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‘Trash + bestiary’: segundas vidas siempre fueron buenas ‘Trash + bestiary’: segundas vidas siempre fueron buenas
Cinco piezas forman un gran cubo

‘Trash + bestiary’: segundas vidas siempre fueron buenas

El Museo de Arte Sacro acoge una muestra de obras hechas con basura de inspiración mudéjar
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Unicornios, grifos, sirenas y otras bestias míticas cobran vida a través del arte y de las segundas vidas que pueden tener los plásticos que habitualmente utilizamos y desechamos. Creación, concienciación y promoción del patrimonio turolense se reúnen en Trash + Bestiary, una exposición colectiva de arte realizado con basura que podrá verse en el Museo de Arte Sacro de la Diócesis de Teruel y Albarracín hasta el próximo 25 de marzo. 

La muestra consiste en cerca de veinte piezas que recrean el bestiario que puede encontrarse en la techumbre de la Catedral de Teruel, o bien animales fantásticos basados en este, construidos con material de desecho, fundamentalmente plástico; tapones, bolsas, botellas, pequeñas piezas y también chapas metálicas de refresco. El profesor del grado de Bellas Artes en Teruel José Prieto y la artista Vega Ruiz comisarían una exposición en la que han participado unas quince personas, entre profesores de Educación Primaria, Educación Infantil y Educación Secundaria Obligatoria; estudiantes de 2º de Bellas Artes y del Máster de Profesorado de ESO y alumnos de 4º de Educación Primaria del Colegio Público las Anejas. 

Esta nómina tan heterodoxa de autores se debe en parte al carácter didáctico y educativo del proyecto, y en parte por sus orígenes. 

El proyecto Trash + Bestiary nació el año pasado durante el Congreso de Arte, Educación y Sociedad de Huesca al que asistieron Prieto y Ruiz. Allí pudieron conocer la obra de numeroso autores de trash art o garbage, una corriente del arte contemporáneo que propugna el reciclaje de materiales, la reutilización, y el arte hecho con basura, en definitiva. Una corriente que, más allá de lo contracultural que pueda resultar, se defiende como una vía para la concienciación sobre los desequilibrios medioambientales que el excesivo consumo y el incremento de los desechos está produciendo. 

“Desde Artur Bordalo, un pintor muralista portugués, hasta muchos otros, nos llamó la atención que muchos de los trash artists dedican especial atención a los animales, construyendo sus propios bestiarios”, explica José Prieto, “y ahí empezamos a darle vueltas a la idea. ¿Por qué no plantear un proyecto de este tipo en Teruel, aprovechando que ya tenemos un espléndido bestiario que no es demasiado conocido, en la techumbre mudéjar de la Catedral?”.

Ese proyecto cobró vida en forma del curso La belleza de los usado: Arte y reciclaje en los entornos educativos (Trash art), que se desarrolló en el CIFE Ángel Sanz Briz durante el pasado mes de diciembre. Como tal, sus primeros receptores fueron profesores de Infantil, Primaria y Secundaria, aunque dado su potencial educativo en los ámbitos de la Educación Medioambiental y también en la promoción del patrimonio turolense, se extendió a los alumnos del Máster del Profesorado de ESO, a estudiantes de 2º de Bellas Artes de la asignatura de Volumen, que imparte José Prieto, e incluso se implicó a unos 80 escolares de Primaria de 9 a 10 años del Colegio Público Las Anejas. 

El trabajo con los escolares se vehiculó a través de la profesora María Játiva. “Ha sido muy interesante porque además de fomentar el reciclaje y de que los chavales vieran que con elementos de desecho se podían crear cosas bellas, muchos de ellos ni siquiera conocían la techumbre de la Catedral”, asegura Prieto. 

En el caso de los más pequeños, su trabajo consistió en imitar o reinterpretar algunos de los animales que fueron pintados en la madera de la Catedral, recreando los colores sobre la superficie con cinta de moqueta, pegando tapones sobre ella y completando cada composición con pintura en colores primarios, dotando a cada obra de cierto aspecto pop-art.

En el caso de los profesores y alumnos del Máster de Profesorado fue más allá, ya que realizaron sus piezas reinterpretando el bestiario mudéjar y confeccionando desde cero bestias míticas, basándose en las auténticas pero inventándolas. “Han salido algunas piezas muy interesantes, como una especie de sirena caballo con dos cabezas, y diferentes versiones de unicornios y otros animales fantásticos”. 

Además, los alumnos del curso realizado en el CIFE han confeccionado una pieza tridimensional que también se expone en la muestra. Se trata de un colorista y transgresor jabalí, realizado con un interior compuesto por botellas pequeñas de agua de plástico, forradas con malla metálica y con bolsas de plástico de desecho. 

La producción artística final que se expondrá hasta el día 25 en el Museo de Arte Sacro de Teruel está compuesta por cinco grandes piezas cuadradas de 124 centímentros de lado, unidas formando un cubo; trece piezas cuadradas de algo menos de un metro de lado y la escultura del jabalí. 

De entre las principales conclusiones que José Prieto y Vega Ruiz han extraído del proyecto artístico, más allá de incitar a los alumnos del curso a trabajar el trash art o arte hecho con basura, es el hecho de combinar la educación artística y la educación medioambiental, y combinar algo tan contemporáneo como el arte a partir de material de desecho con el patrimonio mudéjar turolense. “Hay muchos artistas contemporáneos que han sabido probar que puede surgir la belleza o la denuncia social de un montón de basura, demostrándonos que la creatividad y el ingenio pueden alimentarse incluso de los residuos asociados al hiperconsumo desenfrenado, en un mundo donde todavía millones de personas mueren de hambre”. 

En ese sentido la labor del proyecto se ha centrado en los residuos generados en los entornos más próximos, como el hogar o el colegio, favoreciendo la reutilización de esos materiales, que además el trash art no enmascara en la propia obra sino que los hace plenamente visibles. 

“Uno de los objetivos que queríamos cumplir al plantear esto como un curso era que los alumnos miren con otros ojos su entorno más próximo, que descubran cómo lo pueden transformar y que lo hagan de una forma comunicativa, comprometida, participativa y corporativa”.