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Gemma Burgos, graduada en Estudios Hispánicos: “La gastronomía se refleja en la tradición de literatura realista que hay en España” Gemma Burgos, graduada en Estudios Hispánicos: “La gastronomía se refleja en la tradición de literatura realista que hay en España”
Gemma Burgos, el pasado martes en la Cámara de Comercio

Gemma Burgos, graduada en Estudios Hispánicos: “La gastronomía se refleja en la tradición de literatura realista que hay en España”

Esta experta ofreció una charla en la Cámara de Comercio titulada ‘Entre el hambre y la abundancia’
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Gemma Burgos, graduada en Estudios Hispánicos y estudiante  del Doctorado en Estudios Hispánicos Avanzados en la Universidad de Valencia, ofreció una charla titulada Entre el hambre y la abundancia, y que fue un recorrido por la gastronomía de la mano de la literatura. El acto se inscribe dentro de la programación del 25º Aniversario de la Escuela de Hostelería de Teruel.

-¿Como surgió esta charla?

-Cuando me propusieron venir y realizar esta charla me dieron total libertad. Pensé que con el panorama tan rico que tenemos, con una tradición de literatura realista muy amplia en España, con la gran documentación que teníamos centrarse solo en una época pues tiene su parte positiva, que se  puede analizar algo de forma muy concreta, pero se podía abarcar desde finales del siglo XV principios del XVI, pre Renacimiento, hasta el siglo XXI y esto permitía ofrecer un panorama que abarcaba la riqueza literaria sobre gastronomía y cómo los autores han sabido transmitir el gusto por la gastronomía, nuestras costumbres y gustos.

-¿Hay alguna época que sea especialmente interesante en esta relación entre literatura y gastronomía?

-Personalmente, me he centrado en la literatura contemporánea pero hay que reconocer que el Siglo de Oro, es muy rico. Hay una tradición muy marcadamente realista. Tenemos las comedias de Lope de Vega, tenemos a Calderón, tenemos El Buscón, de Quevedo, El Lazarillo... Son retratos vivientes de las costumbres de la época, y por tanto también de la gastronomía del momento.

-Estos escritores ¿reflejaban el día a día? ¿eran cronistas de su época?

-Siempre hay una parte de ficción. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de literatura. La parte de ficción bebe de la realidad, del contexto en el que se inserta pero con un punto de exageración, de inventiva y de imaginación, que nos va aportar datos que no siempre serán ficticios que habrá que contrastar con recetarios de la época, con crónicas y documentos oficiales, que nos den la medida de la realidad dentro de la literatura.

-¿Han hecho también  ese trabajo de contraste?

-Un buen trabajo es coger los recetarios de la época. El famosísimo recetario de Motiño, el de Granado, que incluían recetas, preparaciones, platos que incluían un banquete. Pero lo que queda fuera es esa comida más humilde, más cotidiana que no estaba en la mesa de los reyes.

-¿Por eso el título de la charla?

-Sí porque había oscilaciones entre el hambre que nos muestra obras como El Lazarillo o El Buscón y esa abundancia de los banquetes barrocos que nos muestra las novelas decimonónicas. Ya en la literatura contemporánea se reflejan los restaurantes con estrellas y hay otra forma de enfrentarse al hecho de comer como un gusto más que una necesidad. Hay autores como Rafael Chirbes, gastrónomo de profesión, que con su trabajo en la revista Sobremesa, plasma ese conocimiento luego en sus novelas.

-¿De qué época son los recetarios más antiguos?

-Está por ejemplo El Llibre del Coc, primer libro de cocina impreso en la Península Ibérica, en el año 1520 y el que es muy conocido es el libro de Eugenio de Motiño, El arte de cocina y bizcochería, el primer gran libro de recetas, que además tiene instrucciones para los cocineros sobre cómo asear la cocina o da menús completos según la época del año.

-Los cuadros, que usted ha mostrado en la conferencia, también reflejan la gastronomía de cada momento.

-Sobre todo los bodegones son un gran material. En la web del Museo del Prado se pueden encontrar muchas de estas pinturas. He mostrado también el cuadro titulado El gusto, que forma parte de una colección sobre los cinco sentidos. También he traído un cuadro sobre El Quijote, haciendo un discurso ante un grupo de gente que está sentado delante de una mesa con comida.