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Hemeroteca: Milicianos y campesinos de película, a 6.000 pesetas la jornada de trabajo Hemeroteca: Milicianos y campesinos de película, a 6.000 pesetas la jornada de trabajo
DIARIO DE TERUEL recogió en varias páginas tanto los casting como el desarrollo del rodaje

Hemeroteca: Milicianos y campesinos de película, a 6.000 pesetas la jornada de trabajo

Cientos de turolenses participaron hace 25 años en el rodaje de la película ‘Tierra y Libertad’
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Los jóvenes que se reconozcan en las fotos pensarán aquello de “25 años no es nada” o eso de “¿tanto tiempo ha pasado?” Lo hacían por curiosidad, por formar parte de la magia del cine desde dentro y, por qué no, por las 6.000 pesetas que pagaba la productora por jornada de trabajo, según leíamos en las páginas de este periódico. Una vez más, el repaso a la hemeroteca nos permite revivir una historia que este año se recordará a finales de abril en Mirambel, escenario principal de la película Tierra y Libertad, con un gran acto de homenaje al director Ken Loach y a la premiada película que despertó el interés de muchos por los encantos del Maestrazgo turolense.

Era la primavera de 1994 y en el periódico veíamos caras de jóvenes turolenses que, decía el periódico, se habían presentado a la selección de extras por curiosidad y por “ganar algún dinerillo”, aunque algunos de los elegidos no pudieron ser ajenos a la magia del cine y reconocieron que les “encantaría llegar a más”.

Bajo el titular Lo que cuesta ser actor, la noticia publicada el 1 de mayo de 1994 contaba los detalles del casting de la película, del que se sabía que buscaban a jóvenes de entre 18 y 20 años, que interpretaran a campesinos que viajaban en tren, pero la mayor parte a milicianos que se entrenaban en un cuartel para el combate. 

Esas eran las dos primeras escenas de la película que Loach rodaría entre mayo y junio por tierras turolenses. Entonces solo contaban que necesitaban a 15 extras para la escena del tren y 44 para los milicianos, y que compartirían plano con los actores profesionales, del que solo se había desvelado que Ian Hart sería uno de los principales protagonistas.

Las escenas más multitudinarias, apuntaba ya la noticia, se rodarían en Mirambel y los alrededores, de hasta 400 extras. Contaba el periódico que la primera se rodaría el día 9 de aquel mes de mayo, para lo que necesitaron un vagón de tren de 1936 que sería descargado en Jérica y trasladado por la vía de ferrocarril a Teruel.

La segunda escena sería rodada el día 10 de mayo con los 44 milicianos, chicos y chicas, como Ana una joven de 25 años de Fortanete o Patricia de 23, que se había enterado minutos antes del casting porque vivía cerca del centro social donde se celebraba la prueba. Al casting se presentaron 200 jóvenes y de aquel día salieron todos los papeles, excepto el de corneta: De entre los que acudieron sólo uno sabía tocar la corneta, “pero no conozco ningún toque militar”, recogía el periódico de un joven que se despedía para dejar el puesto libre “tal vez el más difícil de encontrar de toda la película”.

En los días siguientes encontrábamos información a cuentagotas en las páginas del periódico, que respondían al interés y la expectación que había levantado el rodaje, lo que contrastaba con la discreción con la que llevaba el rodaje la productora, para evitar la presencia de curiosos en los escenarios de rodaje que pudieran entorpecer las grabaciones.

Así y todo, el 11 de mayo sí pudimos ver una fotografía del rodaje, apenas una fotonoticia en la que podía apreciarse a los extras, caracterizados como campesinos y algún agente, junto al director Ken Loach dando instrucciones. 

En el pie de foto descubríamos el lugar donde se había rodado la escena, el Hogar Comandante Aguado, que se convertía así en un cuartel militar de la guerra civil. Y leíamos bajo aquella imagen: Loach se mostraba ayer (por el 10 de mayo de 1994) nervioso tras los problemas surgidos el primer día de rodaje, el pasado lunes (por el 9 de mayo de 1994), al haberse prolongado la jornada de filmación durante más tiempo de lo previsto. La intención de Loach era rodar unas escenas en el interior de un vagón de tren de la época que les esperaba en Jérica y que debía llegar hacia las cinco de la tarde a Teruel capital. Complicaciones de última hora impidieron cumplir con el plan de rodaje y todas las escenas se filmaron en las proximidades de Caudiel.

Días después nos acercaríamos al rodaje en primera persona, gracias al testimonio de Juan J. Barragán, que contaba en el periódico en un artículo titulado Un día en la vida de Tierra y libertad como había vivido el cine desde dentro.

