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Las caricaturas de Luis Grañena, en el Castillo de Valderrobres hasta octubre Las caricaturas de Luis Grañena, en el Castillo de Valderrobres hasta octubre
Ringo Starr, George Harrison, Paul McCartney y John Lennon (de i. a d.), Los Beatles, caricaturizados por Luis Grañena

Las caricaturas de Luis Grañena, en el Castillo de Valderrobres hasta octubre

El artista zaragozano publica sus ilustraciones en periódicos y revistas de todo el mundo
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The Beatles, Cristiano Ronaldo, Cassius Clay-Muhammad Ali o alguno de los principales líderes mundiales, desde la particular óptica y con el sentido del humor del artistas Luis Grañena podrán verse hasta el próximo 20 de octubre en la sala de caballerizas del Castillo de Valderrobres. Son personajes muy conocidos y sus trazos muy reconocibles, ya que Grañena, zaragozano afincado en Valderrobres desde hace ocho años, es uno de los caricaturistas españoles con más recorrido en la prensa internacional. Sus retratos y caricaturas han sido publicadas en medios como New Yorker, Vanity Fair, Financial Times, Liberation, La Vanguardia, CTXT o Heraldo de Aragón. 

La muestra que puede verse en el Castillo de Valderrobres está compuesta por una cincuentena de ilustraciones, seleccionadas en función de la popularidad de los personajes. “Muchas veces me encargan caricaturas de personajes o políticos desconocidos para el gran público, pero en Valderrobres me apetecía exponen retratos de actores, músicos o deportistas que fueran muy conocidos por la gente, que así puede incluso jugar a ir adivinando quién es quién”, explica Grañena. 

Se trata de la segunda exposición consecutiva del zaragozano en las instalaciones de la Fundación Valderrobres Patrimonial, después de que hasta el pasado mes de julio pudiera verse Pinturas, una serie de 18 acrílicos que el artista realiza casi como válvula de escape para su día a día laboral con las caricaturas, y que forman una producción de gran calidad y bastante desconocida. 

En esta ocasión Luis Grañena muestra la parte artística más reconocida, aunque no siempre el lector repara en la firma del dibujante ni en que la ilustración o la caricatura que acompaña al texto rara vez es completamente aséptica. “Como profesional siempre tienes que partir de la base que una caricatura tiene que ser muy reconocible e identificable”, explica Grañena, “aunque después puedes potenciar diferentes rasgos en función de que sea alguien muy querido o muy antipático para el público”. “En ocasiones el medio que te encarga la caricatura te pide determinada línea editorial, en función de sus intenciones, y cuando no es así yo creo que, de forma inconsciente, sin pretenderlo, el caricaturista deja parte de su opinión sobre el personaje a través del dibujo”.

En los años que Grañena lleva dedicándose a la caricatura de prensa ha perdido la cuenta de la cantidad de ilustraciones que ha realizado. El tiempo que le dedica a cada cual depende de la naturaleza del encargo y del trabajo, aunque al zaragozano le gusta tomarse su tiempo, recopilar información gráfica y de perfil, realizar sus primeros esbozos a lápiz y concluir la tarea a través del ordenador y la ilustración digital. “Hay personajes muy curiosos que, a pesar de que puedan tener rasgos muy característicos, tardan muchísimo en salirte bien como para dejarte satisfecho”. Un ejemplo paradigmático para él es el presidente de EE UU Donald Trump. “Cualquier pudiera pensar que, con ese pelo y esa boca, es muy fácil de dibujar, pero he hecho varias caricaturas suyas que me han costado mucho tiempo y no he terminado satisfecho al 100%”. Sin embargo hay personajes aparentemente más anodinos “que por determinado rasgo en la nariz o los ojos bordas enseguida”. 

Para Luis Grañena uno de los trucos que ha aquilatado a través de los años de práctica es hacer caso de sus primeras impresiones. “Se trata de tener muy en cuenta la primera vista que tienes de alguien desconocido, o la que tuviste la primera vez que viste a alguien muy conocido. Luego recopilas información y fotografías, pero si no tienes muy presente esa primera impresión todas las imágenes se te van emborronando en la cabeza y hace que pierdas la esencia del personaje. Es como cuando repites muchas veces una misma palabra hasta que pierde su sentido”, confiesa. 

Y aunque la exageración de determinados rasgos faciales es una de las grandes técnicas del caricaturismo, no debe ser la única o la que prepondere siempre. “Es más efectivo ser capaz de captar la esencia física de un rostro y luego reproducirla de la manera más simple posible”. Su ojo está educado para mirar los rostros de forma diferente a la habitual; hacer consciente un nivel normalmente inconsciente para el público que identifica los rasgos y las señales con los que nuestro cerebro se va a quedar para familiarizarse con alguien. Después los reproduce con la maestría del dibujante minimalista y... voilá! Apenas una docena de trazos de diferentes grosores son capaces de evocarnos leyendas del deporte, canciones históricas o comidas típicas de un país. Parece arte de magia. 

Grabados de Antoni Tàpies

Junto a la exposición de caricaturas de Luis Grañena, el Castillo de Valderrobres acoge Tàpies (colección del grabador Barbará), una muestra de grabado de Antoni Tàpies que podrá verse en el salón de las Chimeneas hasta julio de 2019. 

La muestra está formada por 29 obras de diverso tamaño, en su mayoría grabados bon à tirer del pintor catalán pertenecientes a la colección del grabador Joan Barbarà, quien trabajó con Tàpies y también fue el grabador de Miró y Picasso, entre otros nombres destacados. Los bon à tirer son las piezas que el artista considera perfectas y se usan como modelo para las tiradas de grabados, que deben acercarse al máximo a su calidad. Son el número 0, que con frecuencia se queda el grabador y tienen anotaciones a lápiz del propio artista.

Las obras que componen la exposición abarcan un amplio repertorio estilístico del autor, pudiéndose apreciar las diversas fases creativas de Antoni Tàpies, aunque predominan obras de la década de los años 80, en la que Tàpies recibió homenajes como el Premio de la Fundación Wolf de las Artes (1981), o la Medalla de Oro de la Generalitat de Catalunya (1983). Los números 1, 2 y 3 pertenecen al libro La estació (con J.V. Foix).Los números 4, 27 y 28 son de la colección vaso de tierra con la T de Tàpies. El número 29 está firmado por el grabador Barbarà y los demás son de la colección Barbarà de Bon a Tirer y ejemplares sueltos de series de Tàpies grabadas por él.

La exposición Tàpies (colección del grabador Barbarà) ha sido adquirida en su totalidad a los herederos del grabador Joán Barbará y constituye un homenaje y un reconocimiento a la figura de este destacado grabador quien afirmaba disfrutar con la colaboración con Tápies por su enorme exigencia y su espíritu de vanguardia.

Antoni Tàpies (1923-2012), pintor y escultor, fue uno de los principales artistas informalistas que casi siempre se movió dentro de la abstracción, conservando diversas referencias figurativas y mucho simbolismo.