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El colchón El colchón
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Supongo que a estas alturas de la película ya no hace falta que explique que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuenta en su libro Manual de resistencia que la primera decisión que se toma cuando se llega al Gobierno “es crucial” y que la suya fue, de acuerdo con su mujer, cambiar el colchón de la cama de su habitación en la Moncloa. Y pintar el cuarto. 

E incluye un chascarrillo: “El refranero asegura que dos que duermen en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión (sic)". Se entiende que por eso de no dormir sobre el mismo que habían utilizado Rajoy y su mujer, aunque en realidad el refrán termina hablando de condición y no de opinión.

La mofas, las bromas y las críticas no se han hecho esperar y no entiendo el porqué, la verdad. Pueden ustedes pensar que soy un rarito, o un freak, o lo que quieran, pero gracias al libro de Pedro Sánchez he resuelto una duda que me carcomía por dentro desde hace años.

Siempre me había preguntado qué ocurre cuando cambia el inquilino de la Moncloa. Si se tiran los colchones o se queman; si se pintan las paredes de la vivienda o si el que llega se tiene que llevar los muebles, la tele, la tostadora o sus propias sábanas. Algunas de esas dudas ya me las ha resuelto Sánchez.

Sus planteamientos políticos, sus reflexiones éticas y morales o los malos tragos que le ha dado la vida pública los dejo a un lado, pero le agradezco a Sánchez que haya aclarado ese come-come que me llevó hace tiempo a plantearme llamar al gabinete de prensa de la Moncloa para hacer un reportaje sobre este asunto. Y no es broma.

Lo deseché porque pensé que les extrañaría que un periodista de provincias se interesara por esas cosas para contarlas en el DIARIO DE TERUEL.

Volviendo al libro, yo, como el presidente de Aragón, no lo tengo entre mis lecturas próximas. Lo más interesante ya me lo sé casi de memoria, gracias a las redes sociales. Desde que está en los estantes de las librerías, los que ya se han leído Manual de resistencia se han dedicado a colgar fotos de páginas y páginas, así que si algún día me decido, igual recopilo el material y me lo monto como un mueble del Ikea.