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Las Medallas de los Amantes o cómo se gestó la idea de Teruel, ciudad del amor Las Medallas de los Amantes o cómo se gestó la idea de Teruel, ciudad del amor
A la izquierda, reseña sobre la visita de los matrimonios zaragozanos en 1972 y a la derecha, crónica sobre la primera entrega de la Medalla de Oro a Gregorio Mosteo

Las Medallas de los Amantes o cómo se gestó la idea de Teruel, ciudad del amor

La primera distinción se entregó en febrero de 1972 y fue de la mano de la Tertulia Mudéjar
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San Valentín, Diego e Isabel, Amantes de Teruel y las Medallas del CITT. Febrero es el mes en el que más escribimos la palabra amor, especialmente en Teruel, donde hace años comenzó a gestarse la idea de “ciudad del amor” que se apoya en nuestra leyenda universal, pero que ha calado gracias a los esfuerzos de muchos que han promocionado esta historia. Entre los más veteranos e incansables está el Centro de Iniciativas Turísticas de Teruel (CITT), que lleva más de cuarenta años premiando con medallas al amor.

La primera Medalla de Oro de los Amantes se entregó en 1972, en unas jornadas del Amor organizadas por la Tertulia Mudéjar, aunque en estrecha colaboración, decían ya entonces, con el CITT, que al año siguiente comenzaría ya a encargarse de estos actos de San Valentín y hasta la actualidad. 

Una vez más las páginas de este periódico nos permiten rescatar el origen de una tradición que este fin de semana ha vuelto a cumplir con su cita.

Según publicó entonces el periódico Lucha, en febrero de 1972 se celebraron distintos actos que, el periódico al menos, tituló como las jornadas del Amor. El programa comenzó el domingo 13 de febrero de 1972 con la llegada de 21 parejas de enamorados de Zaragoza para rendir homenaje a los Amantes, leíamos en la sección Nuestra ciudad. Estas parejas habían resultado ganadoras del concurso organizado por Radio Juventud de Zaragoza, con el patrocinio de la Caja de Ahorros, y en Teruel fueron los miembros del CITT los que actuaron de anfitriones y guías turísticos. 

Visitaron la ciudad, dejaron claveles en el Mausoleo de los Amantes y leyeron emotivos poemas que exaltaban el amor. En representación de las parejas invitadas habló durante el almuerzo oficial el periodista de Heraldo de Aragón Alfonso Zapater, que destacó la estancia en Teruel “en donde los Amantes, que supieron morir “de” amor y no “por amor” son el eje de un mundo que busca la paz olvidando donde radica la auténtica solución”. Y terminaba diciendo: “Estamos aquí, en definitiva, para dar testimonio de Amor y sobre todo de paz que es lo que hace que nos sintamos fraternalmente unidos”.

Esta era la primera jornada de aquella celebración y al día siguiente, el miércoles 16 de febrero, el periódico daba cuenta de manera destacada de la brillantez de los actos, decía, de la festividad de San Valentín. “El gobernador civil hizo entrega de la Medalla del Amor, la llamaron, al matrimonio Mosteo-Martín y anunció la próxima urbanización de la plaza de los Amantes. 

Leemos que colaboraron también la Diputación de Teruel, la Casa de Cultura, el Cuadro Artístico Amigos del Arte y contó con el patrocinio del Ayuntamiento.

Hubo Ruta de los Amantes con lectura de poesías y hasta cánticas del siglo XVI, y una nueva ofrenda de flores en el Mausoleo. Después, el cuadro artístico de Amigos del Arte ofreció en el salón de actos del Ayuntamiento una adaptación moderna de la obra de Muelas, Pamplona y Belloch Poema de los Amantes. La lectura teatral, ambientada con efectos musicales, agradó al auditorio por su realización y original presentación, leíamos en la crónica.

El hotel Turia (actual hotel Reina Cristina) acogió después la Cena del Amor a la que asistieron, dice la noticia, cerca de un centenar de parejas de enamorados, además de una retahíla de autoridades que se detallan en la noticia.

Impulsor y premiado

En aquella cena se entregaría la primera Medalla de Oro de los Amantes, pero poco imaginaba su promotor que acabaría siendo el premiado, según cuentan quienes formaron parte de aquella velada. Gregorio Mosteo, que era miembro de la Tertulia Mudéjar y Vocal de Promoción de Turismo del Centro de Iniciativas y Turismo, compró la Medalla de Oro pensando en que se regalara a una persona que se hubiese distinguido por su aportación a la investigación y difusión de la historia de los Amantes.

