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Tronchón recuerda en su Semana Cultural la compra de los terrenos de Ovejera Tronchón recuerda en su Semana Cultural la compra de los terrenos de Ovejera
Los pequeños aprendieron a hacer queso de la mano de un profesional. Asociación Cultural de Tronchón

Tronchón recuerda en su Semana Cultural la compra de los terrenos de Ovejera

Vecinos y veraneantes han podido confraternizar durante unos cuantos días
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Juan Corellano

 

La asociación cultural de Tronchón ha aprovechado este mes de agosto para programar una amplia oferta cultural que ha servido para entretener a vecinos y verantes de la localidad durante el verano. De esta manera, la semana cultural que ha planteado la agrupación se desarrolló desde el 11 de agosto hasta este pasado sábado, concentrando durante esos siete días diferentes actividades culturales y de ocio orientadas a todos los públicos. 
Tal y como reconocen desde la propia asociación, en esta semana tratan de abarcar todos los campos posibles, aunque cada año tratan de que exista una temática o hilo conductor entre las diferentes actividades. Este año, uno de los eventos más aclamados fue el encargado de abrir la semana el sábado 11, una rondalla didáctica dirigida por José Manuel Ibáñez, Armando Ayora y el Grupo Alma con la Jota. De esta manera, el acto no fue una ronda tradicional, sino que también incluyó explicaciones que trataron de ilustrar a los más jóvenes, menos familiarizados con este tipo de música, las diferencias entre los distintos tipos de jotas. En relación a este acto, el presidente de la asociación, Alex Buj, asegura que “de esta forma tan lúdica a la gente joven le llamó la atención”.
Sin embargo, a pesar del éxito de esta rondalla, el acto central y más arraigado con el pueblo no fue este, sino el celebrado a raíz del cumplimiento del centenario de la compra de los terrenos de los montes de Ovejera. Esta compra surgió en su día debido a que Tronchón apenas cuenta con monte público, alrededor de 67 hectáreas, algo que hacía que sus vecinos tuvieran problemas para abastecerse de leña. Para solventar esta situación, en 1918, 134 cabezas de familia del pueblo se juntaron para crear la sociedad de los montes de Ovejera. De esta manera, consiguieron reunir 15.740 pesetas y compraron por ese precio los terrenos del monte a un particular vecino de Villarluengo. Posteriormente, de los terrenos se utilizó su leña para hacer el pan, para vender de pino carrasco, también para la caza, así como para otro tipo de labores. Toda esta riqueza creada a raíz de los terrenos comprados fue repartida entre los vecinos y utilizada para emprender algunas acciones públicas como la construcción del alcantarillado o la reforma de las calles, entre otras. Actualmente, se alquila a una empresa de caza, el Coto de la Rambla, y el dinero recibido, 9.000 euros al año, lo gestiona la Junta Vecinal de Ovejera y lo utiliza en beneficio del pueblo. 
Con la ocasión del centenario desde la asociación cultural organizaron una excursión a la zona seguida de una charla en la que se explicó a los vecinos esta historia y la importancia de los terrenos para Tronchón. De esta manera, el alcalde del pueblo, Roberto Rabaza, comenta que “gracias a lo que hicieron nuestros antepasados, mi bisabuelo entre ellos, ha supuesto una gran ayuda para la gente del pueblo” y asegura que si “a día de hoy intentáramos poner de acuerdo a 134 familias para comprar un terreno sería imposible y eso que estamos mucho mejor económicamente”.
Además de este acto central de homenaje a Ovejera, la semana también ha contado con otras actividades importantes. Un ejemplo de esto fue un taller infantil de elaboración de  queso en el que los más pequeños, gracias a la colaboración de la quesería de Tronchón, aprendieron a fabricar uno de los productos locales estrella. Además, seguidamente los más mayores también aprendieron más sobre queso con un taller de cata. La Comarca del Maestrazgo también colaboró en la semana cultural para llevar la obra escénica infantil Sin remite de Jean Philiippe Kikolas al pueblo el martes. Al margen de estas actividades, se mantuvieron fijas otras habituales en las ediciones pasadas que siempre tienen gran éxito entre los vecinos como el torneo de fútbol sala, el concurso de tortillas o un mini toro embolado de carretilla para los más pequeños.
Ya fuera de la programación veraniega, la asociación también trata de proponer actividades durante todo el año. En Semana Santa, por ejemplo, llevan a los niños al horno del pueblo para reailzar el tradicional bollo de pascua e incluso planean para el futuro metas más ambiciosas como la simulación de la reconstrucción de una edificación en tapia, estilo arquitectónico particular del pueblo que serviría para abarcar también la temática de conservación del patrimonio. “Tenemos proyectos que muchas veces por tiempo y dinero no se pueden llevar a cabo, pero ahí están en el tintero y que por ideas no sea”, comenta Buj.
Esta agrupación cultural, se reactivó hace tres años de la mano de su director y su generación, al ver que “somos los últimos que nos interesamos por las tradiciones del pueblo”, comenta Buj que asegura que su ambición es evitar “que se pierdan muchas cosas del pueblo de ámbito cultural que vemos que se van dejando”. Así pues, concluye que “el trasfondo de todo esto es mantener viva la esencia del pueblo”.