Hace unos días Twitter se llenó de usuarios que comentaban cuál había sido la primera película que habían visto en el cine. Yo terminé por no unirme porque simple y llanamente no recordaba cuál fue la mía. Sin embargo, me pareció una excusa perfecta para contar en este espacio mis primeras experiencias con el séptimo arte.
Cuando pienso de dónde viene mi pasión por el celuloide, todas señales siempre acaban apuntando hacia mi madre. Ella decidió exponerme a todo tipo de géneros y películas desde que yo era un mocoso, y no limitarse a los títulos supuestamente aptos para mi edad.
De esta manera, acabaron pasando por mis ojos infantiles ‘Cinema Paradiso’, ‘Billy Elliot’, ‘La Ola’, ‘Los Chicos del Coro’ o ‘El Señor Ibrahim y las Flores del Corán’, entre muchas otras. Aunque en su día creí no entender nada, todas esas películas formaron poco a poco mis preferencias y gustos particulares dentro del cine, estando a día de hoy muchas de ellas entre mis favoritas.
Fuera de casa, de mis inicios también guardo con cariño imágenes de la gente de La Linterna Mágica y el Cine Maravillas. De la unión entre ambos, recuerdo cómo me descubrieron, entre muchos otros, a unos tales Segundo de Chomón y Luis Buñuel, quienes además de mis paisanos resultaban ser historia del cine.
Ya por mi propio pie, cuando creía haberlo descubierto todo en este mundillo, aparecía sin previo aviso en mi pantalla ‘Pulp Fiction’ y de golpe descubría como un tarado de apellido Tarantino había cambiado para siempre todo el cine que había visto hasta el momento, y también todo el que me quedaba por ver. Pero no fue la última vez, pues de nuevo sucedía lo msimo cuando me cruzaba con los Eastwood, Winding-Refn, Villeneuve, Kubrick y una innumerable lista de etcéteras.
Así, escribiendo estas líneas me he acabado dando cuenta de que ta