Síguenos
Pablo Pablo
banner click 244 banner 244
Javier Lizaga

Me llevé dos libros y me olvidé el pijama. Así llegue al hospital. Iba a dárselos a la matrona pero me contuve cuando nos contó que está cansada de lidiar con mujeres de 45 con ovulos falsos, semen falso (injertos que diría mi padre) y que luego reclaman enojadas que quieren un parto natural, lo único natural, decía, en todo aquello. Pensé que, como hacía Parra con sus poemas, este relato debía advertir que no se hace cargo de las molestias que pueda ocasionar. Ya va siendo hora de una app que puntúe los hospitales, yo siempre valoro los consejos y le hubiera puntuado muy bien.

“¿Quiere usted pasar?”, y me acordé de Juan Carlos, el amigo de Corina, y respondí como él en 1978 en plena transición: “con tal de no molestar…”. Les ahorro los detalles porque bastante jodida esta la natalidad como para que vaya haciéndole contrapublicidad. Solo diré que no me temblaban tanto las piernas desde que me saqué el carné de conducir. Hay que reconocer que fue una suerte aprobar con 6 prácticas. Tal y cómo se está poniendo lo de padre con 6 no has llegado ni al meconio de Montessori, o ¿era al revés?

Como dice Jabois, con el tiempo se aprende que los niños no se parecen a los padres, sino que los padres se parecen a los niños. Supe que era mío cuando lloró al ver al médico, yo hago lo mismo cada vez que voy al dentista. Y confirmé la paternidad ya el primer día cuando la enfermera cabreada me pidió ropa nueva para el bebe con el pis goteándole aun del batín. Yo, como mal padre, le pedí disculpas y pensé lo guay que era ser bebé.

Como canta una canción, todavía no sé de qué color son los ojos de Pablo, pero sí se que están llenos de cosas que nunca pude ver y que son puntos suspensivos. A ratos vuelvo a recordar esa sensación de resaca y felicidad imparable después de toda la noche sin dormir, de esa primera noche, de esas primeras horas. Y comprendí que a los hijos no hay que pedirles nada. Pensé que le había dado la vida y resulta que es él quien me da a mí motivos para vivir. Gracias compañera de viajes.