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Francisco Herrero

Valencia acogerá en menos de un mes el primer Congreso Europeo de Jóvenes Cooperativistas y, para preparar el evento, una treintena de jóvenes asociados aragoneses nos hemos reunido en Zaragoza esta semana. Mi inclusión en el grupo juvenil sería cuestionable, es verdad, pero lo cierto es que tengo un espíritu cándido e inexperto que me rejuvenece bastante. Nos juntamos en la sala representantes de todo Aragón, de todo tipo de sectores agrícolas y ganaderos, y tuvo que pasar un cuarto de hora tras las presentaciones hasta que fui consciente de un aspecto trivial: ¿dónde están las mujeres?

Las mesas de trabajo estaban todas ocupadas por hombres. Solo una mujer y, vaya, no era agricultora o ganadera. Repaso en mi mente todo tipo de situaciones en las que nos juntamos la profesión (asambleas, cursos, charlas o el día a día en la cooperativa) y solo aparecen unas escasas mujeres en contadas ocasiones. ¡Claro que existen agricultoras y ganaderas! Las hay de salón y las hay que realizan un trabajo soterrado en la explotación familiar. A la hora de dar la cara en sociedad, imagino que la mujer se queda en casa trabajando y es el hombre quien sale a figurar.

Lo que he vivido esta semana en Zaragoza parece anacrónico, pero me temo que no lo es. Hasta que las mujeres no colonicen este mundillo y se hagan fuertes no van a cambiar muchas cosas en el campo. Deseo que haya más presencia de mujeres en el movimiento cooperativista y, sobre todo, deseo que haya más presencia de mujeres en los órganos de administración. Nos dijeron en Zaragoza que somos el futuro de las cooperativas y que, como es obvio, deberíamos ir entrando en unos consejos rectores cada vez más envejecidos. Si me atengo a lo visto, quienes van a decidir en las cooperativas aragonesas van a seguir siendo hombres.

Mi generación quizás ya está perdida para arreglar esto de lo que escribo. Pero aun podemos hacer que niñas de cinco a quince años aprendan a querer la tierra, que tengan ganas de tomar las riendas de los negocios familiares y que descarten parejas que les indiquen las buenas decisiones.