Lunes, 4 de enero. Agotada
La Nancy Mascarilla, agotada. Las cartas a Sus Majestades los Reyes Magos se convierten cada año en un indicador de las preocupaciones de la sociedad contemporánea. Ayer, Levante-El Mercantil Valenciano publicó un reportaje sobre los juguetes más demandados por la chiquillería. Lo de la Nancy se queda en una chiquillada en comparación con lo que viene a continuación.
“The Bellies Virus Tester” consiste en un enmascarado bebé enfermo con mocos más un kit de diagnóstico y reanimación para determinar el estado de salud del muñeco. “Stop the Virus” es un juego de mesa que gana quien consiga inmunizarse antes de cuatro virus diferentes. Eso sí, manteniendo todas las obligaciones y recomendaciones salubristas. No vale pillar enfermedades a la brava. Lo de los peluches con forma de coronavirus, para que tu criatura duerma abrazada a él, es ya el no va más.
¡Ah! Me viene a la mente la canción de Noa para la banda sonora de La vida es bella. La letra de la versión en español, a dúo con Miguel Bosé, tiene versos como “si yo velo por tus sueños, el miedo no vendrá, y así sabrás lo bello que es vivir”. El mundo de fantasía ingenua, ese que se retrató tan bien en la película de Roberto Benigni, voló. La infancia la hemos convertido en una etapa de madurez adelantada y descarnada. Mientras tanto, la adultez ha mudado en un estadio avanzado de la candidez más boba.
Martes, 5 de enero. La compañía
¿Y si convertimos la tienda del olvido, el multiservicio, en un “dark multiservicio”? La tendencia en la gran distribución de productos de primera necesidad es transformar las tiendas menos rentables en un almacén improvisado para los pedidos que se reciben a través de internet. La idea es dar una nueva utilidad a una instalación que ya no funciona como antes. Pues con el multiservicio habría que hacer algo parecido en vez de dilapidar esfuerzos de todo tipo en iniciativas de escaso beneficio empresarial.
Tenemos la costumbre de decir que la tienda de pueblo es necesaria por el componente de asistencia social. Y no. La compañía y la solidaridad en los pueblos pequeños no la tienen que brindar quienes regentan un ultramarinos. No es su cometido. No queramos ocultar un problema bajo las sábanas del comercio de proximidad.
Miércoles, 6 de enero. Calentorro
La tarde-noche de Reyes se ha animado con la ocupación del Capitolio washingtoniano a cargo de un grupo asesorado por el equipo de estilistas de los Village People. La panda ibérica de opinantes de guardia ha dictaminado, desde el primer momento, que es un intento serio de golpe de Estado. La pátina de solemnidad del articulismo de fondo en España se caía al ver las imágenes estrafalarias más difundidas. Por suerte, la periodista Ana Usieto, sin quitar importancia al asunto, ha dado mediante sus notas en internet el enfoque que se merece la situación.
Tras preguntarse si estamos ante el primer golpista calentorro de la humanidad, se le ha caído el mito porque circulan por ahí unas imágenes del provocativo cromañón donde se demuestra que es tan calvo como la rana del cuento de la princesa. Casi al mismo tiempo, se ha compadecido del mozo del Canal 24h, al que le esperaba una plácida jornada y le ha caído el directo del año. Diego Losada, el presentador del turno, ha avisado sin parar que el especial duraba hasta la una y media. Solo Ana ha sabido encontrar el verdadero significado de esa información: “Estoy segura de que es un mensaje para su novia con la que había quedado para una cena romántica en casa”. ¡Ahí le has dado!
