Que Victorino Martín tiene ganado un prestigio en el toreo desde que está al frente de su ganadería nadie se atrevería a ponerlo en duda. Los toros de la A coronada son el máximo referente ganadero del momento, incluso para quienes aspiran a una tauromaquia comercial que necesita de un toro más dócil y pastueño que el criado por el de Galapagar. Por cierto, parte de ese prestigio le ha venido heredado de su genial e inteligente progenitor que para su suerte le dejó marcado el camino y para su gloria escrita la dirección. ¡Casi nada! Pero Victorino ha dado un paso más allá de los cercados de las Tiesas, su mítica finca. Este instruido ganadero, veterinario por formación universitaria, se ha ganado en apenas unos meses algo que algunos tardan en conquistar toda una vida: Autoridad. Y lo ha hecho al frente de la Fundación Toro de Lidia como principal responsable en la defensa del toreo ante la incomprensión, la indiferencia o la ignorancia de quienes no sienten pasión por este arte o directamente lo desprecian. Referente en la defensa, decía, pero también en la divulgación e imagen de un toreo que con él se está comenzando a ganar su futuro. Y es que por fin alguien sirve de guía para aquellos que tienen en el toreo su forma de vida y para quienes aman la tauromaquia y la entienden como espectáculo, como expresión cultural o como una grandiosa sublimación del arte.
Solo hay que remitirse a tres hechos que en apenas unas semanas han confirmado un liderazgo dentro del toreo que comienza a ser aceptado por todos. De entrada hay que hacer memoria para entender lo que supuso la emisión de un programa en prime time como el que presenta el mediático Frank de la Jungla, reconocido animalista. El toreo no tiene espacio en los medios pero la curiosidad de este personaje le abrió las puertas a Victorino Martín y en apenas cinco fotogramas ya había ganado una batalla que hasta entonces el toreo tenía perdida: La de la imagen. Victorino dio el primer paso serio para cambiar la percepción que muchos españoles urbanitas tienen de la Fiesta. La de hilos que generaron sus opiniones en redes sociales. Muchos animalistas incluso comenzaron a cuestionarse algunos dogmas actuales.
Segundo. Victorino es el único taurino que ha tenido los arrestos suficientes para plantarle cara al independentismo catalán en su propia casa. La imagen del ganadero presentando la oferta de un festejo en el mismo ayuntamiento de Olot le ha ganado la admiración del mundo del toro y también de los ajenos por lo que ello implica en defensa de la libertad. Victorino dio un paso de gigante para que el toreo vuelva al lugar del que nunca debió haber salido.
Y tercero. Su comparecencia en el Senado hace unos días se antoja ya histórica para el toreo. Decir lo que dijo y hacerlo en la forma que lo hizo ante los máximos representantes del estado es un hito que va más allá de una simple comparecencia. Victorino Martín salió del Senado convertido en un líder que sin duda va a abanderar la fiesta de los toros y quizá la lucha por la pervivencia del mundo rural. Al día siguiente de su comparecencia leí en un medio el siguiente titular: “El jefe de los toros funde a los animalistas”. El toreo ya tiene su líder.