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Desastre histórico Desastre histórico

Desastre histórico

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F.J.B.

Si alguien dentro de la fiesta está sufriendo las peores consecuencias por razón de la pandemia, ese no es otro que el estamento ganadero. Desastre histórico. Miles de cabezas al matadero sin la oportunidad de defender su vida en los ruedos. Miles de cabezas de una estirpe de animales única en la creación, embarcada hacia una muerte estabulada sin que al ecologismo militante le toque la fibra sensible. Que también morirían en las plazas? Seguro pero con una diferencia. Vale mucho dinero su mantenimiento y las ganaderías están optando por reducir gastos. Toros, vacas y becerros, gran parte de la cabaña brava, que ocupa demasiado espacio en las dehesas porque no tienen salida hacia las ferias, perdida para el futuro al detener el toreo su paso. Y esa  es la verdad del cuento animalista. Si para algo ha servido esta puñetera enfermedad es para certificar que el toro de lidia se extingue sin el toreo. No es rentable económicamente si no es para ese fin. Y se trata de un animal único en la creación, el único bóvido que no huye de ningún depredador, incluido el hombre. El animal más admirable que pisa la faz de la tierra. Inspiración de poetas, ser mitológico, rey de la cultura del Mediterráneo... de camino al matadero sin un torero que dé sentido a su gloriosa existencia. No hay aficionado a los toros que en este momento no sienta una profunda pena por lo que está ocurriendo. Si esto mismo ocurriera con los perritos, el animalismo más vehemente estaría poniendo el grito en el cielo. Pero son solo toros. Que se fastidie el toreo, !que leche! Mientras tanto toreros y ganaderos buscan fondos para salvar el cuello. Y se les niega el pan y la sal porque el toreo es depravado, vil y anacrónico.  Ideología animalista. Valga esta ironía para culminar el texto. El toro desaparece si el toreo se muere. Confirmado.