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La lucha contra la despoblación: El Pobo, una localidad que dinamizan los 40 vecinos que viven su invierno nórdico La lucha contra la despoblación: El Pobo, una localidad que dinamizan los 40 vecinos que viven su invierno nórdico
Pedro (i) y Vicente López en una de sus fincas junto a la cosechadora; ambos viven en El Pobo de la agricultura y la ganadería

La lucha contra la despoblación: El Pobo, una localidad que dinamizan los 40 vecinos que viven su invierno nórdico

El ocio ha colocado al municipio en el mapa, pero son las labores agrarias las que lo sostienen
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Cruz Aguilar

El Pobo de la Sierra tiene 115 vecinos censados pero en invierno solo 40 de ellos resisten las bajas temperaturas. Aún así son suficientes para que las imágenes de sus espectaculares nevadas den la vuelta al mundo bajo la marca de El Pobo Norte. Pero el municipio también se conoce por las cervezas artesanales que se comercializan bajo la marca Castel y, sobre todo, por Poborina, un festival que este año ha cumplido dos décadas y que es referencia en el panorama internacional de la música folk. 

Sin embargo, aunque lo que proyecta la imagen del pueblo es el ocio, lo que realmente mantiene a los habitantes que viven en invierno es  la agricultura y la ganadería. Pedro y Vicente López son hermanos que gestionan las tierras familiares y dos granjas de cerdos. Son de El Pobo y están allí porque es el lugar donde desean vivir. No se plantean si son muchos o pocos, aunque sí valoran la presencia de gente dinámica: “César es, de momento, lo mejor que le ha pasado al pueblo”, dice Pedro refiriéndose a César Izquierdo, un joven agricultor de 25 años que ha reactivado –aún más– a los que viven todo el año en El Pobo.

Pedro López no ha vivido toda su vida en El Pobo ya que durante unos años se trasladó a Teruel y trabajó en empresas del sector cárnico. Su situación familiar cambió y regresó a su pueblo para llevar las fincas agrícolas junto a su hermano, que, salvo los años que salió fuera a estudiar, nunca ha dejado su tierra.

No piensan en despoblación, aunque oyen mucho hablar del tema, pero reconocen que este año la han sentido muy de cerca porque “en poco tiempo se han cerrado cuatro casas”. Los hermanos López no ven una solución sencilla al problema y reconocen que su visión es bastante negativa: “En estos momentos creo que no se puede hacer mucho”, comenta Vicente.  Además, apuntan que el único empleo que hay en las pequeñas localidades es la agricultura y la ganadería, “y todos no podemos vivir de ello”, lamentan

De todas formas, dicen que el discurso vacío de los políticos no va más allá y citan a modo de ejemplo que “la del bar paga los mismos impuestos que si lo tuviera en Teruel”. 

La Política Agraria Comunitaria (PAC) tampoco está, a su juicio, enfocada a asentar población en el territorio: “Las subvenciones las puede cobrar cualquiera, viva o no en el pueblo”, dicen. Además, denuncian que en muchos casos las explotaciones van a nombre de mujeres “que no saben ni de qué color es el tractor” porque de esa forma la cuantía es superior debido a la situación familiar. Vicente López comenta que la PAC se debería distribuir por tramos, de forma que los que realmente trabajaran el campo y residieran en el medio rural cobraran más. 

Reunión en el bar

Todas las mañanas los vecinos más activos de El Pobo, que tienen entre 25 y 85 años, se juntan en el bar a almorzar. No es la única reunión que mantienen ya que hace unos años crearon una especie de club, Los Lunes al Gamellón, para juntarse a cenar. “Surgió porque fuimos a coger rebollones, ese año había pocos y decidimos comerlos todos juntos ese mismo lunes”, comenta Pedro López. A partir de ahí los encuentros semanales se mantuvieron durante algún tiempo y ahora ya no son continuos, pero sí se producen de vez en cuando.

La nieve sí es motivo de fiesta obligada y los vídeos y fotos que publicitan tienen miles de visitas. Pero El Pobo Norte no es solo un grupo de promoción de un invierno divertido, sino que también se ocupa de rescatar a los que se quedan atascados en la nieve. “A veces nos sacamos a nosotros mismos, que también atascamos”, dice Pedro López.