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Concha Fernández Millán, médico psiquiatra y escritora: “La sociedad nos lanza mensajes sobre la felicidad que nos hacen desgraciados” Concha Fernández Millán, médico psiquiatra y escritora: “La sociedad nos lanza mensajes sobre la felicidad que nos hacen desgraciados”
Concha Fernández durante la presentación de su novela, el pasado viernes

Concha Fernández Millán, médico psiquiatra y escritora: “La sociedad nos lanza mensajes sobre la felicidad que nos hacen desgraciados”

La novela ‘Más allá de la puerta blindada’ explora la enfermedad mental desde la visión subjetiva del paciente
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Concha Fernández Milián (Zaragoza, 1967) es médico psiquiatra en el Obispo Polanco de Teruel. En base a su experiencia acaba de publicar Más allá de la puerta blindada (Mira), novela que rompe tabús combinando la ficción literaria con la divulgación sobre la enfermedad mental y su asistencia sanitaria en España. El libro acaba de ser presentado aunque Fernández ya está escribiendo su segunda parte. 

- ¿Prima la creación o la historia real?

- Aunque está basada en experiencias reales se trata de una novela de ficción. No solo porque debo mantener la lógica confidencialidad como médico, sino porque mi objetivo era hacer un collage con esas experiencias. El Hospital Nuestra Señora de Lourdes donde está ambientada es un guiño al Miguel Servet de Zaragoza, donde hice la residencia, pero es imaginario.

- ¿De qué habla ‘Más allá de la puerta blindada’?

- Varios personajes con diversas enfermedades y trastornos mentales coinciden en una unidad de hospitalización psiquiátrica. La novela describe la historia y los perfiles de cada personaje, las conductas de carácter clínico que les caracteriza y las relaciones que establecen entre ellos. Relato el proceso del ingreso, las circunstancias vitales por las que atraviesa y su historia personal a partir de ese ingreso, y sobre esa base también aprovecho para hablar del sistema de salud y el funcionamiento del propio hospital.

- ¿En ese sentido está escrito desde un punto de vista divulgativo?

- Sí, desde luego. Más allá de hacer una novela entretenida, quería contribuir a la divulgación de los trastornos mentales y del funcionamiento la psiquiatría y la atención a la salud mental. Los renglones torcidos de Dios en ese sentido está bastante desactualizado y en España no ha habido referencias posteriores cuyo contexto sea la hospitalización en una unidad de este tipo y desde el punto de vista de los internos. En mi novela no describo los personajes desde fuera sino que me metí en su pellejo y los construyo desde una vivencia muy personal y empática.

- ¿A qué se refiere la puerta blindada del título? ¿Es una puerta física o metafórica?

- Ambas. Habitualmente cuando vas a la planta de psiquiatría de un hospital general te encuentras con una puerta blindada, que la separa del resto del hospital y del mundo. Salvo a las personas hospitalizadas, a los familiares y a los que trabajamos allí, esa puerta impresiona porque resulta misteriosa e inquietante. Su valor metafórico reside en la barrera que produce el miedo a la locura, lo mismo que a la muerte. Suele impresionar el mundo de la enfermedad mental por que está oculto y aislado. 

- ¿Qué quedan de aquellos terribles manicomios tantas veces recreados por la literatura?

- Hay toda una mitología en torno a la enfermedad mental, y una impronta que tiene que ver con la instauración de los manicomios que sigue en el imaginario colectivo. Eso ha cambiado mucho, y en el libro también expreso las dificultades que han existido en los últimos treinta años, porque hubo un proceso de desinstitucionalización, de cierres de los antiguos hospitales psiquiátricos. Esto muchas veces derivó, con la buena intención de integrarlos en la sociedad, en que muchos pacientes pasaran a estar con sus familias en la calle, y hubo una época bastante problemática, porque no había medios para atender a estar personas en la comunidad. Ahora parece que se ponen las cosas en su sitio, aunque sigue habiendo dificultades para que la ciudadanía acepte la enfermedad mental genuina dentro de la diversidad que somos. 

- ¿A qué se refiere con enfermedad mental genuina?

- A las patologías graves y durables, porque hay otro fenómeno que es la  excesiva psiquiatrización, la gran demanda de la atención psiquiátrica y psicológica que hay en la actualidad, muchas veces por situaciones de la vida cotidiana, los duelos o los golpes que cualquiera tiene a lo largo de la vida. 

- ¿Tenemos más problemas para afrontar la vida que antes?

- Ese es un tema controvertido que daría para hablar mucho. Pero es cierto que parece que la incidencia de la depresión y la ansiedad ha aumentado en sociedades occidentales en las que teóricamente tenemos uno de los estándares de vida más altos. Las generaciones anteriores tenían menos que perder porque tenían que dedicar casi todos sus esfuerzos simplemente a cubrir sus necesidades de subsistencia. Cuando éstas se han cubierto es cuando empiezan a funcionar los mecanismos del miedo a perder lo que tenemos, la anticipación ansiosa de las pérdidas, o la percepción errónea de que tenemos la obligación de ser felices para no haber fracasado en la vida. La sociedad nos lanza muchos mensajes sobre los requisitos que tenemos que cumplir para ser felices, como estar delgados o tener dinero, que de no cumplirlos nos sentimos desgraciados. Antes había que atender a las necesidad básicas, así que nada de esto tenía tanta repercusión en nuestra vida, y además existía la cultura oficial de que la vida es un valle de lágrimas, y desde ahí se aceptaban todas las adversidades, algunas de las cuales nos parecen dramas inasumibles en la actualidad. Ahora el mensaje de la sociedad es completamente opuesto, la vida está para ser feliz, tener dinero y una buena casa, y si no es así estás desperdiciándola.