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El lío de las calles sin nombre de pila y de los nombres sin apellido El lío de las calles sin nombre de pila y de los nombres sin apellido
Vista general de Castellote, en una foto de la web de su Ayuntamiento

El lío de las calles sin nombre de pila y de los nombres sin apellido

La Ley de Memoria Histórica genera dudas en pueblos como Caminreal o Castellote
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Calles con nombres pero sin apellidos (José Antonio) o con apellidos sin nombre (Primo de Rivera o Calvo Sotelo) ha dado lugar en algunos municipios de Aragón a cierta confusión sobre si estas vías están afectadas o no por la Ley de la Memoria Histórica.

El problema es que algunas no tienen que ver ni con la Guerra Civil ni con la dictadura franquista, sino con la de Miguel Primo de Rivera, como aduce el alcalde de Calatayud, José Manuel Aranda, que mantiene una plaza dedicada a esta figura.

Lo mismo ocurre con la de Calvo Sotelo. ¿Es José, ministro de Miguel Primo de Rivera, es su hermano Joaquín, dramaturgo y periodista, o es su sobrino Leopoldo, segundo presidente del Gobierno tras la reinstauración de la democracia?

En Utebo (Zaragoza), su alcalde, Miguel Dalmau, reconoció que en 1988 el municipio abordó un “debate profundo” para modificar la nomenclatura de las vías y se entendió que la de Calvo Sotelo se refería a la del dramaturgo y periodista y así se dejó, aunque se rotuló de nuevo con el nombre de pila, Joaquín, y asegura a Efe que ya no tienen más calles que afecten a la Ley de la Memoria Histórica.

Calvo Sotelo ha sido un apellido que ha dado nombre a calles de otros numerosos municipios de Aragón y lo curioso es que en estos casos sí las han sustituido entendiendo que se referían a José. Sin embargo, José fue ministro en la época de Miguel Primo de Rivera y murió asesinado 4 días antes del golpe de estado fascista. ¿Está afectada o no por la Ley de la Memoria Histórica?

En Castellote, su alcalde, Ramón Millán, anda sorprendido por el requerimiento recibido porque ya cambió las calles hace ocho años, por lo que ha puesto a su equipo a buscar por sus siete pedanías y una entidad local menor a ver qué calle puede ser, porque, aseguró, lo desconoce.

Millán, quien lamenta que se gaste dinero en mandar requerimientos en lugar de “luchar contra la despoblación” decidió, pese a que nadie se lo pidió, cambiar los nombres y devolver a las calles los que tenían antes de la dictadura.

En el barrio rural turolense de Villalba Baja tienen otra vía dedicada a un José Antonio que, según fuentes del Ayuntamiento de la capital, en la pedanía han transmitido que no se refiere a Primo de Rivera, pero ya han abierto un expediente para sustituirla.

Caminreal y Figueruelas las cambiaron ya hace unos meses y Morata lo propuso tras la notificación recibida el pasado verano, aunque la sustitución efectiva fue hace una semana cuando llegaron las nuevas placas, dedicadas a Guadalupe Gregorio, Upe, una mujer humilde que enseñó a leer a muchos niños, entre ellos la alcaldesa, Cristina Andrés, como ella misma rememora.

Zaidín (Huesca) es otro de los municipios que figuran en el listado de los que todavía tienen vestigios que afectan a la Memoria Histórica con la calle Ruiz de Alda, que según su alcalde, Marco Ibarz, cree que se le dedicó como pionero de aviación no como cofundador de la Falange.

Aunque aseguró que “nadie ha protestado” y pese a las molestias que suponen para la ciudadanía estos cambios, Ibarz se muestra partidario de estudiar su retirada si así se lo solicitan, aunque de momento dice que no ha recibido nada.

Álvaro Burrell, alcalde de Monzón, pide al Gobierno que concrete cuáles son las calles que incumplen la ley en la localidad porque en su caso también lo desconoce y ha confesado que “si las hay, es inconscientemente”.

Ni Villanueva de Gállego ni Sariñena tienen calles, según sus primeros ediles, vinculadas al franquismo y sin embargo, como todos los citados y hasta 38 municipios aragoneses, han sido incluidos entre los que aún conservan vestigios.

Puede que sea, como apuntó el alcalde de Caminreal, Joaquín Romero, porque algunas iglesias, entre ellas las de su localidad, todavía conservan una placa con el yugo y las flechas. Pero ahí, dijo, “no me meto”.