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La exposición ‘Chimeneas sin humo’, una visión de la despoblación en Santa Emerenciana La exposición ‘Chimeneas sin humo’, una visión de la despoblación en Santa Emerenciana
Imagen de la sala de exposiciones Pascual Berniz, de la Residencia Santa Emerenciana, donde se ubica la muestra. M. A.

La exposición ‘Chimeneas sin humo’, una visión de la despoblación en Santa Emerenciana

La muestra es obra del CEDDAR y Rolde de Estudios Aragoneses
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Las chimeneas humeantes son a menudo la metáfora que se utiliza para hablar de la degradación del medioambiente, la sobreexplotación de los recursos o la pérdida de calidad de vida en las grandes urbes donde las zonas residenciales se acercan cada vez más a los polígonos industriales. Pero al mismo tiempo, producto de los flagrantes desequilibrios demográficos y económicos, en Aragón y particularmente en la provincia de Teruel una chimenea con humo es sinónimo de actividad, de escuelas abiertas y de futuro. 

Chimeneas sin humo/Chamineras sin fumo es el título de una exposición interpretativa que puede visitarse, hasta el próximo 20 de diciembre, en la sala Pascual Berniz de la Residencia de Estudiantes Santa Emerenciana, en la capital turolense. 

Creada por el Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Areas Rurales y el Rolde de Estudios Aragoneses en 2003, lleva quince años visitando centros públicos e institutos de educación secundaria de toda la Comunidad Autónoma. En ese tiempo se ha ido enriqueciendo con nuevos paneles y datos estadísticos actualizados, aunque también resulta muy interesante comprobar cómo se abordaba el problema de la despoblación en Aragón hace década y media, y lo poco que se ha avanzado, cuando no se ha producido una regresión, en algunos aspectos. 

Ahora estará a disposición de los estudiantes de Santa Emerenciana, “que proceden en su gran mayoría de zonas de baja densidad demográfica y conocer de primera mano la situación, y ahora pueden ver la problemática desde el punto de vista académica, socio-político y cultural”, según explica un comunicado emitido por la residencia, y también de todos los interesados, que pueden visitarla gratuitamente de lunes a viernes, entre las 12 y las 14 horas y de 18 a 21 horas. 

A través de casi una veintena de paneles interpretativos la muestra analiza el origen y las causas de la despoblación, así como los fenómenos aparejados a esta.

Así, el discurso expositivo explica por qué en la actualidad la despoblación del Aragón rural no es consecuencia directa de la emigración, sino del brusco envejecimiento de la población que provocó en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo pasado el éxodo rural, y que ocasiona que en la actualidad el crecimiento natural sea negativo. Este es un proceso que se realimenta, y en los últimos años ha provocado desequilibrios demográficos incluso dentro de zonas poco pobladas, concentrándose la población en los núcleos más grandes en detrimento de los más pequeños. 

Las políticas de industrialización que se llevaron a cabo en España entre los años 50 y 70 del siglo XX provocaron una gran polarización de la industria, cayendo todo el peso gravitatorio en el arco mediterráneo, el litoral vasco y Madrid, al tiempo que la agricultura y las formas de vida rural se degradaban paulatinamente. La implementación de Polos de Desarrollo en determinadas ciudades españolas, como Zaragoza, reprodujeron los desequilibrios a escala local y no paliaron su evolución. 

La exposición analiza otras causas, como la falta de sensibilidad a la hora de vertebrar el territorio a través de infraestructuras públicas y viarias, o la exaltación del modo de vida urbano a través del cine y la televisión y la vituperación, casi ridiculización, de los usos rurales, que durante muchos años fueron sinónimo de lo viejo, lo caduco y lo que había que superar y sustituir para que España fuera un país moderno y avanzado. Cuando el arte, la literatura y los medios de masas se interesaron por el mundo rural era ya demasiado tarde, y fue más para actuar como testigos de su declive o, en el mejor de los casos, para denunciar un proceso ya muy avanzado. 

Una de las consecuencias más dramáticas de la despoblación es el cierre y desaparición de las escuelas, pero la muestra se detiene en otros, como la pérdida de patrimonio histórico, arquitectónico, documental, natural e incluso lingüístico, derivado de la falta de recursos públicos para mantenerlo y gestionarlo una vez el territorio se despuebla o se envejece.   

Chimeneas sin humo, sin embargo, no se queda en el discurso pesimista y también pone en valor las experiencias familiares del mundo rural en contraposición al modo de vida urbano, y reconoce y analiza el grado de conciencia sobre el problema y las iniciativas y experiencias destinadas a invertir o paliar el proceso de despoblación. 

Habla de los núcleos recuperados por los sindicatos y otras entidades, habitualmente como centros turísticos, como Morillo de Tou, Ruesta, Ligüerre de Cinca, Búbal o Griebal, así como de la figura de los neorurales, un movimiento nacido en las grandes ciudades que tratar de recuperar las formas de vida rural como modelo de vida sostenible personal y ecológicamente.