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Galve y José María Herrero Galve y José María Herrero
Jose María Herrero con dos de los fósiles hallados en Galve. blog.vientoscardinales.com

Galve y José María Herrero

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Cruz Aguilar

La primera vez que estuve en el Museo Paleontológico de Galve fue en enero de 1996. Volvíamos del funeral de Antonio Gargallo y se nos ocurrió que una buena forma de rendirle homenaje  era hacer algo cultural y decidimos, al pasar por el cruce, entrar a Galve. Íbamos cinco veinteañeros que, tras preguntar en el bar cómo podíamos ver el museo de los dinosaurios, nos fuimos hasta casa de José María Herrero para que nos lo enseñara.

Al principio nos examinó cuidadosamente, no era para menos, hacía una tarde de perros y en Galve no apetecía dejar el calor y el sofá para enseñarle el museo a cinco críos que igual ni siquiera lo apreciaban. Finalmente, no sé si apiadado por haber ido en una tarde así hasta su pueblo o porqué, nos llevó al museo y allí nos enseñó huesos, trocitos de huevos, decenas y decenas de restos que nos dejaron maravillados.

Pero lo que más nos fascinó no fueron los fósiles, algunos de ellos guardados cuidadosamente entre algodón en cajas de cerillas y que nos mostró con el microscopio, sino la pasión que ponía José María Herrero en difundir el tesoro de las entrañas de Galve. Su tesoro, al fin y al cabo, porque él fue quien puso al pueblo en la primera división de la paleontología.

Desde el año 96 hasta el otro día había estado en su museo varias veces, siempre con él como guía o, al menos, como acompañante. En una ocasión, ya trabajando en el Diario, le hice una entrevista. Creo que fue la más larga que he hecho nunca porque antes de contestar a mis preguntas me hizo un repaso por los hallazgos que tenía en las vitrinas. Tras explicarme el contenido del Museo me llevó a su casa y me enseñó otras piezas, algunas de ellas inéditas. Allí descubrí que tras excavar huesos, limpiarlos y clasificarlos, aún le quedaba tiempo para usar la radio.

El viernes pasado era su hijo Miguel Ángel el que explicaba las particularidades de los restos que había en las vitrinas. Pero yo pronto desconecté, sin querer, y me puse a pensar que si Galve crece y el colegio ha necesitado ampliación algún mérito tiene, sin duda, José María Herrero.