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Comodidad y atrevimiento Comodidad y atrevimiento

Comodidad y atrevimiento

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Francisco Herrero

Si quieres estar al día, demonizarás todo lo relacionado con el comercio electrónico. La última en subirse al carro ha sido Rosa Montero quien, a pesar de reconocer que compra por internet, se solidariza con los pequeños negocios físicos que bajan la persiana para siempre. Quienes crean opinión no sopesan los beneficios que las nuevas tecnologías aportan a quienes habitan en pueblos pequeños, muchos sin ninguna tienda porque quién arriesgaría su dinero en un negocio con un público potencial muy escaso. Vamos, que montar en Rubielos de la Cérida una tetería cuqui como la que ama Rosa Montero tiene poco sentido.

Internet ofrece una doble oportunidad al medio rural. La primera, como consumidor, puedo comprar casi casi lo que desee como si estuviera residiendo en una gran ciudad. Nunca antes había existido tal democratización del consumismo. Las novedades, cuando llegaban al pueblo, ya no estaban de moda. Muchos productos, incluso, nunca alcanzaban a venderse en una cabecera comarcal. Yo dudo que hoy haya más surtido en el mayor centro comercial de este país que en la red. Y qué decir de la comodidad de que te traigan el paquete a casa. ¿No es mejor esto que tener que desplazarse decenas y decenas de kilómetros para cualquier adquisición? Los olvidos, los dejamos para otra columna, si eso.

La segunda ventaja del comercio electrónico en esta España vaciada es para quienes negocian. Un establecimiento que solo venda bonitas camisetas de alegres colores, como una de las tiendas fallidas que muestra Rosa Montero en su artículo, no tiene ni pies ni cabeza en un pueblo minúsculo como en el que vivo. En una localidad un poco más grande, quizás sí. Aunque tengo mis dudas. Sin embargo, internet es la manera de aumentar la masa de compradores de forma brutal. La ropita de tu tienda va a estar al alcance de tu vecina Engracia y de la cazatendencias londinense Sue. Y entonces el negocio pasa de ser una idea ruinosa a una esperanzadora locomotora del desarrollo rural. Así que basta ya de satanizar la venta por internet, que igual es nuestro futuro.