Eloísa Bernáldez Sánchez, Jefa de Proyectos del Laboratorio de Paleontología y Paleobiología del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, formó parte del jurado del último Premio Paleonturología 20 que concede la Fundación Dinópolis. Considera que la divulgación debe ser una labor fundamental de los científicos.
-¿Cómo ha sido la experiencia de participar como jurado en el Premio Paleonturología 20?
-Le voy a contar algo muy gracioso. Yo toda mi vida he dicho que podría tener cualquier profesión dentro de la investigación, pero que jamás sería un juez, que me parece uno de los oficios con más responsabilidad de este mundo. A mí me parece tremendo juzgar a los demás, cuando uno además no es el mejor ni el que más sabe, y mire por dónde en esta fase de mi vida me ha tocado estar de jurado en veinte mil sitios.
-Pero bueno, lo fue en esta ocasión con la Fundación Dinópolis y con un premio que pretende la divulgación. ¿Qué valor se debe dar a la divulgación?
-Jamás he concebido cómo se puede investigar solo para un gremio, que son nuestros científicos, sin hacer divulgación para la gente. Yo hago modelos matemáticos, pero después a mí me encanta dar una conferencia y estar con la gente. Voy a los institutos gratis para fomentar no el amor por la paleontología, el amor por la vida. Sin la divulgación no concibo mi carrera.
-¿Qué le parece entonces Paleonturología con los libros divulgativos que se hacen?
-Yo, cuando Luis Alcalá me dice que hay un premio para fomentar la paleontología entre los jóvenes, porque además ese es el punto, pues me parece importante, además con la ciencia grande. Lo que pasa es que hace falta una máquina de la transformación para convertir una publicación fuerte y dura como las que hemos leído para el premio, y hay que darle forma para hacerlo atrayente. Este esfuerzo se lo debemos a la gente y a la sociedad, y hacer esto para mí es un placer. Una iniciativa como Paleonturología es magnífica, y el nivel al que está dirigido para su difusión, entre los 15 y los 17 años.
-¿Por qué al final optaron por premiar el trabajo sobre el tiranosaurio diminuto entre todos los artículos que se habían presentado, qué encontraron en esta investigación?
-Una cosa que hice al leer los trabajos no fue mirar la revista, porque uno publica donde puede, y no por eso eres menor investigador. Quitando un par de los trabajos presentados, el resto eran excelentes y pensé que iba a llevar mucho trabajo elegir un ganador. Mi primer criterio fue la calidad del trabajo, pero el segundo fue ver cuál era el que mejor se podía transformar y atraer al destinatario al que va, a los jóvenes, y pensé que lo que más le podía asombrar era un tiranosaurio pequeño, aparte de que científicamente el trabajo ganador tenía un nivelazo. Y me encantó que coincidiéramos bastante todos los miembros del jurado. Nos quedamos sorprendidísimos porque en una hora estábamos de acuerdo. Ahí vimos que había mucho nivel, muy bueno, pero también que tenía que ganar alguien que pudiese asombrar y no solo sorprender por su nivel científico, sino por cómo puede llegarle a la sociedad.
-Además con un trabajo sobre tiranosaurios con el enganche popular que tienen estos dinosaurios.
-Pero también había un riesgo, que al final la paleontología son siempre dinosaurios, y la paleontología son muchas cosas más que hay que empezar a promocionar también. Pero me dí cuenta de que en los premios anteriores había muchísima diversidad, y vi que desde 2009 los dinosaurios no habían ganado ningún premio.
-El trabajo, como los anteriores premios, se publicará en versión divulgativa en la colección ¡Fundamental! que tiene la Fundación Dinópolis. ¿Qué le parece el nivel que tienen estos libros?
-Que lo están haciendo muy bien. Yo no tendría nada que decir a la labor que están haciendo en la Fundación Dinópolis porque me parece de verdad extraordinaria, además de ser un buen nivel. Uno tiene que saber mucho para divulgar. A mí me parece que es la parte más difícil de un científico, y no divulga cualquier investigador, eh.
-¿La paleontología es tal vez una de las disciplinas que más puede atraer al público hacia la ciencia?
-Hay niños pequeños que piden dinosaurios de juguete y que quieren ser paleontólogos y arqueólogos con tres años, y en cambio cómo podemos acabar teniendo una España en la que la paleontología no la conoce casi nadie, teniendo científicos magníficos. Aquí está fallando algo.
-¿Qué está fallando?
-Está fallando que no solo se nos quieren meter nuevas tecnologías, y un país no marcha sin conocimiento de la historia. Tenemos una cabeza para pensar. Yo soy profesora en la Universidad y a mis alumnos les digo que mi intención con ellos en enseñarles a pensar, o a no olvidar que tenemos que pensar, que somos los animales cabezones de la naturaleza.
-¿Falta apoyo de la administración?
-Es que no hay ninguno, y después es que hay que entusiasmar con la ciencia.
-¿Cree que ese es el modelo de Dinópolis?
-A mí sí me lo parece. Tengo la desgracia que tres veces que me han invitado no he podido ir, pero lo veo a través de las web y su trabajo. Hay una parte de la paleontología y del pasado que tiene que fomentarse. La clave para interesar por el pasado es la especie menos protegida de todas, que es el divulgador investigador y es lo que más vale. Si tuviera que montar un museo el primer dinero sería para reclutar investigadores a los que interese la divulgación para sorprender al público cada vez que lo visite.
