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Cuando fuimos los mejores Cuando fuimos los mejores

Cuando fuimos los mejores

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Juanjo Francisco

Había que ir a buscar a las mellizas a su casa porque su padre era un hombre de armas tomar y sus hijas un tesoro que preservar de afanes, tal vez inconfesables, de esa cuadrilla de chavales aún imberbes. El día de Nochebuena, al fin y al cabo, es una jornada de recogimiento familiar a medio camino entre las ganas de celebrar las fiestas como debe ser y cierta deferencia con las costumbres “de siempre”.

Las mellizas sí que salieron y estuvieron con todos los demás, con la cuadrilla que quería comerse el mundo en cuanto pasaran unos tres años. Con dieciocho el mundo sería diferente. Para entonces las noches serían una aventura inmensa y la vida un campo de batalla pleno de victorias.

En Nochebuena, con la bufanda bien anudada, solo cabía hacer planes para Nochevieja, el momento más esperado de las fiestas, cuando los afanes de conquista, y tal vez de triunfo, podrían llegar a buen fin. Pero, mientras no pasara la Navidad, los ánimos se atemperaban con la alegría de los reencuentros, con esa leve sensación confortable de sentirte entre los tuyos, entre tus amigos de la vida, tus compañeros en los descubrimientos, con el ancla afectiva que tanto bienestar produce precisamente en esas fechas.

Pasadas luego muchas nochebuenas, navidades y nocheviejas, la tropa se ha dejado ya muchos pelos en la gatera y muchos de aquellos pipiolos conquistadores han entregado su espada, derrotados por los puñetazos de la vida. Otros cuantos siguen adelante restañando heridas y, justo ahora, recabando información sobre todos los que no se han borrado de los recuerdos.

Justo ahora, en estos días  que ya no tienen el sabor de entonces, los corazones de la cuadrilla laten descompasados y los anhelos están desdibujados, no tienen el color ni la pujanza de aquellas nochebuenas, pero laten lo justo como para, estoy seguro, hacer un guiño a ese infinito - nube se le podría llamar ahora - donde se guardan viejos triunfos y derrotas, disgustos, desplantes, decepciones y pérdidas que se sucedieron en los tiempos en los que fuimos los mejores.