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Tranquilo majete

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Cruz Aguilar
Estoy un poco harta de la dejadez de la gente, de que todo nos dé igual y de que haya muchas personas incapaces de mover un dedo por nada ni por nadie, por muy cerca que le toque. Ya lo denunciaban con mucha sorna y buen ritmo los Celtas Cortos con su Tranquilo majete, pero las cosas no han cambiado nada desde los 90 de esa canción a ahora.
En todos los grupos de personas que se juntan para algo (llámese comunidad de vecinos, comisión de fiestas, grupos de amigos o lo que sea) hay gente que trabaja y gente que pasa. Hasta ahí todo bien, parece que estamos acostumbrados y lo llevamos lo mejor que podemos. Pero claro, aunque pasemos a la hora de arrimar el hombro nos encanta criticar, porque es obvio que quien hace cosas se equivoca, o no, pero seguro que puede mejorar. Está claro que estas personas que no mueven un dedo no meten la pata nunca –cómo la van a meter si la tienen descansando–.  Las opiniones están fenomenal, y todo suma, incluso las críticas, pero hay que hacerlo aportando algo, no diciendo el no porque no. 
El colmo del cabreo que arrastro toda la semana y que no voy a explicar aquí con detalle para no dejarme de hablar con una docena de personas, llegó a su máximo exponente el viernes, cuando fui a entrar por el garaje de mi comunidad y había una llave partida en la cerradura. A cualquiera se le puede romper una llave, faltaría más, pero no cuesta nada llamar para que se solucione el problema. Ya somos mayores y nadie te va a culpar de un accidente así, pero arréglalo. Si no somos capaces de hacer una llamada o mandar un guasap, como para pedir a alguien que cambie una bombilla o arregle un desconchón de la pared. 
El trabajo colaborativo es más típico de los pueblos, o lo era, porque antes cada uno barría la puerta de su casa cada mañana y la regaba para alargar la fresca matinal y levantar menos polvo. Ahora somos más modernos, llevamos hasta a la peluquería a nuestros perros, pero eso sí, tengan cuidado al caminar que las cacas las dejamos para que todo el mundo pueda tener suerte.