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Hay un perfil de Twitter que firma como Pastrana (@JosPastr) que se ha convertido desde hace tiempo en azote del independentismo catalán y en el archienemigo de Gabriel Rufián, el diputado de ERC.

Es una más de las miles de cuentas anónimas que circulan por la red, pero esta ha cobrado especial protagonismo en los últimos días porque Rufián se ha tomado sus chanzas como algo personal.

De hecho, todo se fue de madre cuando el diputado colgó un tuit que algunos han visto como una amenaza: “El día que se sepa quién eres nos vamos a reír, crack”, escribió Rufián.

El caso es que Pastrana dice que es de Teruel, hace comentarios sobre cosas que ha oído en la plaza de la Judería y cuelga fotos de la plaza del Torico o del juicio del nieto de Franco, que estos días se ha sentado en el banquillo por atentado a la autoridad.

Lo que me sorprende de toda esta historia es que alguien bregado en las redes como Rufián, al que le llueven las críticas y las alabanzas a partes iguales, entre al juego de una cuenta anónima que intenta desnudar sus vergüenzas.

Mucho daño le tienen que estar haciendo los comentarios de Pastrana para bajar al barro y enzarzarse de esta manera con un tuitero (o tuitera) cuya foto de perfil es un seis y un cuatro, con los que ha hecho un retrato y al que le ha colocado una gorra negra.

Pastrana tiene casi 90.000 seguidores y Rufián supera el medio millón y allí andan defensores y detractores de ambos siguiendo la pelea al minuto para ver cómo acaba la cosa.

Y de momento, la pelea la va ganando el de la gorra. Ha conseguido que todo un diputado del Estado español (y esto no lo digo con retranca, es solo la confirmación de un hecho) haya perdido los papeles y entrado al juego de responder a esta cuenta, a la que además le está ayudando a subir en seguidores día a día.

Si Pastrana no miente, y no tiene porque, anda entre nosotros, paseando por la plaza del Torico, tomando vinos por el Tozal y tuiteando para cabrear al diputado.

Yo, mientras tanto, sigo a Rufián a ver si nos dice quién es en realidad Pastrana, porque tengo mucha curiosidad. ¿Lo conoceré?