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Pepe Gotera y Otilio Pepe Gotera y Otilio

Pepe Gotera y Otilio

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Elena Gómez

Aunque faltan todavía unos meses para las elecciones municipales y autonómicas, y su correspondiente campaña electoral, es evidente que las espadas ya están en alto y todos los aspirantes empiezan a engrandecer sus discursos y a desprestigiar a sus adversarios. 

Hace unos días saltó una polémica en Teruel acerca de un rebaje de una acera que termina en una pared en la avenida de Sagunto. Cierto grupo municipal acusó a la alcaldesa personalmente por este despropósito tan absurdo, y se hizo abanderado de la accesibilidad en nuestra ciudad.

Vaya por delante que me encanta ver cómo los temas que preocupan al colectivo de personas con discapacidad entran dentro de las prioridades electorales de todos los partidos políticos. Sin embargo, llevo muchos años luchando de diferentes formas por la accesibilidad en las calles, y puedo asegurar que ningún gobierno municipal ha hecho lo suficiente o ha sido casi siempre gracias a la presión del movimiento asociativo.

Por otro lado, dudo mucho que la alcaldesa conociera el citado rebaje ni que ordenara ella misma que se hiciera de esa forma. Es cierto que el responsable último de cualquier actuación administrativa es el líder político de turno, pero estoy convencida de que el problema no reside en si se hacen más o menos rampas, o si salen como un churro (algo bastante habitual, por otro lado).

Hace tiempo que venimos solicitando en todas las instancias públicas, que no solo se legisle en favor de la supresión de barreras arquitectónicas, sino que también se implementen los procedimientos y recursos necesarios para inspeccionar las acciones acometidas.

En este caso, permítanme la licencia de pensar que los que ejecutaron y dirigieron la obra, para terminar haciendo una rampa que termina en una pared, no eran muy listos. Estoy convencida de que no necesitaban tener delante a ningún político con un látigo, obligándoles a hacer una chapuza.