“Fueron cerca de cinco horas las que desfilamos entre toma y toma, repitiendo algunas hasta ocho veces -creo recordar- sin que al parecer acabaran de satisfacer al director Ken Loach, quien curiosamente trabaja sin un guion fijo e improvisando mucho, con una sola cámara y un escueto equipo de producción, eso si, muy bien conjuntado”. 

El texto muestra de manera muy gráfica la experiencia de este actor, que no puede evitar rememorar las historias de la guerra civil que conocía por su familia: “En esos momentos pensaba en las historias que me cuenta mi abuelo, aunque muy escuetamente y de vez en cuando, que el hombre todavía se aflige un poco al refrescar su memoria de lo mal que lo pasaron”. Y terminaba el texto reconociendo que, además de lo gratificante de la experiencia, se dejaba detalles curiosos pero destacaba el comentario de un “amigo y colega historiador ¡Ay si el comandante Aguado levantara la cabeza!”.

El estreno

Un año después del rodaje, y coincidiendo con el estreno de la película en Barcelona y Madrid, el Cine Maravillas exhibía también la película. Contaba el periódico en la información que recogía el estreno que el Ayuntamiento de Teruel había querido organizar un pase especial de la película en Teruel, contando con algunas de las personas que participaron en el rodaje y alguno de los actores principales. Problemas de trabajo, al encontrarse la actriz Rosana Pastor -coprotagonista de la película junto al británico Ian Hart- rodando en estos momentos otro filme, han impedido hacer hoy (por el 7 de abril de 1995) ese estreno oficial.

Recordaba la información la expectación que había levantado el rodaje, especialmente en Mirambel, donde el equipo técnico ocupó todas las plazas hoteleras del lugar durante las semanas que duró la filmación y contrató a la práctica totalidad de sus habitantes para que figurasen como extras en las escenas del filme.

Ahora, 25 años después de aquel rodaje, el Ayuntamiento de Mirambel y el Gobierno de Aragón, junto al escritor y periodista Mario Ornat, han invitado a volver a recorrer las calles de Mirambel al cineasta y para ello preparan un homenaje al director, la proyección de la película, una exposición y charlas, entre otras actividades que se celebrarán entre el 26 y el 28 de abril.

La intrahistoria, en un libro

El escritor Mario Ornat escribió un libro, Bienvenido Mister Loach, Historia del rodaje de Tierra y Libertad... o de cómo la revolución llegó a Mirambel, que recoge la intrahistoria de aquel rodaje, y que ha servido además como base para la ruta que el municipio ha señalizado con los principales escenarios de la grabación. 

Unas estrellas en forja recuerdan los escenarios que fueron elegidos, ya hace 25 años, porque el tiempo había pasado por ellos, lo que les convertía en un decorado vivo, perfecto y al aire libre, que en la actualidad sigue manteniendo el encanto y la belleza atrapada de otro tiempo.

Ornat cuenta en la publicación que Loach viajó a España buscando escenarios reales del frente de Aragón en Huesca, y al no encontrar nada se desplazó a Morella pasando por el Maestrazgo que le ofreció “lo que buscaba, que era el aislamiento del paisaje que le rodea” y unas calles que “pueden remitir a cualquier tiempo”.

Así lo contaba en un reportaje publicado por este periódico el 13 de marzo de 2017 para hacerse eco de esa ruta por este territorio de cine, firmado por la periodista Mari Cruz Aguilar. En ese reportaje relataba su experiencia uno de los extras locales que adquirieron un protagonismo destacado en el filme por su personalidad. Marcos Morraja, que tenía entonces 18 años y estaba acostumbrado a participar en las obras de teatro del pueblo, se presentó como extra. Pero al director le gustó tanto su cara de inocencia que lo convirtió en un miliciano novato al que le enseñaban a disparar los veteranos. El actor rememora con cariño esos días de rodaje y apunta que le dijeron el texto que tenía que interpretar pero no la forma en que tenía que hacerlo. “Buscaba esa naturalidad”, comenta. 

Recordaba las 5.000 pesetas al día que cobraba, recoge el texto, y que estaba previsto que los extras comieran de bocadillo pero los propios actores reivindicaron que comieran la misma comida de cáterin que ellos. 

El trabajo en la zona no fue solo para los actores sino que también otras personas participaron en el rodaje en otras tareas, como el caso de Mari Carmen Hernández, que trabajo en el vestuario. “No soy modista, pero me gusta coser y en ese momento estaba libre. Durante algunos días estuvimos ayudándoles a llevar todos los trajes” evocaba en el reportaje publicado en 2017.

Un cuarto de siglo después, Mirambel conserva el encanto que enamoró a Loach y ha sabido mimar su patrimonio y darlo a conocer, convirtiéndose en uno de los pueblos más bonitos de España. Algo ha tenido que ver en todo aquello la película del realizador inglés, que defendió entonces que la película era “la historia de una gran esperanza” y de una obra “real que hunde sus raíces en la tierra”.