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Albarracín vira al azul ultramarino de la paleta del coreano Tschoon Su Kim Albarracín vira al azul ultramarino de la paleta del coreano Tschoon Su Kim
La exposición de Tschoon Su Kim está hasta mediados del mes de enero en el Centro Coreano de Madrid

Albarracín vira al azul ultramarino de la paleta del coreano Tschoon Su Kim

Los cuadros más disruptivos de la ciudad se exponen ahora en el Centro Coreano de Madrid
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Cruz Aguilar

La paleta del pintor coreano Tschoon Su Kim solo tiene azules que, sin duda, contrastan con los colores a los que nos tienen acostumbrados los pintores que plasman Albarracín en sus lienzos. El artista, que es uno de los más cotizados de su país, reconoce que se sintió “impresionado” por “el intenso color rojo”. Ambos tonos no tienen nada que ver pero Kim ha logrado plasmar tanto las texturas como el rico patrimonio de Albarracín sin perder detalle -salvo, por supuesto, el color-.

Llegó a Albarracín el año pasado, en 2019, de la mano de Kay Woo, que es traductora y artista y participa desde hace cuatro años en los cursos de Pintura de Paisaje que organiza la Fundación Santa María de Albarracín. “Me dijo que era un sitio muy bonito, que merecía una visita”, comenta el pintor en referencia a la invitación que le hizo su amiga. Lo que no esperaba Tschoon Su Kim es que Albarracín le cautivara hasta el punto de alargar su visita al máximo y convertir a la pequeña ciudad en el epicentro de la obra elaborada sobre España.

El artista coreano, que es profesor de Pintura Occidental en la Universidad Nacional de Seul, había viajado a España para recorrer diversos lugares junto a su esposa. No es la primera vez que visitaba el país, donde ya recaló en el año 2003.

Lleva 30 años –desde 1990– con el azul ultramarino como epicentro de su universo pictórico pero reconoce que “en principio no sabía cómo expresar esos rojizos” con su paleta cromática habitual. “Empecé con composiciones y luego intenté transmitir el ambiente, además lo difícil para mí es un desafío y resulta muy atractivo”, comenta, para añadir que “si te enamoras de Albarracín cualquier cosa es posible”.

El artista coreano indica que es imposible definir a la ciudad con una sola palabra: “Es un sitio que supera mi imaginación, un espacio con mucha antigüedad que me hizo reflexionar sobre mí”, dice. En cuanto a dónde radica el magnetismo de Albarracín para los pintores argumenta que “cada rincón tiene una composición perfecta y su arquitectura y naturaleza combinan muy bien, el pueblo mismo parece una obra de arte que te impresiona y conmueve”, asegura. 

Fascinado por su historia

Según el profesor de pintura coreano, se trata de un lugar “muy armonioso” con el que logró “una inspiración especial” tanto caminando “por la muralla o los callejones o viendo un anochecer”, sobre todo porque “puedes sentir la historia” y sentirse “fascinado” por el rastro de antigüedad que hay en el lugar.

Tschoon Su Kim a veces hace dibujos de la realidad, otras toma bocetos breves que luego pule en su taller y últimamente plasma lo que ve con una cámara fotográfica que luego convierte en gouache ya bajo su particular óptica.

Fruto de su periplo por diversos lugares ha editado un libro, Nombres azules, que se compone de 230 bocetos y se acompaña de comentarios y reflexiones en algunas de las páginas sobre su experiencia, sobre España y sobre sus gentes. Todos ellos son figurativos pese a que Kim se siente más cómodo con la pintura abstracta y minimalista, que constituye el grueso de su obra.

Entre esos comentarios hay uno sobre Antonio Jiménez, gerente de la Fundación Santa María, que fue el encargado de mostrarle Albarracín. “Antonio, el hombre que he conocido en Albarracín, tiene un afecto excepcional a su pueblo. No, es mucho mas que un afecto. Ha dedicado su vida a conservar y reanimar este lugar medieval tan hermoso que pudo haber sido abandonado. Él no solo organiza eventos culturales de importancia sino que cuida de cada rincón del pueblo. Me impresiona y conmueve como una vida puede ser usada de esta manera”, relata en el libro.

Además de la publicación, que incluye los bocetos realizados durante su viaje, en el Centro Cultural Coreano de Madrid hay una exposición sobre su obra, que se podrá visitar hasta mediados del mes de enero.

Al pintor coreano le encantaría que esos cuadros se expusieran después en Albarracin, “sería un honor y un placer”, comenta, y ya se han iniciado los contactos con ese objetivo porque también la Fundación Santa María está muy interesada en que el Albarracín más azul de todos los tiempos recale en la Torre Blanca. Sin embargo, tanto Kim como Jiménez se muestran cautos al respecto porque son conscientes que la situación de pandemia actual complica cualquier tipo de actividad. 

Kim se declara “impresionado” por España, pero no solo por los paisajes y monumentos, sino principalmente por la gente: “Siempre es alegre y muy amable, es difícil no querer a los españoles”, asegura.