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Chufla, chufla... Chufla, chufla...

Chufla, chufla...

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Elena Gómez

Hay una película antigua (de antes de la guerra) que me gusta mucho. Es "Nobleza baturra", del gran Florián Rey. Sobre todo me viene a la mente esa escena en la que un baturrico, montado en un asno, va por la vía del tren y no se retira cuando este quiere pasar. "Chufla, chufla, que como no te apartes tú…", exclama socarrón. 

Al hilo de los últimos vídeos virales sobre nuestra ultra-moderna red de ferrocarril y de las legítimas reivindicaciones de Teruel Existe, que son las de todos nosotros, no se me quita de la cabeza el dichoso filme.

Lo primero, porque tengo la vergonzosa sensación de que, casi un siglo más tarde, el borrico hoy en día adelantaría sin despeinarse al tren "de alta velocidad" que recorre las vías de nuestra provincia. Para tener un servicio tan penoso, más valía que nos aislaran del todo y nos dejaran morir del asco…

Ironías aparte, lo que me gusta de "Nobleza baturra" es cómo perfila el carácter de los aragoneses. Me gusta caer en la tentación de asumir tópicos tan manidos como nuestra recurrente tozudez o la rasmia que siempre nos mueve. Y me gusta porque es una de las pocas explicaciones que le doy a nuestras ganas de seguir luchando por una batalla que hace tiempo parece perdida.

Teruel agoniza, pero los turolenses somos como ese baturro impertérrito, que no se mueve del sitio hasta que la potente máquina se rinde. Por eso, una vez más, este domingo tenemos que estar ahí. 

Ahora toca en Valencia, pues todos a Valencia. No debemos rendirnos, tenemos que seguir demostrando que con paciencia, nobleza y firmeza conseguiremos salvar a la provincia de Teruel del ostracismo. Sin chantajes ni violencias, los aragoneses somos de otra pasta.

El 7 de octubre mandaremos a nuestros gobernantes, de nuevo, a chuflar a la vía. A la que tienen que modernizar de una vez por todas. Para que podamos viajar a Valencia cómodamente, pero a ser posible, solo a comer paella.