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Carlos Martín, Alberto Triguero, Emilio Pérez, Ángel Villanueva y Javier Carbonell (de izda. a dcha.) son Punkarras Malas Pulgas. Studio Mostaza

"A los Punkarras no les veo yo en un concierto acústico con gente sentada"

Alberto Triguero, Pelu, guitarrista de la banda andorrana habla del LP que sale a la calle en marzo
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Punkarras Malas Pulgas nació como proyecto musical en Andorra en 2015, cuando el guitarrista Alberto Pelu Triguero y el baterista Emilio Bola Pérez, tras 20 años en Stroko, se reunieron con el guitarrista Carlos Marín y con el bajista Javier Carbonell Barrabás, que acababan de dejar Sabotaje. Al poco tiempo se incorporó Ángel Villanueva como cantante y a mediados de año la banda comenzó a caminar. 
Arrancó como Malas Pulgas, como fue conocida en Andorra y el resto de la provincia durante varios años, aunque la existencia de un grupo de rock de Archena (Murcia) fundado en 2013 con ese mismo nombre obligó finalmente a adoptar el apellido Punkarras. En 2019 publicaron su primer disco, El consumo te hace esclavo, y el 26 de marzo estará en la calle el segundo LP, Pánico a vivir, que ya se puede precomprar en la tienda digital de Alternativa Management o en varios establecimientos físicos de Andorra y Alcorisa.
-¿En qué consiste ‘Pánico a vivir’?
-Este segundo disco de la banda está formado por letras que teníamos guardadas en el cajón desde hacía tiempo, y creo que le dan al disco un carácter muy variado. Tiene temas muy emotivos, como el de Siempre Iranzo, dedicada a José Luis Iranzo, que al mismo tiempo es muy cañera, con un sonido fuerte, potente y con mucho coro. También hay canciones con las que seguimos denunciando que estamos hasta las narices de las normas, con ese toque rebelde... Eutanasia, por ejemplo, está inspirada en Ángel Hernández, que ayudó a morir a su mujer María José Carrasco, y fue acusado y pasó al juzgado de Violencia contra la Mujer. Está compuesta en 2019 y tuvimos que cambiar algunos detalles de la letra, porque desde entonces hasta la salida del disco ha salido la Ley de Eutanasia. 
-El primer tema que ha mencionado, Siempre Iranzo, salió antes que el disco, prácticamente como un single, y se ha hecho muy popular.
-La grabamos con Nogará Religada, el año pasado, en aragonés. Nos pilló muy de sopetón y en un día la grabamos. La compusimos en 2019 y Fran (López) de Nizorra!, que es un crack, nos ayudó con los vientos. Iranzo se merecía ese homenaje; yo era quinto suyo y siempre me llevé muy bien con su cuadrilla. Era un chaval con el que siempre te hacías una ronda, un tío ejemplar en el pueblo. De hecho Andorra ya no ha sido lo mismo desde aquel día. 
-No es el primer homenaje que realizan...
-No... En el primer disco, El consumo te hace esclavo, está el corte 19 de marzo, sobre mi colega Javi, que murió en el accidente de la Helitransportada de Alcorisa, en 2011. Me gustaría que las cosas empezaran a ir bien y no tener que hacer más homenajes a nadie. 
-¿Cómo definiría el punk que hace Punkarras Malas Pulgas?
-No es punk al estilo de Eskorbuto, por ejemplo. Creo que somos más melódicos y escuchables. Le damos importancia a las melodías, y sobre todo a las letras, que suelen tener mensajes que pensamos son importantes, más allá de alguna canción que habla de la fiesta, del jolgorio, que también lo es. Y no siempre es un lenguaje directo, no siempre se entiende tal cual, porque nos encantan las dobles lecturas y los dobles niveles de interpretación.
-¿Qué clase de mensajes tratan de difundir en sus canciones?
-Nuestro rollo es la juerga, la fiesta, estar con los amigos... y también la reivindicación social, desde luego, aunque no tenemos una visión demasiado  política de las cosas. En este disco, por ejemplo, Nuestras armas es nuestra manera de decir que estamos hartos de los desahucios, de la corrupción, de la banca, de las eléctricas... es una canción que prácticamente resume todas las injusticias sociales que existen en España. En este país las víctimas somos una gran mayoría y los verdugos una minoría, que vive gracias a la gran ignorancia que hay entre buena parte de la sociedad. 
-¿Qué armas son esas?
-La canción empieza diciendo “nuestras armas son las guitarras, y están afinadas por la sociedad”.
-De unos años a esta parte parece que hay que andarse con cuidado con lo que se dice...
-Sí, para que no te pase como a Hasel. Hablamos de eso en Escupiendo mi voz, que es una canción compuesta hace bastante tiempo, sobre la barbaridad que es que te sancionen por cantar. En la banda estamos con Pablo Hasel, porque no puede ser que te metan a la cárcel por decir lo que piensas. No puede ser que la verdad esté encerrada y la mentira campe a sus anchas; eso dice mucho de nuestro país, te da que pensar sobre la democracia que tenemos en esta España tan fabulosa. Quizá nuestra sociedad es demasiado conformista y preferimos estar callados para no tener problemas. 
-Hábleme del resto de canciones de ‘Pánico a vivir’...