Eloísa Bernáldez Sánchez, Jefa de Proyectos del Laboratorio de Paleontología y Paleobiología del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, formó parte del jurado del último Premio Paleonturología 20 que concede la Fundación Dinópolis. Considera que la divulgación debe ser una labor fundamental de los científicos.
-¿Cómo ha sido la experiencia de participar como jurado en el Premio Paleonturología 20?
-Le voy a contar algo muy gracioso. Yo toda mi vida he dicho que podría tener cualquier profesión dentro de la investigación, pero que jamás sería un juez, que me parece uno de los oficios con más responsabilidad de este mundo. A mí me parece tremendo juzgar a los demás, cuando uno además no es el mejor ni el que más sabe, y mire por dónde en esta fase de mi vida me ha tocado estar de jurado en veinte mil sitios.
-Pero bueno, lo fue en esta ocasión con la Fundación Dinópolis y con un premio que pretende la divulgación. ¿Qué valor se debe dar a la divulgación?
-Jamás he concebido cómo se puede investigar solo para un gremio, que son nuestros científicos, sin hacer divulgación para la gente. Yo hago modelos matemáticos, pero después a mí me encanta dar una conferencia y estar con la gente. Voy a los institutos gratis para fomentar no el amor por la paleontología, el amor por la vida. Sin la divulgación no concibo mi carrera.
-¿Qué le parece entonces Paleonturología con los libros divulgativos que se hacen?
-Yo, cuando Luis Alcalá me dice que hay un premio para fomentar la paleontología entre los jóvenes, porque además ese es el punto, pues me parece importante, además con la ciencia grande. Lo que pasa es que hace falta una máquina de la transformación para convertir una publicación fuerte y dura como las que hemos leído para el premio, y hay que darle forma para hacerlo atrayente. Este esfuerzo se lo debemos a la gente y a la sociedad, y hacer esto para mí es un placer. Una iniciativa como Paleonturología es magnífica, y el nivel al que está dirigido para su difusión, entre los 15 y los 17 años.
-¿Por qué al final optaron por premiar el trabajo sobre el tiranosaurio diminuto entre todos los artículos que se habían presentado, qué encontraron en esta investigación?
-Una cosa que hice al leer los trabajos no fue mirar la revista, porque uno publica donde puede, y no por eso eres menor investigador. Quitando un par de los trabajos presentados, el resto eran excelentes y pensé que iba a llevar mucho trabajo elegir un ganador. Mi primer criterio fue la calidad del trabajo, pero el segundo fue ver cuál era el que mejor se podía transformar y atraer al destinatario al que va, a los jóvenes, y pensé que lo que más le podía asombrar era un tiranosaurio pequeño, aparte de que científicamente el trabajo ganador tenía un nivelazo. Y me encantó que coincidiéramos bastante todos los miembros del jurado. Nos quedamos sorprendidísimos porque en una hora estábamos de acuerdo. Ahí vimos que había mucho nivel, muy bueno, pero también que tenía que ganar alguien que pudiese asombrar y no solo sorprender por su nivel científico, sino por cómo puede llegarle a la sociedad.
-Además con un trabajo sobre tiranosaurios con el enganche popular que tienen estos dinosaurios.
-Pero también había un riesgo, que al final la paleontología son siempre dinosaurios, y la paleontología son muchas cosas más que hay que empezar a promocionar también. Pero me dí cuenta de que en los premios anteriores había muchísima diversidad, y vi que desde 2009 los dinosaurios no habían ganado ningún premio.
-El trabajo, como los anteriores premios, se publicará en versión divulgativa en la colección ¡Fundamental! que tiene la Fundación Dinópolis. ¿Qué le parece el nivel que tienen estos libros?
-Que lo están haciendo muy bien. Yo no tendría nada que decir a la labor que están haciendo en la Fundación Dinópolis porque me parece de verdad extraordinaria, además de ser un buen nivel. Uno tiene que saber mucho para divulgar. A mí me parece que es la parte más difícil de un científico, y no divulga cualquier investigador, eh.
-¿La paleontología es tal vez una de las disciplinas que más puede atraer al público hacia la ciencia?
-Hay niños pequeños que piden dinosaurios de juguete y que quieren ser paleontólogos y arqueólogos con tres años, y en cambio cómo podemos acabar teniendo una España en la que la paleontología no la conoce casi nadie, teniendo científicos magníficos. Aquí está fallando algo.
-¿Qué está fallando?
-Está fallando que no solo se nos quieren meter nuevas tecnologías, y un país no marcha sin conocimiento de la historia. Tenemos una cabeza para pensar. Yo soy profesora en la Universidad y a mis alumnos les digo que mi intención con ellos en enseñarles a pensar, o a no olvidar que tenemos que pensar, que somos los animales cabezones de la naturaleza.
-¿Falta apoyo de la administración?
-Es que no hay ninguno, y después es que hay que entusiasmar con la ciencia.
-¿Cree que ese es el modelo de Dinópolis?
-A mí sí me lo parece. Tengo la desgracia que tres veces que me han invitado no he podido ir, pero lo veo a través de las web y su trabajo. Hay una parte de la paleontología y del pasado que tiene que fomentarse. La clave para interesar por el pasado es la especie menos protegida de todas, que es el divulgador investigador y es lo que más vale. Si tuviera que montar un museo el primer dinero sería para reclutar investigadores a los que interese la divulgación para sorprender al público cada vez que lo visite.
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