José María Ruiz Navarro, presidente del CITT desde su fundación y hasta 1984, recordaría después en una conferencia sobre la historia del centro, que sometieron la propuesta a la consideración de las dos organizaciones y llegaron a la conclusión de que “ese gesto en un hombre como don Gregorio tan amante de Teruel  y sus tradiciones, le hacía merecedor de la medalla que él mismo ofrecía”. Aclaraba Ruiz Navarro que “por supuesto, él no estuvo presente en esa designación y se organizó el acto de entrega sin que trascendiera el nombre del destinatario”. Así que, añadía, “a los postres, cuando el presidente de la Tertulia Mudéjar, don Ángel Novella Mateo dio a conocer el nombre de los destinatarios, don Gregorio Mosteo y doña Magdalena Martín y el señor Gobernador Civil, don Ulpiano González Medina, les entregó la medalla, la emoción del matrimonio fue indescriptible”.

De aquella entrega tenemos también el testimonio gráfico en la portada de Lucha donde, bajo el titular Emotivo homenaje a la señora de Mosteo, el Día del Amor veíamos una fotografía de ella con el gobernador civil y al lado una pareja de novios haciendo la ofrenda de flores en el Mausoleo.

El CITT como organizador

En enero de 1973, el CITT asumió la organización de la Fiesta de Los Amantes, aunque se entendió que en la práctica no suponía cambios porque la práctica totalidad de los miembros de la Tertulia estaban integrados en el CITT: “La continuidad estaba asegurada”, recordaba Ruiz Navarro.

La primera Medalla de Oro de Los Amantes que concede en solitario el CITT fue para Juan de Ávalos y su esposa, como autor del mausoleo que contiene las momias de Los Amantes. Además de esta medalla, concedida en el apartado Investigación, Creación Artística o Promoción, el Centro acordó conceder una medalla de oro a un matrimonio turolense que hubiera cumplido el año anterior sus 50 años de casados y también a las parejas que celebraran su boda el día 14 de febrero, fiesta de San Valentín.

El matrimonio elegido para recibir, por primera vez,  la medalla  por sus bodas de oro fue don Prudencio Gorbe y doña Beatriz Fombuena. 

El periódico Lucha también realizó un importante despliegue para contar aquella edición, en la que, leemos, hubo de nuevo Ruta de los Amantes, ofrendas en el Mausoleo, misa, espectáculo de los Amantes y cena, como era tradicional. 

El entonces presidente del CITT recordaba años después de aquella cena que, con la presencia de las autoridades, sirvió para “certificar la reconciliación de don Juan de Ávalos con el Ayuntamiento de  Teruel que, al parecer,  habían mantenido alguna diferencia sobre el mausoleo”.

Más premios

Pocas ediciones después, en el año 1978, para rejuvenecer y ampliar la asistencia a los actos, se comenzó a entregar también una medalla de plata a los matrimonios con 25 años de casados.                               

La primera fue, según explican desde el CITT, para el matrimonio Magin Vicente Miguel-Amparo Rodríguez Martín.

En el año 1984 se empiezan a entregar medallas de oro y plata, en función de los años de matrimonio, a personalidades famosas. Los primeros fueron los Emperadores del Japón que llevaban 60 años de matrimonio. Destaca también el Pastor de Andorra, José Iranzo, que recibió junto a su mujer la Medalla de Oro en 1990 y volvería para recoger la Medalla de Platino de su matrimonio. En la lista de personajes ilustres encontramos también, junto a sus esposas, a Emilio Aragón, Tony Leblanc, Francisco Rabal, el juez Emilio Calatayud o Antonio Morales “Junior” y su mujer Mª Ángeles de las Heras “Rocío Dúrcal”. También a los Condes de Barcelona (oro), Reyes de Bélgica (plata), Alfredo Landa (actor-plata), Reyes de España (plata), Antón García Abril (compositor turolense-plata), Montserrat Caballé-Bernabé Martí (plata), o la reina de Inglaterra y su marido, el Duque de Edimburgo. Después llegarían medallas para instituciones, empresas y distintas entidades en sus aniversarios.