Jueves, 7 de enero. Protagonismo
El frenesí estadounidense de anoche quitó protagonismo a la tradicional ceremonia de entrega del Premio Nadal de novela. Se lo llevó la filóloga y escritora Najat el Hachmi con un relato ambientado en un suburbio y protagonizado por un par de jóvenes que luchan contra los condicionantes de origen, sexo o clase. Najat hizo de todo en Vic, localidad donde cayó a los ocho años de edad por reagrupamiento familiar. Fue limpiadora, cocinera o monitora deportiva hasta que publicó en 2004 Jo també sóc catalana y toda Cataluña hizo suya la frase que le dijo un cazatalentos a Carmen Maura: “Nena, tú vales mucho”.
Viernes, 8 de enero. Pragmatismo
Ayer nos anunciaron que la electricidad que consumiremos hoy será la más cara de la historia. Yo, por si acaso, no encenderé ni un radiador. No vaya a ser que luego no me llegue para pagar el recibo. ¿Qué habrá sido de aquel cambio normativo que se anunció a finales de 2019, recogí en su día en esta página y del cual nada más se ha sabido? Todo dependía de que las compañías eléctricas pudieran implementarlo. No han podido. Debe ser que no les beneficia.
Si vuelvo a entrar en el debate del precio de la energía es porque mis amistades más retroactivas han recuperado las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en enero de 2017: “Mañana vuelve a subir el precio de la luz. La oligarquía nos mete la mano en el bolsillo y el gobierno no actúa. ¡Hay que nacionalizar!”. Hoy, Alberto forma parte del Gobierno de España. Ya va para el año. Y comenta: “Hemos pedido a la CNMC que investigue si ha habido irregularidades en el mercado. Estamos buscando soluciones definitivas para una tarifa regulada que proteja especialmente a las familias más vulnerables”.
Las bravuconadas quedaron atrás. Podría tratarse de pragmatismo, pero es que la verdadera Izquierda Unida y el pragmatismo son términos excluyentes. Lo triste es que para conseguir el poder tuviera que lanzar propuestas que ni en sus sueños más húmedos alcanzará sin un cambio de sistema económico. Y también es una pena que parte del electorado se creyera tales proposiciones irreales y ahora las exija.
Sábado, 9 de enero. El arbellón
Madrid 360 por la nieve. Clic. Mira, paso total de vosotras. Me aburrís.
Leo de nuevo sobre la polémica urbana de hacer pedidos de comida y que te los lleven a casa en bicicleta cuando ni las ratas asoman los bigotes por el arbellón a causa del mal tiempo. Esta misma semana declaraba David Guasch, director general de una empresa de repartidores, en El Economista: “Las generaciones más jóvenes valoran la flexibilidad por encima de todo, una flexibilidad que les permita desaparecer dos meses en Tailandia, y no es compatible con un modelo laboral”. Es evidente que este chico tiene un estilo de vida muy diferente al de sus empleados autónomos y, además, sabe cómo presionar para que la sociedad simpatice con sus pretensiones: “Si nos obligaran a contratar habrá un coste extra que se repercutirá en el comercio o cliente final”.
Tenemos un problema, Houston. Al final, ¿tengo que sentirme mal si quiero que me traigan un kebab a casa y hay un bar que asegura que me lo trae? Lo normal sería que en las circunstancias de hoy el servicio no funcionase. Pero, al parecer, interesa que la, ejem, economía siga rodando al precio que sea. Bueno, al precio que sea no: a ser posible barato o gratis.
Domingo, 10 de enero. La linde
Francia acaba de clausurar varios pasos fronterizos secundarios, muy secundarios, en la linde con España. La excusa es que quiere controlar la inmigración ilegal para evitar los ataques terroristas. Pues vale. A mí me parece muy bien que haya controles, pero no veo tan claro o normal que se prohiba la movilidad entre países del espacio Schengen por una vía ya establecida. Al final será más fácil pasar a Gibraltar que a Francia.
La foto de la semana / El blanco
El blanco de este fin de semana es histórico, único, irrepetible. Tanto como estos muñecos esmirriados que ha construido alguien con mucho aburrimiento y he fotografiado por casualidad. Tanto lo bueno como lo malo, todo se deshace antes o después y queda como una anécdota más.