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Arcos lanza un SOS urgente para evitar la ruina total de las salinas históricas Arcos lanza un SOS urgente para evitar la ruina total de las salinas históricas
La ermita de la Virgen de los Dolores es el edificio que en mejores condiciones se encuentra del complejo de la salinas y aun así su estado es lamentable

Arcos lanza un SOS urgente para evitar la ruina total de las salinas históricas

El Ayuntamiento espera un próximo acuerdo con la propiedad para poder empezar a restaurar
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Arcos de las Salinas lanza un SOS urgente para evitar la ruina total de las salinas más importantes que tuvo en su historia el sur de Aragón. Las salinas de Arcos, que son Bien de Interés Cultural desde 2010 por el Gobierno de Aragón, se encuentran en un estado de lamentable abandono. El Ayuntamiento espera un próximo acuerdo, cesión por 75 años, con la propiedad de las salinas para poder empezar a restaurar. Las salinas de Arcos son un complejo de edificios, entre ellos una ermita, que se encuentran a escasos 2 kilómetros del casco urbano. 

El historiador y arqueólogo, Javier Ibáñez, alertó del grave estado en que se encuentran las salinas de Arcos de las Salina, que no pueden esperar más tiempo para empezar a conservarlas dado su muy grave estado de deterioro de un bien patrimonial que calificó de “muy importante”. 

En esta línea, Javier Ibáñez afirmó que las salinas están en una situación “crítica” que no pueden esperar más, donde solo la ermita del complejo es lo que mejor se mantiene en pie. “Hay que actuar ya primero para frenar  el deterioro de las salinas y luego para restaurar”.

Ibáñez recordó que las salinas aunque sean de propiedad privada están declaradas por el Gobierno de Aragón Bien de Interés Cultural, por lo que no se pueden dejar que desaparezcan y que la fórmula para llegar a un acuerdo bien puede ser por la compra a la propiedad, la cesión o la expropiación. 

En un informe elaborado por el Ayuntamiento de Arcos de las Salinas, Javier Ibáñez, recoge que la historia de Arcos de las Salinas no se puede concebir sin las salinas al menos desde el siglo XIII del territorio del que se asientan, ni de las 30 últimas generaciones que lo poblaron. “Todo en Arcos, en la memoria de sus gentes y en su Historia colectiva, está impregnado por la sal de sus salinas; hasta el propio nombre del municipio”.

Ibáñez en el informe elaborado alerta de la situación de las salinas, que adquiere tintes dramáticos por el estado en el que se encuentran y por el grave riesgo patrimonial que las afecta. “En realidad, hablar de riesgo es un mero eufemismo; las salinas están desapareciendo, extinguiéndose, día a día. Los propios efectos corrosivos de la sal, que deteriora los materiales con los que está construida, sumados a los derivados de los agentes atmosféricos, el agotamiento de sus seculares estructuras y la falta de mantenimiento, hacen que cada vez queden menos estructuras en pie”.

Recuerda Ibáñez que cuando visitó las salinas por primera vez en los años ochenta del siglo pasado las instalaciones estaban aún en producción; “pero ya empezaban a manifestar los primeros indicios de decadencia... Desde entonces, las he visitado en diversas ocasiones y he visto el proceso de deterioro”.

Añade que la magnitud de la intervención que se requiere para salvar las salinas supera, con creces, las posibilidades de una familia, incluido en ello los limitados recursos públicos que, como cofinanciación, puedan obtener de las Instituciones. “Solo la colaboración entre varias Instituciones, liderada necesariamente por una Administración, creemos que en este caso, el Ayuntamiento, puede frenar y, en la medida de lo posible, revertir esta situación. Y convertir a las Salinas en un recurso turístico de entidad similar a los referentes existentes en otras partes del país. Pero es necesario que se acometa de forma muy urgente”.

Para el arqueólogo Javier Ibáñez lo que debe hacer la familia propietaria de las salinas es que colabore para que el Ayuntamiento de Arcos lidere el proceso de recuperación. “Evidentemente , es justo y legítimo que dicha familia trate de buscar un papel dentro de este proceso y/o que reciba una compensación ajustada al valor real que tienen esas instalaciones, dramáticamente mermado por el estado en el que se encuentran y por la magnitud económica del deber de conservación que tendría que asumir la propiedad”.