-En Salgo a caminar hacemos un homenaje a Andorra, a nuestro pueblo, que no tiene el futuro que nos gustaría pero que sigue siendo el lugar donde somos felices; en Punkdemia hablamos de todo esto que está pasando, a través de una metáfora sobre una princesa de negro, que se enamora del mundo y nadie puede escapar a su amor; y en El bar y Tiempos vividos hablamos más de la fiesta, de lo que da una tarde estando con los colegas, o de lo que se hace de joven y luego terminas añorando. En Política empresarial volvemos a la crítica social, y le damos cera a quienes mueven los hilos de la sociedad en la sombra, sin darse a conocer, o en Horizonte criminal hablamos de lo que está sucediendo todos los días en el Estrecho. Es una salvajada que un ser humano se considere ilegal en un país que dice ser civilizado. Todo el mundo se merece tener una oportunidad.
-¿Quién es el compositor de Punkarras Malas Pulgas?
-Entre Ángel (el cantante) y yo solemos escribir las letras, y los riffs y los arreglos los vamos negociando en el local, durante los ensayos. En este disco han sido unos dos años de trabajo, sobre todo en el local.
-¿A qué tenemos pánico, además de a vivir?
-A la pandemia, a la crisis, a las circunstancias sociales... vivimos en una especie de nube en la que parece que vivir es algo que debería darnos miedo. Y tengo muy claro que la vida es para vivirla. Eso es a lo que hace referencia el título del disco y su diseño gráfico, que por cierto está realizado por la alcorisana Sonia Montero y su empresa Studio Mostaza.
-¿Qué evolución podremos encontrar entre ‘El consumo te hace esclavo’ y ‘Pánico a vivir’?
-Ya llevamos cinco años tocando juntos y, analizando las canciones del disco, me he dado cuenta de que algunas rinden una especie de tributo a nuestro primer disco, más orientado al directo, otras son una especie de puente entre los dos discos y en el resto se ve ya la madurez musical. Y en cuanto a sonido hay un buen salto entre los dos trabajos. Juan Carlos Mampel nos hizo el primero en MasterLogic (Mas de las Matas) y nos hizo un discazo, en el que derrochó paciencia. Íbamos a grabar este segundo con él, pero no tenía fechas disponibles y nosotros queríamos grabarlo ya. Entonces Dani Sancet, de Alternativa Management, habló con Iker Piedrafita (Estudio El Sótano) y consiguió que  nos dejara grabarlo del 26 al 31 de diciembre, a full en Pamplona. 
-¿Cómo fue el proceso de grabación express?
-Imagínate, cinco días en Pamplona y ni siquiera tomamos un pincho. ¡De locos! Y eso que dormíamos en el centro. Nos levantábamos a las 7.30 horas para ir al estudio, y no volvíamos al hotel hasta las 20 horas. A Fran (López) de Nizorra!, que vino para grabar vientos en varias canciones, como nuestra versión Bella Ciao, El bar, Todo es una mierda o Siempre Iranzo, se le llevó la grúa el coche y no nos dimos cuenta hasta el cuarto día. Grabar catorce canciones en cinco días ha sido tremendo, pero una experiencia brutal. Nosotros no somos ninguno músicos profesionales, e ir a Pamplona ha hacer est grabación ha sido precioso. Además yo soy barriquero total, así que imagínate lo que he disfrutado hablando con Alfredo (Alfredo Piedrafita, ex de Barricada, es el padre de Iker Piedrafita, el productor del disco).
-¿Y los resultados les dejaron satisfechos?
-Nosotros nos fuimos con una idea en la cabeza, y hemos vuelto con algo mayor. Iker (Piedrafita), el productor, es el Messi de la música, un tío excelente y un profesional como la copa de un pino. Yo personalmente estoy muy contento por cómo nos ha ayudado a buscar los sonidos que necesitábamos.
-¿Hay más colaboraciones, además de los vientos de Fran López (Nizorra!)?
-Sí. Fernando Madina, de Reincidentes, colabora en Horizonte Criminal; Podri, cantante de Rat-Zinger, colabora en Escupiendo mi voz; en Todo es una mierda Mena, el cantante de Manifa; y en Nuestras armas, además de Fran de Nizorra! colaboran dos componentes de Dakidarría, Gabri y Anxo. Todo esto ha sido movida de Ángel, el cantante, que le apetecía que colaborasen músicos de algunos de los grupos que son referencias e influencias para nosotros. 
-¿Cree que ha sido el mejor momento para lanzar su segundo disco? ¿Con la que está cayendo y la música en directo confinada?
-Estas cosas no se pueden dejar para un momento bueno o malo. O se hacen o no se hacen. Nosotros teníamos la artillería preparada y había que disparar, no podíamos desaprovechar la ocasión .¿Conciertos? Bueno, reconozco que la situación está muy difícil, porque lo primordial es garantizar la salud de la gente. Se siguen haciendo conciertos, aunque con formato acústico, en Andorra tocó hace poco el propio Iker (Piedrafita), junto a su padre, Alfredo. Lo que pasa es que yo a los Punkarras Malas Pulgas no les veo en un concierto con la gente sentada, y preocupada porque se le caiga la cerveza del vaso...