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Mosqueruela recuerda el paso de la empresa Alcón por la localidad con una exposición Mosqueruela recuerda el paso de la empresa Alcón por la localidad con una exposición
La muestra ha servido para que los vecinos recuerden la impronta que la empresa de confección dejó en el pueblo. Cristina Mallén

Mosqueruela recuerda el paso de la empresa Alcón por la localidad con una exposición

La muestra recoge productos de la marca y algunas máquinas y fotografías
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Juan Corellano

Este verano la asociación cultural Descubre Mosqueruela ha querido dedicar una de las actividades de ocio que ha ido programando durante los últimos meses a recordar el pasado y la historia del pueblo. En este caso, el evento realizado fue una exposición a mediados de agosto en la que ser recogieron algunos de los productos de la antigua empresa de confección Alcón, que dio trabajo y vistió a gran cantidad de personas del pueblo.
La compañía, nació en 1960 de la mano de Francisco Alcón, a quien todo el mundo conoce como Paco en el pueblo, promotor y generente de la fábrica. La compañía Alcón nació en su día para la fabricación exclusivamente de calcetines con la ayuda de tres máquinas situadas en una planta baja muy pequeña. La empresa era vertical, recibía hilo de algodón en madejas y nylon en conos y terminaba con calcetines en cajas, también fabricadas en Mosqueruela. También realizaban sujetadores de la marca Piropo, los cuales solo confeccionaban ya que recibían la tela y los accesorios. 
Posteriormente se pasó a la fabricación de chándales dejando parcialmente la de calcetines, incluyendo máquinas circulares para tejer y una sección de tinta completa, mientras que la fabricación seguía siendo vertical. La fábrica llegó a tejer alrededor de 1.000 kilos diarios, haciéndolo durante 24 horas durante seis días a la semana cuando no había festivos. Para la venta disponía de representantes en España y el extranjero, ya que se exportaba sobre el 10% de la producción a Alemania, Bélgica y Francia y se exponía en las ferias de Madrid y Barcelona, Valencia y Múnich. De esta manera, necesitaron disponer de un almacén en Castellón debido a la distancia y mal estado de las carreteras. De contar únicamente con un empleado, Alcón pasó a tener entre 50 y 60 empleados, la mayoría mujeres. Finalmente, la empresa cerró en 2004 cuando no pudo hacer frente a los bajos precios de los productos importados desde China.
Desde los inicios, Paco contó con la colaboración de Juan Manuel Gargallo, Manolo para los vecinos de Mosqueruela, que fue su primer empleado y estuvo en la empresa desde sus inicios hasta el año 1977, cuando se jubiló. “Paco me propuso probar a ponerlas en funcionamiento (las máquinas) y en poco tiempo lo conseguí”, comenta Gargallo, siendo así como empezó su andadura en la empresa. Él, estuvo de encargado general y jefe de taller en la empresa coordinando el trabajo e instruyendo a los recién llegados. “Comíamos, almorzábamos y cenábamos cada uno cuando le tocaba o cuando podía, pero las máquinas ya no las dejamos parar nunca”, comenta el ex-empleado de la fábrica. Él, trabajó previamente como empleado de eléctricas, en la agricultural puntualmente y algunos trabajos a jornal, pero cuando entró en la fábrica “lo cogí con tal afición que conseguí dominar las máquinas”.
Algo más tarde que Manolo entró a la fábrica Maruja, que comenzó a trabajar en Alcón con apenas 14 años y estuvo allí un total de 43 hasta que finalmente la empresa cerró en 2.004. Ella se dedicó a remallar la punta de los calcetines en sus inicios y según creció y se modernizó la compañía fue realizando diferentes labores. Maruja, se muestra apenada por el cierre de la empresa pero agradecida a su dueño por la forma en la que se hizo. “Ellos nos pagaron a cada uno lo que nos tocaba y nos fuimos todos contentos”. Además, destaca el buen ambiente que reinaba en la fábrica, formada completamente por vecinos del pueblo. “Hacíamos meriendas, nos íbamos de excursión porque a veces el dueño nos pagaba un fin de semana a Benicasim o a Zaragoza. Se ha portado muy bien con todos los trabajadores”.
Ahora, la asociación Descubre Mosqueruela ha aprovechado este verano para recordar con esta exposición el paso de la empresa por el pueblo y la huella y las numerosas historias, como las de Manolo y Maruja, que dejó marcadas para siempre. “Ha sido una gran ilusión, queremos conseguir exponer todas estas cosas de manera permanente”, comenta Maruja.