Por último, expone Javier Ibáñez que el proceso de deterioro de las salinas de Arcos “va demasiado rápido para seguir esperando una solución milagrosa que, en las circunstancias actuales, nunca llegará. Hoy aún se pueden intentar salvar, si el relevo lo toma el Ayuntamiento. Pero si esperamos, pronto llegará un día en el que las salinas sólo sean un amasijo de piedras y mortero disgregado, una oportunidad perdida de desarrollo turístico-cultural para el municipio y un gran vacío en el Patrimonio y las señas de identidad de las gentes del pueblo de Arcos de las Salinas”.

El alcalde de Arcos de la Salinas, José Luis Alvir, expresó la confianza que llegue un último acuerdo con la familia propietaria de las salinas pese a los muchos años que se lleva intentando.

Cesión

Alvir apuntó un acuerdo basado, por ejemplo, en una cesión por 75 años para poder meter dinero público en la restauración de las salinas como ocurrió con el Obispado de Teruel para arreglar la iglesia parroquial que había estado cerrada al culto durante 38 años por el peligro de ruina que tenía y en 2010 se pudo reabrir la iglesia al culto.

El regidor señaló que en las negociaciones llevadas a cabo la Diputación Provincial de Teruel había hecho una tasación y una empresa privada ha hecho otra tasación. La primera para redondear fue de 54.000 euros y la segunda de 30.000 euros. Los edificios y las instalaciones están muy derruidas”, comentó. 

Añadió que en las negociaciones el Gobierno de Aragón a través de Patrimonio, Ignacio Escuín, “está mediando y ayudando mucho”.

José Luis Alvir reseñó que con la restauración se conserva un patrimonio en Arcos de las Salinas que no se puede perder y que se tiene que revitalizar a través del turismo como se ha hecho con las salinas de Añana (Álava), que recibe 88.000 visitas al año y en su Fundación trabajan 20 personas. 

El alcalde de Arcos de las Salinas expuso que si se llega a un acuerdo entraría un dinero de la Administración Central a través del 1 por ciento cultural, del Fite y de Europa para la restauración, además de poder organizar talleres de empleo o campo de trabajo para las faenas más sencillas. “En Europa hay dinero como lo ha tenido las salinas de Añana por ser Bien Cultural de la Unesco”.

Por último, el alcalde de Arcos de las Salinas indicó que la actuación de restauración sería a largo plazo dado el volumen de trabajo a acometer y la cantidad de recursos económicos a invertir. 

BIC desde 2010

La declaración de Bien de Interés Cultural por parte del Gobierno de Aragón en 2010 a las salinas de Arcos de las Salinas recoge su importancia histórica y la relación patrimonial de los bienes.

“La datación cronológica de la explotación salinar es hipotética, pudiendo remontarse a la edad antigua, aunque documentalmente se reconoce con certeza su existencia desde el reinado de Jaime I El Conquistador, durante el siglo XIII. Tras la conquista musulmana, el monarca de Aragón se reservó la propiedad de las salinas de Arcos, pasando éstas a formar parte del Real Patrimonio de Aragón, en el cual permanecen hasta el siglo XIX. Uno de los modos de explotación más relevante de las salinas consistía en el arriendo de las instalaciones por un tiempo determinado a particulares, siendo la documentación sobre los sucesivos arriendos, así como la de las obras de conservación del conjunto, muy numerosas. Hay constancia documental de que el rey Jaime I las visitó el día 30 de septiembre de 1259.

Durante la Edad Media y Moderna las salinas constituyen una importante fuente de ingresos para la población de Arcos, y dan lugar a otras actividades complementarias, al generar movimiento de arrieros, carreteros, muleros y pastores. El monopolio Real se extingue en 1869, durante el reinado de Isabel II, coincidiendo con la abolición del estanco de la sal, tras la que se ponen en venta la mayoría de las salinas pertenecientes al Estado, entre ellas las de Arcos de las Salinas. A mediados del siglo XX fueron adquiridas por una familia de Arcos de las Salinas, a quienes les otorgó su explotación el Ministerio de Industria en 1953. En 1982 cambian de propietario, permaneciendo dentro de la misma familia, sin embargo, su escasa rentabilidad determina el cierre de las mismas y su abandono.

Con una extensión total de 61.961 metros cuadrados, el valor constructivo del conjunto de las salinas de Arcos de las Salinas se basa fundamentalmente en que constituyen, a pesar del mal estado de conservación en el que se encuentran, un paisaje de explotación económica completo, del que forman parte no sólo las salinas en sí mismas, que ocupan 19.000 metros cuadrados, sino todo un conjunto de dependencias vinculadas a la actividad de explotación de aquéllas. De sus elementos constructivos destacan sobre los demás dos por sus características artísticas: la casa señorial y la llamada ermita del Salinar o de la Virgen de los Dolores, que data de 1758.