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Crecimiento

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Fernando Arnau

Si hay una parábola económica falaz es la de los apóstoles del crecimiento económico, versión española. Los manuales nos hablarán de crecimiento sostenido, pero en unos pocos años nos hemos rendido ante al evidencia de que el nuestro será siempre un crecimiento estacional, primo hermano del pollo estadístico. Las leyes por las que se rige esta bonanza son prácticamente universales pero, siendo fieles a nuestra tradición del España es diferente, nuestro modelo de crecimiento se basa fundamentalmente en la milagrosa bendición de la “industria” turística.
El turismo potencia de una forma diáfana lo que puede entenderse como un sector estable, mientras dispongamos de sol y los flujos internacionales sean crecientes. Es decir mientras tengamos los atractivos naturales y culturales suficientes para atraer visitantes de todo el mundo. Pero siendo conscientes de que el sector industrial o secundario será de un nivel tan mediocre como el del empleo en el sector.
Asociados a nuestro turismo están las grandes “tour operadores”, es decir los beneficiarios reales de nuestro turismo, que tiene el mérito de llenar nuestros establecimientos hoteleros y negocios de restauración generando empleo basura.  Sin embargo, los verdaderos negocios son los de la especulación, y ahí es donde el desembarco de fondos de inversión muestra su agresividad propiciando la escalada de precios de los alquileres en las grandes ciudades y, a no mucho tardar, la creación de alguna burbuja no necesariamente inmobiliaria que, como es de esperar, los poderes públicos (Banco de España a la cabeza) no controlarán con determinación. El contrapeso de nuestra industria, está instalado en un nivel impropio de una potencia económica como la que aparentamos. Nuestro capital humano se ha convertido en una inversión perdida de la que se aprovechan otros países porque estamos despreciando la investigación científico-tecnológica que evitaría la sangría de conocimiento y propiciaría la creación de empresas autóctonas de alto valor añadido.
Quedamos a la espera del desembarco de las transnacionales, tardamos en regenerar la formación profesional de la que llegarán ávidas, eso sí, nuestro gobierno de turno venderá cifras de crecimiento preñadas de pollos estadísticos.