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Manuel Martín , presidente de la Federación de Adictos Rehabilitados de Aragón (FARA): “Queremos que todas las instituciones  nos consideren como un recurso sanitario” Manuel Martín , presidente de la Federación de Adictos Rehabilitados de Aragón (FARA): “Queremos que todas las instituciones  nos consideren como un recurso sanitario”
Manuel Martín, en la avenida Aragón de Alcañiz a las puertas de una casa de apuestas. M. N.

Manuel Martín , presidente de la Federación de Adictos Rehabilitados de Aragón (FARA): “Queremos que todas las instituciones nos consideren como un recurso sanitario”

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El presidente de la Asociación Bajoaragonesa Turolense de Toxicómanos y Alcohólicos Rehabilitados (Abattar), Manuel Martín, lo es también desde el 23 de abril de la Federación de Adictos Rehabilitados de Aragón (FARA). Su objetivo es que todas las instituciones públicas de la región entiendan, como ya lo hacen las de Teruel, que las asociaciones que trabajan con adictos son verdaderos agentes de salud que necesitan apoyo.

- ¿Cómo llega a la presidencia de la FARA?

- En la pasada asamblea general, el 23 de febrero, el anterior presidente, Jesús Lasheras, por la edad y por motivos personales cesaba en el cargo. Al no presentarse candidatura, llegaron al consenso de confiar en mí. 

- ¿Qué objetivos persigue?

- No creo que pueda llegar a desarrollar lo que mi predecesor, pero se intentará. La idea es darle un poco la vuelta a la Federación en el sentido de que me gustaría poder llegar a tener alguna asociación en Huesca. Y en Zaragoza, que tanto la Diputación Provincial como los ayuntamientos y las comarcas estuviesen tan comprometidos como lo están en Teruel. Si se tuviese que hacer nuestro trabajo desde la administración, no digo que no se pudiese hacer, pero no podría ser igual. Esa proximidad que hay de adicto a adicto no es lo mismo que con funcionarios que trabajan en horarios concretos. Me gustaría tener una comparecencia en las Cortes de Aragón para explicar qué es lo que hacemos, que no nos vean como una asociación al uso sino como un recurso sanitario. En Andorra estamos dentro del Consejo de Salud y los médicos de atención primaria son los que, cuando detectan un problema de adicciones, nos lo indican. 

- ¿Cuántos adictos tienen en tratamiento en este momento entre todas las asociaciones?

- Que estén recibiendo tratamiento con nosotros pueden ser unas 250 personas. En Aragón hay otro tipo de asociaciones muy similares que no están federadas, como Alcohólicos Anónimos, que también hacen un buen trabajo. Pero nosotros nos quitamos los dogmas y vemos la rehabilitación desde un punto de vista de enfermedad porque la Organización Mundial de la Salud así lo reconoce. Las adicciones tienen una sintomatología, un tratamiento y una recuperación. 

- ¿Tratan todas las adicciones de la misma forma?

- Las ubicadas en el núcleo rural, sí, porque no nos centramos en la sustancia sino en las consecuencias que se generan por haberla ingerido, o por haber llevado a cabo una determinada conducta adictiva como puede ser la ludopatía. 

- ¿Hay repunte de adicciones en este momento? 

- Hay un problema de repunte de tratamientos, pero no porque se consuma más. El por qué es muy sencillo. Las personas que empezaron a consumir, por ejemplo coca, de manera lúdica con 16-18 años, ahora tienen 40. Tienen un trabajo, una familia, unos hijos y ahora las consecuencias de su consumo son más evidentes. Lo que sí está repuntando, y venimos advirtiendo de ello desde hace años, es la ludopatía, que no conoce fronteras. Antes el ludópata se cortaba porque tenía que jugar en público. El hecho de que lo vieran echando tantas monedas era un freno al juego, pero es que ahora esa conducta se ha trasladado a la intimidad de una habitación, con un ordenador, una tableta o un smartphone. Y eso tiene unas consecuencias. Yo puedo decir desde aquí que nadie gana en el juego. Podrás ganar una vez, pero perderás 200. 

- ¿Esta adicción al juego se alimenta del bombardeo publicitario en los medios?

