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Lamentos vanos Lamentos vanos

Lamentos vanos

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F.J.B.

Durante una semana entera andamos leyendo y escuchando sollozos lastimeros entre el taurineo patrio, a cuenta del sacrilegio que Carmena in péctore quiere cometer contra la mítica sacristía que lo era El Batán cuando la catedral de Las Ventas aún era del Espíritu Santo, y más gimoteos y llantos por razón de ese mercantilista Pliego de condiciones con el que se ha despachado tan a gusto la Diputación de Zaragoza por aquello de exprimir y estrujar al toreo para sacarle hasta el último chavo con el arriendo de su Misericordia. Hasta los de Anoet se han encabritado con lo “sufridos” que son ellos. 

Pero entre jipíos, sollozos y lamentos no estaría de más que nos hiciéramos esta pregunta: ¿De qué os quejáis? Vale que Carmena, Mayer y demás comparsa anti odien la Fiesta y sientan espasmos de felicidad a cada escupitajo endilgado a su naturaleza y a cada cerrojazo dado a su desarrollo, y vale que los políticos de Zaragoza se froten las manos mientras especulan con la cultura y el patrimonio que representa la tauromaquia a la que no hay reparo alguno en esquilmar. Todo eso vale porque quien lo hace lo lleva en su adn y en su forma de tratar lo que cree prescindible o digno de demolición. Lo que no vale es llorar lo que no se ha luchado y clamar por lo que en otro tiempo se ha despreciado, mis queridos taurinos. Yo sí recuerdo cuando algunos de vosotros hablabais muy tunantes de prescindir de El Batán por aquello de que los toros tomaban querencias o se fastidiaban los pitones con tanto desembarco. La verdad es que no interesaba mucho a los empresarios y menos a las figuras que los aficionados se pasearan por las corraletas de El Batán para ver los toros de San Isidro recién llegados del campo. Demasiada exposición, ¿verdad? Y aprovechando que la lengua azul pasaba por Valladolid pues desechamos el complejo y arramblamos con la tradición. ¿Y ahora lloramos? Si Carmena quiere cerrar El Batán y con él la Escuela Taurina de Madrid es porque puede, porque no hay fortaleza moral que lo impida y porque sois cuatro taurinos desunidos que no tenéis fuerza ni para ir juntos a misa. Y si los de Zaragoza quieren sacaros hasta el último de los hilillos de vuestra cartera es porque pueden, porque no hay un frente común de la Fiesta que se ponga ante ellos y les diga hasta aquí hemos llegado. Pero esa arrogancia de industrial pueblerino os pierde y nos pierde. Vosotros, a la vuestra, a vuestro corralito, a vuestro pequeño mundo del ir tirando hasta que esto aguante. Y si hoy Carmena cierra El Batán pues nos damos golpes de pecho entre lágrimas de furia y alaridos al aire pero mañana cada uno a su tajo… a su placita, a sus toritos y a sus cambios de cromos... Lo malo es que se ha cerrado Canarias, Cataluña, Baleares y se ataca a una infinidad de plazas por toda España. Y hoy le toca a El Batán pero mañana será Las Ventas. No lo dudes. Y Bilbao, San Sebastián, Pontevedra y Zaragoza. Sí, Zaragoza también porque os sacarán los cuartos mientras puedan y para compensar tamaño desembolso nos ofreceréis migajas de un espectáculo que en otro tiempo fue emoción y grandeza pura. Y la gente se cansará porque no se sentirá cuidada como clientela. Y en ese bucle destructivo se cerrarán más plazas y museos taurinos y se seguirá chuleando al espectáculo de los toros como está haciendo Carmena. 

Uníos de una puñetera vez y empujar con toda la fuerza de la que es capaz el segundo espectáculo de masas de España. Solo eso cabe. Volver a los orígenes, cuidar al toro por encima de todo y después a la clientela. Y dejaros de lamentos vanos. Ni una lágrima cuando no se ha luchado.