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Albarracín cierra un año “para olvidar” donde solo han trabajado en restauración Albarracín cierra un año “para olvidar” donde solo han trabajado en restauración
Albarracín cierra un año “para olvidar” donde solo han trabajado en restauración

Albarracín cierra un año “para olvidar” donde solo han trabajado en restauración

En todo 2020 únicamente se pudo llevar a cabo, en septiembre, uno de los cursos programados
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Cruz Aguilar

“Un año para olvidar pero con cierto sabor agridulce”. Así define 2021 el gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, 2020. Solo han atendido a las 40 personas que asistieron al curso de Historia Medieval dirigido por José Luis Corral y que fue el único que se celebró. Esta cifra de participantes contrasta con los más de 4.000 atendido durante los últimos 20 años. Sin embargo, destaca que, aunque la actividad cultural y congresual fue inexistente y que el número de visitantes a los Espacios y tesoros también deja mucho que desear, el Centro de Restauración mantuvo su labor y realizó diversas intervenciones tanto en Albarracín como en otros lugares.

La pandemia estalló a mediados de marzo, cuando la Fundación Santa María apenas había iniciado su actividad. Jiménez apunta al respecto que los meses de enero y febrero son tranquilos, sin demasiada demanda para cursos o reuniones. “Empezamos a partir de marzo y sobre todo es el final del verano y el otoño cuando más eventos concentramos”, especifica. 

Por eso el coronavirus canceló todo el calendario previsto, que era muy completo para 2020 tanto por las iniciativas propias como por las realizadas en el Palacio de Exposiciones y Congresos por otros colectivos. “La única acción de todo el año fue el curso de José Luis Corral, que tuvo lugar en septiembre, todo lo demás se suspendió”, lamenta el gerente.

Recuerda que entre las citas había algunas de gran calado, como la edición número 20 del Seminario de Fotografía y Periodismo que organiza el fotoperiodista Gervasio Sánchez. En una situación normal, por la actividad hubieran pasado en torno a 300 personas, que se redujeron para garantizar las medidas sanitarias a poco más del centenar. “Nuestra intención era seguir adelante como fuera”, pero, ya con todo cerrado, se decidió suspender el congreso debido al empeoramiento en la situación sanitaria.

Buenas previsiones

En lo que respecta a los visitantes de los Espacios y tesoros, el balance de los primeros meses del año hacía presagiar unas cifras de récord pra 2020, algo que también han constatado otros focos de interés turístico de la provincia. El año 2019 ya fue bueno, recuerda Antonio Jiménez, pero en febrero de 2020 hubo un 45% más de visitantes que en el mismo mes del año anterior. “2019 fue ejemplar en cifras de visitantes y este pintaba mejor”, dice el gerente con respecto al año de la pandemia.

Reconoce que las previsiones eran de “un año a lo grande” tanto por los visitantes que las cifras de los primeros meses hacían prever como por la reserva de cursos y actividades. La Fundación tenía incluso grupos en espera para reuniones en determinadas fechas, pero finalmente todas las aulas quedaron libres, solo ocupadas por el temor al Covid. 

El Expediente de Regulación de Empleo (ERTE) en el que quedó todo el personal de la Fundación salvo el 30% de los trabajadores de administración, ayudó a sujetar la economía de la instiución en ese primer periodo de pandemia. “Cuando vimos que había que cerrar todo fue un poco desesperante”, reconoce Antonio Jiménez, que intentó por todos los medios recuperar la actividad de la Fundación a partir de septiembre, pero fue inviable. 

Tras un verano de recibir a los visitantes con cuentagotas -en algunos momentos las visitas estaban limitadas a 6 personas– el cierre de las fronteras provinciales supuso otro ERTE para el personal de Espacios y Tesoros. Ahora los trabajadores de administración están en activo, es el momento con mayor carga laboral del año. Confían en seguir así y recuperar, en la segunda mitad de 2021 los conciertos y cursos que han hecho de Albarracín lo que hoy es.