad de campo o la mejor forma de usar el macro para lograr el enfoque en los puntos que se desean. En este sentido, el experto indicó que en los retratos “siempre hay que enfocar al primer ojo” para que el segundo salga bastante nítido. “Pero las flores no tienen ojos, así que hay que poner el punto de enfoque en el primer estambre o el primer pétalo”, recomendó. Y es que, como apuntó “es crucial controlar la profundidad de campo para hacer fotos macro”.

Noche americana

El ponente explicó a su vez la técnica de la noche americana, que consiste en captar imágenes con el fondo oscuro pero a plena luz del día. Se trata de una fórmula que permite dar el protagonismo completo al elemento que aparece en primer plano. Se hace con un macro, utilizado aperturas muy cerradas y flash.

Pese a que el tamaño de las flores es, en ocasiones, muy pequeño, en ellas también es posible tomar las denominadas fotografías de paisaje íntimo, que consisten en sacar un detalle de la misma y dejar como fondo una parte del resto de la propia flor. 

Las sesiones formativas de Teruel Punto Photo continuaron el domingo por la mañana con un taller del fotógrafo Pablo José Daniel Martorell en el que habló de Dankening, un nuevo sistema de edición fotográfica para dar a las tomas un aspecto más impactante y atractivo. Será, al igual que los talleres, en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Teruel.