Síguenos
Valor Valor
banner click 244 banner 244
Javier Lizaga

No sé si son los años o que he tardado en descubrirlo. Igual a ustedes no les pasa, pero ya no recuerdo los libros por las historias, sino por los personajes. Los campesinos de Saramago me son tan familiares como los espías de Javier Marías, sin importar lo que contaron, de vez en cuando pienso cómo andarán ahora. “¿Debe haber medios que están manipulados no?”, Vicente soltó la pregunta a los minutos de conocernos. La misma por la que habría contestado mal a otros, esta vez me pareció una invitación a contarnos la verdad. Le expliqué lo mismo que cuento siempre (a veces a profesores universitarios que son analfabetos de la realidad). La única manipulación son las apreturas. 
Somos pocos, poco tiempo y hay muchísimas páginas o minutos que llenar, muchas ruedas de prensa con las que cumplir. Además a nuestras empresas (dicen que por la audiencia) les interesa más si ha hecho calor, frío o hay un cerdo amarillo que dejar a un trabajador durante semanas y quizá meses que investigue por qué la plaza del Torico acabó costando el doble, donde está la deuda de Platea o en que se gastaron los 20 millones del Fite que pagó el Estado y Aragón “perdió”.  
Me sirvió para saber que Vicente había sido cabrero de joven, con noches al raso y que conocía el monte más que muchos su casa. Por eso, aunque me decía que había dormido mal, pronto me señalaba aquí y allá para mostrarme un monte descuidado, destrozado por las nevadas y, sobre todo, presa fácil para cualquier incendio.
Me acordé entonces de Andreas, el protagonista de Toda una vida. Apenas 140 páginas y una historia que aun sigo masticando. A través de la vida de un vecino solitario, de pocas palabras y espaldas fuertes se cuenta la historia desde la primera estación de esquí de los Alpes hasta el turismo, que literalmente le pasan por encima. 
Andreas, después de que un alud se lleve a su familia, se convierte en técnico de teleféricos a cientos de metros del suelo, jugándose una vida que no le importa a diario. A mí me recuerda a los cientos de mineros, forestales, comerciantes o pastores, de días duros y noches cortas, que han hecho crecer a esta provincia. Valientes o temerarios pero nunca mienten. Por eso, Vicente acabó abriendo el informativo. Aunque me imagino que me corregirá en cuanto me vea.