- La ludopatía hoy en día es la heroína de los años 80. Hay mucha gente con una facilidad enorme para desarrollar la adicción acompañada por una serie de campañas bestiales en medios que valen muchísimo dinero. ¿Quién se puede enfrentar a ello? Yo soy de los que piensan que no hay que prohibir nada sino prevenir de lo que pueda pasar. Lo mismo que el Estado ha hecho campañas bestiales contra el tabaco, que haga lo mismo para el juego. Dicho esto, Carlos Sobera y los jugadores de fútbol deberían tener un poco más de ética.  

- ¿Qué adicción es más difícil de educar?

- Todas tienen el mismo patrón. La recuperación de un adicto no depende del tratamiento sino del cumplimiento del tratamiento. Es necesario un compromiso del enfermo, del adicto que quiere salir de donde está. Yo siempre digo que la gente viene voluntariamente obligada por las circunstancias.

- ¿Cuánto tiempo tarda una persona adicta en reconducirse?

- Nosotros nunca damos alta terapéutica porque es una enfermedad crónica y la recaída puede estar en cualquier momento, ya sea por un problema laboral, familiar o por exceso de confianza. Pero a los cinco años sin consumo entendemos que una persona está bien. Tras dos años de terapia intensiva conviene venir de vez en cuando para hacer la terapia del recuerdo. Viene gente nueva que llega como viniste tú y te refuerza en lo que estás consiguiendo. 

- De modo que el veterano ayuda al nuevo y viceversa.

- Ese es el eslogan de la mutua ayuda. Yo llevo 17 años sin probar una gota de alcohol. El hecho de que todos los días reciba a gente nueva me recuerda por qué estoy aquí. Yo no necesito el alcohol para nada. Me ha hecho tanto daño que como sé que no lo voy a poder dominar, pues es mejor no tomarlo. Ahora soy yo mismo, con una vida plena. 

- ¿Cómo se coge de las orejas a la persona que consume para que se rehabilite?

- De cualquier manera menos cogiéndole de las orejas y llevándolo a curarse (sonríe). No hay nadie que se cure a la fuerza, hablamos de una enfermedad. Te puedo explicar en caso de una persona que le dijo a su hijo que le compraba una moto si se sometía al tratamiento. A los tres meses lo dejó, vendió la moto y con el dinero compró droga. Si las consecuencias son externas es más fácil que se admita el tratamiento. Si ha habido una sanción de tráfico y el juez le obliga a hacer trabajos en beneficio de la comunidad, ese es el momento para solicitar un tratamiento de rehabilitación.

Las mujeres, "estigmatizadas"

- ¿Cuántos adictos tienen en tratamiento en este momento en Abattar?

- Sobre los 120, y 230 al corriente de obligaciones. Tenemos grupo de iniciales, B1 y B2, a los que hay que añadir otros tres de familiares. Y a parte hay otro  que es el de mujer dependiente. Esto es muy importante. Es un grupo exclusivo que lo coordinan la trabajadora social y la psicóloga. Y es que la adicción en el ámbito femenino no es igual que en el masculino, hay una diferencia que la marca la propia sociedad. Tú mañana te levantas a las 8, te vas a comprar el pan y te pides una copa de coñac en un bar y los que están al lado ni te miran, pero hace lo mismo una mujer y todos la mirarán. Hay una estigmatización. El 80% de las mujeres que se someten al tratamiento vienen solas. 

- ¿Por qué?

- La mujer que viene es porque las consecuencias de su adicción no son externas sino que quedan dentro del ámbito familiar. Si el marido no tiene la respuesta que él espera dentro del hogar, como puede ser la comida hecha y la casa limpia –parecerá muy machista pero es así, y más en los ámbitos rurales–, vienen los problemas. El marido la trata de todo y la amenaza con echarla.

- La igualdad hay que conseguirla también en este plano, entonces. 

- Es que la igualdad aquí no existe. Está mucho más estigmatizada la mujer. Un hombre ves que se pasa y dices: “Me cago en diez este tipo, hay que ver”. Pero a la otra, en el momento que los hombres la ven con un puntito, van a lo que van: a aprovecharse. Eso nos tiene que doler y dar vergüenza. En esto sí que veo desigualdad y muchísima. 

- ¿Qué porcentaje de mujeres tienen?

- En torno al 10%. Vienen muy tocadas psicológicamente porque las han despreciado totalmente.