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Agresión a las mujeres Agresión a las mujeres

Agresión a las mujeres

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Cruz Aguilar

 

La mayor parte de las mujeres que sufren una violación en España no la denuncian. En otros países la cosa cambia porque allí ellas tienen derechos. Y a partir de ahora las españolas todavía recurrirán menos a la justicia. Se ha cuestionado a la víctima, sus horarios, sus aficiones, su forma de vestir... Vamos, que encima de que te violan la culpa es tuya, sobre todo porque no te has defendido con uñas y dientes. 
Sin embargo los cinco agresores, que planearon la violación, la grabaron y la comentaron en grupos de machitos, tienen una condena mínima. Y eso que además de los documentos escritos y gráficos está el examen médico y psicológico de la víctima. ¿Qué más pruebas les hacen falta a los jueces?. Con el caso Urdangarin muchos ya nos desencantamos de la justicia pero la sentencia de La Manada nos revuelve el estómago. Sí, hablo en masculino, porque, aunque en las manifestaciones hay más mujeres que hombres, lamentablemente, una cosa así cabrea a todos o debería.
Lo de Pamplona fue una violación múltiple y la sentencia una violación a los derechos de las mujeres. Solo la duda ofende. ¿Cómo es posible que con todas las pruebas que hay solo se les condene a nueve años de cárcel por abuso sexual continuado?. Que a ver cuántos cumplen. 
Esto es un puñetazo a nuestra dignidad, una bofetada a esa seguridad en nosotras mismas que quedó reforzada el pasado 8M. Es como si la justicia patriarcal nos mandara un aviso de que nuestras alas volarán mientras ella nos deje, mientras no nos las corte. Por eso tenemos que alzar la voz y dejar bien claro que queremos justicia, de la de verdad, de la que nos hace sentir seguras por la calle aunque sea de noche y llevemos minifalda y escote. No nos van a callar, aunque lo intenten, porque sin nosotras el mundo no gira. 
No queremos a esos cinco sujetos por la calle en poco tiempo y mucho menos en nuestros cuarteles.  Solo nos queda el consuelo de que el Supremo haga justicia y de que, durante el tiempo que pasen entre rejas, se topen con presos a los que les guste, como a ellos, jugar con la dignidad de los demás.