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Jorge Arribas, músico de Fetén Fetén: “Sorprender a los niños con una silla de camping  que suena es algo mágico” Jorge Arribas, músico de Fetén Fetén: “Sorprender a los niños con una silla de camping  que suena es algo mágico”
Jorge Arribas (izda.)?y Diego Galaz son Fetén Fetén

Jorge Arribas, músico de Fetén Fetén: “Sorprender a los niños con una silla de camping que suena es algo mágico”

El peculiar dúo burgalés presenta este martes en su regreso a Teruel su cuarto y último trabajo, ‘Melodías de ultramar’
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Jorge Arribas, natural de Aranda de Duero pero afincado en Valladolid, es la mitad de Fetén Fetén. Junto al burgalés Diego Galaz forma una peculiar agrupación musical que combina con un sinfín de proyectos musicales que van del jazz al folk pasando por el rock. Fetén Fetén es capaz de fundir bolero con pop o un violín con una trompeta. Este martes, a partir de las 19 horas, ofrecerán un concierto en la Iglesia de San Pedro, dentro del ciclo 19 a las 19 de la Fundación Amantes. 

- ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de Fetén Fetén?

- De música popular con instrumentos insólitos, y una base de músicas de raíz. Nuestras primeras composiciones tiraban hacia los ritmos de baile que se tocaban el día de las fiestas de los pueblos, valses, foxtrot, chotis... Componemos ideas y arreglos propios, pero con esa esencia. Empezamos a inspirarnos en España o Europa, y poco a poco hemos ampliado nuestras influencias a músicas africanas o americanas.

- ¿Ha dicho instrumentos insólitos?

- Nuestra base es el acordeón y el violín, pero siempre nos hemos rodeado de instrumentos peculiares como el serrucho, que fue el primero, el violín-trompeta, y otros que se han ido sumando a nuestra familia. 

- ¿Como cuáles?

- Esos dos son quizá los más característicos  pero hay otros como la silla de camping flauta. La primera fue un regalo del gran Xavi Lozano. En estos tiempos de wii, sorprender a los niños haciendo sonar una silla en la que estás sentado es mágico. Además tocamos otros instrumentos de viento reciclados, como una escoba, un recogedor o un hueso de ala de buitre. 

- La silla de camping no deja de ser un tubo de metal y puedo imaginármelo... ¿Pero como suena un serrucho o un violín trompeta?

- El serrucho comenzó a tocarse en los Apalaches golpeándolo con un martillo, para que hiciera un sonido metálico de percusión con distintas alturas, y con el tiempo se desarrolló una técnica que consiste en hacer una S apoyando la hoja contra pierna, y tocarlo con un arco de violín sobre el lado que no tiene filo. La hoja vibra y suena como una soprano cantando. Y el violín trompeta es como el stroviol que se inventó a principios del siglo XX; un violín que en lugar de tener una caja de resonancia de madera tiene una trompeta, y tiene un sistema de gramófono dentro que amplifica las notas que toca Diego. 

- ¿Por qué utilizan ese tipo de instrumentos?

- Porque han tenido una gran función social en la música tradicional. El violín trompeta se inventó porque en las primeras grabaciones solo había un micro en el centro y tocaba toda la banda. Sonaban mucho más los vientos que las cuerdas, así que había que inventar algo que proyectara  el sonido de los violines. Y el serrucho es un ejemplo de instrumento musical hecho con herramientas, que se daba habitualmente entre las comunidades pobres. En los conciertos divulgativos tocamos una sartén, unas cucharas o una lata de pimentón como hacen grupos como Mayalde, que recuperan instrumentos que se usaron tradicionalmente para aprovechar utensilios que se rompían. Eso, en los concierto didácticos, divierte mucho a los niños y nos permite hablarles de valores, como el reciclaje y el cómo se buscaba la vida la gente cuando no había tanto de todo. 

- Su espectáculo tiene formato de concierto didáctico, de dúo, de mezcla entre recital y actuación cómica... ¿Cuál traerán esta tarde a Teruel?

- Haremos un formato de dúo con bastantes temas del último disco, Melodías de ultramar, y también de discos anteriores. Y entre el acordeón, el violín, y el resto de cachivaches, sobre el escenario podrá llegar a haber como doce o quince instrumentos diferentes. 

- Tienen cuatro discos en su haber... ¿Están grabados únicamente por Diego y usted?

- En las grabaciones contamos con Carlos Raya, que es un musicazo de este país, y hace una labor de producción muy importante, y solemos rodearnos de otros músicos que sobre todo son grandes amigos, como Pablo Martín Jones o Martín Bruhn a la percusión o Miguel Rodrigañez al contrabajo. 

- Ha mencionado su último disco, Melodías de ultramar. ¿Por dónde van los tiros?

- Parte de nuestros últimos viajes, muchos de los cuales han ido al continente americano. Tienen presencia Canadá, Nueva York, México, Costa Rica, Argentina... y se combinan con otros a este lado del charco, como Galicia, País Vasco o Cádiz.

- Le echan sentido del humor hasta para titular los temas, con canciones como Swing a la pepitoria o He visto un oso en los Cárpatos. ¿No les da miedo que el humor pueda desvirtuar su música a los oídos de una parte del público?

- La música merece tiempo, dedicación y respeto, pero también que sea disfrutada, tanto en lo musical como en todo lo demás, desde los títulos a la forma de presentarla. Nos gusta sacar una sonrisa al público, pero cuando escucha un buen arreglo o una buena melodía la reconoce y reacciona con respeto. Si tienes una buena propuesta musical y la defiendes con respeto, todo el mundo lo ve y lo valora. Y el humor te permite acercarte a públicos que quizá no acudirían a un concierto más convencional.